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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Gloria Ordóñez

Transitar la rebelión

Agua oxigenada, Povidyn, gasas, cremas cicatrizantes, lociones para el crecimiento de barba y lubricante, entre otros productos de salud y estética reposan en la mesita de noche de Emilio.

Es amable, gracioso, hermético, metódico y servicial; se trata de un hombre guayaquileño transgénero, residente en Guayaquil – Ecuador. No consta en las estadísticas de registro nacional de identidad de género transmasculino del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), donde se contabilizan 35 personas hasta el 2012. Al no contar con el apoyo de sus padres, a los 16 años consiguió un empleo para solventar sus gastos e independizarse y, por consiguiente, dejó la universidad por varias razones personales. Inició la terapia de reemplazo hormonal en el 2015 a sus 26 años, con el dinero que logró reunir durante esos 10 años de trabajo.

Emilio es de ese tipo de personas que, si deseas ahondar en ellas, primero hay que remover una tonelada de heridas. Desde el inicio de su transición se ha vuelto más reservado, por eso desde hace seis años no ve a su padre alcohólico por miedo a que la situación empeore; por otro lado, su madre conoce la condición de Emilio y con ella la relación es compleja, a tal punto que continúa tratándolo en género femenino y se avergüenza de él frente a sus amistades y conocidos.

“La falta de apoyo de mi madre se convirtió en mi fortaleza. La ausencia de su guía me produce rabia, indignación y resistencia para seguir en mi lucha, dice Emilio.”

“No hay nada más lindo que rodearse de personas que te acepten con tus pros, tus contras y gustos”, expresa José Luis, amigo de Emilio.

Retrato de Emilio por el Día de la Visibilidad Trans (31 de marzo).

Por la barba abundante y la voz grave pareciera que Emilio no enfrenta situaciones que lo vulnerabilizan. Cuenta que las cicatrices son su trofeo.

“La que tengo en la pelvis fue el dolor más fuerte a nivel físico, con una carga emocional indescriptible porque finalmente desprendía la parte de mí que sentía que no me pertenecía y que me definía como mujer.”

Lo descubro mirando con admiración a su gato siamés Caupí, explica con gracia que se parece a él.

“En general no me gustan los animales, pero Caupí me cautivó con su inocencia, veo en sus ojos ternura, amor y tenemos algo en común y es que no podemos tener hijos biológicos, él está castrado y yo operado.”

Emilio se practicó la mastectomía y la histerectomía; es decir, le extirparon los senos y el útero en su totalidad e inmediatamente inició el tratamiento de aplicación de la testosterona (cada tres meses). Se cortó el cabello y es constante en la utilización de productos para el crecimiento de la barba. No lamenta haber hecho prevalecer sus decisiones, como tampoco lamenta las consecuencias, aunque su madre se sienta la mayor afectada.

“El apoyo fundamental fue, es y será la familia que me ha dado el activismo LGBTI; convivir con mis hermanxs trans, conocer sus vivencias, identificarnos y contribuir para impulsar nuestras metas es algo que me llena el alma, con ellos he aprendido a ser más humano, cuenta Emilio.” 

Respecto a su reemplazo hormonal, Emilio es tratado por una médica argentina quien lleva su historia clínica. La médica también se convirtió en guía para otros jóvenes y niñez trans en Ecuador, como es el caso de Amada, niña trans.

Transitar por el camino de la disidencia y la rebelión le permitió a Emilio encontrarse con Johanny, a quien hoy considera su mejor amigo y quien, también, relata cómo su familia tomó la noticia de su cambio de género:

 “Fue impactante para mis padres, ellos pensaban que era un capricho y les costó mucho asimilarlo. Para mi papá lo más difícil fue cambiar el pronombre pero, cuando se equivocaba, el resto de mi familia lo corregía y, el día que sentí su apoyo completamente fue cuando me llamó “hijo” por primera vez”, confesó Johanny.

En cambio, su madre preocupada, se interesó por conocer y comprender el mundo de Johanny; ya que socialmente las identidades trans han cargado con estereotipos como “la callejización, el trabajo sexual, las enfermedades de transmismión sexual, el consumo problemático de sustancias estupefacientes y sicotrópicas, y más”, manifestó ella. Pero a lo que realmente sobreviven a diario Johanny y Emilio es al escarnio, las preguntas incómodas sobre los genitales, las cirugías, el “nombre real” y las normas impuestas por la sociedad.

A raíz de la transición de Emilio, él palpó la necesidad urgente de la visibilidad de la población transmasculina y de políticas públicas que mejoren la calidad de vida; así nació Valientes de Corazón, una organización que defiende los derechos de las personas trans en el Ecuador que ha logrado incidencia política a nivel local y nacional, registro de género en el sistema del Consejo Nacional Electoral (CNE) en las juntas receptoras del voto, y sigue luchando por lograr atención en materia de salud, inclusión laboral, acceso a una educación integral libre de discriminaciones y en igualdad de condiciones.

Retrato de Emilio Villafuerte, fundador de ‘Valientes de Corazón’, organización por los derechos trans masculinos en Ecuador.

Sin importar las construcciones sociales respecto a lo que es “adecuado” o no en las relaciones de pareja, Emilio se enamoró de Gloria, una mujer feminista.

“Lo que me gustó de ella es que me respeta, se afianzó conmigo aun desconociendo mucho sobre mí y aceptó el desafío de acompañarme incluso en la lucha feminista; con su amor y persistencia consiguió que mis miedos y disforia disminuyan -el odio por mis curvas, mis manos pequeñas y mis genitales-. Me encanta cuando escribe o me corrige la ortografía. Pero, sobre todo, Gloria me permite soñar con una familia, que es lo que siempre he anhelado, comenta Emilio.”

En la búsqueda de un medio de subsistencia, debido a la exclusión familiar, los hombres trans también están expuestos a la explotación sexual, el trabajo sexual como único camino, al abuso sexual y al riesgo de no volver a casa nunca más por transfobia. Hasta el momento no existen investigaciones que expongan las realidades en acceso a salud para personas trans ni cifras actualizadas. Por eso las vivencias personales deben ser narradas para la memoria colectiva, historias que permitan a otros y otras identificarse. El cuerpo de Emilio cambió, pero al volver a casa todo sigue intacto: sus principios (respeto a las diferencias, generosidad, igualdad, libertad), su amor propio y la sensibilidad con la que logra conectar con otros. Como terapia de sanación, tiene guardado un recuerdo exacto de su cuerpo con el que logra llegar a la armonía por todo lo transitado.

“Dejar una huella es necesario en nuestra población, para que las próximas generaciones gocen de un servicio médico de calidad, una vida digna y libre de violencia, finaliza Emilio.”


¹ Disforia: Incomodidad que sienten las personas por su sexo/género asignado al nacer, que difiere de su identidad de género y de las caracteríasticas físicas relacionadas con su sexo.

² Transfobia: La CIDH y OEA insisten en la necesidad de nombrar las agresiones contra personas LGBTIQ+ como delitos basados en prejuicios, porque el odio y la fobia justifican estas expresiones de violencia y no permiten responsabilizar a los culpables.

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Este trabajo es resultado de la primera edición del año 2021 de la Escuela de Comunicación Feminista – La Ortiga, desarrollada por la Revista Digital Feminista La Periódica con el apoyo de Digital Defenders Partnership.


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Autoras

Gloria Ordóñez

Periodista y feminista. Huaquillense residente en Guayaquil. Defensora de los derechos de la mujer y activista por los derechos de la población LGBTI.