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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Red de Acompañamiento en primeros auxilios para víctimas de violencia

Voces sororas que acercan la justicia y transforman realidades

Como acompañantes a víctimas y sobrevivientes de violencia decidimos caminar de la mano y en Red, juntas, desde la ética feminista. Esa ética feminista que hace posible sabernos sostener para continuar contra viento y marea. Esa que es confianza y colectividad. Que es resistencia.

Este trabajo en red, este trabajarnos juntas, nos brinda fuerza para seguir adelante. Nos brinda un soporte sólido para poder descansar, y nos brinda la posibilidad de que emerja la fuerza necesaria. Nos regala el cuidado colectivo con tacto, abrigo, protección y contención. Es un espacio seguro, de mucha ternura y calma. Es fuerza y empatía. Es inspirarnos unas a otras. Es crear juntas, y crear juntas es liberación.

La ética feminista es fuerza, unión, fortaleza y admiración. Permite que juntas podamos levantarnos cuando en la marea de la vida nos vemos hundidas. Es sabernos cuidadas cuidando de los sentires propios y de las demás. Es crear lazos, conexión, hermandad.

La ética feminista es no dejar a nadie afuera, por ello, es trabajar y trabajarnos desde la interseccionalidad. Es la práctica de generar acciones que liberan a otras. Todas en diferentes sectores, de diferentes entornos, reconociendo que la justicia no es de unas pocas, sino de todas. 

Apostamos a este trabajo hermanado, sabiéndonos poderosas en ese colectivizar la conciencia, la confianza y la resistencia. La ética feminista construye un acompañamiento libre de prejuicios, que entiende que cada sobreviviente hace lo que hace como puede. Un acompañamiento sin forzar, respetuoso de los procesos, paciente y que sujeta fuerte la mano. Así, decimos que el acompañamiento es la construcción de redes de apoyo feministas para transformarnos y buscar justicia social.

La ética feminista se manifiesta en nuestro acompañar cuando nos sostenemos unas a otras y nos ayudamos. Cuando encontramos la valentía de mostrarnos vulnerables, y entonces, encontrar el apañe colectivo.

Acompañar con ética feminista es nuestro mayor pilar…

Acompañar con ética feminista es escucha activa y respetuosa, con miras a entender las necesidades y los procesos que atraviesa la sobreviviente. Escucharlas y brindarles las herramientas para su empoderamiento. Es no limitar su habla y su voz. Que nos cuenten cómo se sienten y qué es lo que piensan. Es escuchar para fomentar la autonomía. Dejarle esa semillita de independencia, de autonomía, que en sí misma encuentre la libertad.

Acompañar con ética feminista es empatía, para ponernos en su lugar. Es no interponer nuestras experiencias o realidades personales sobre lo que ella está viviendo, aunque todas hemos vivido algún tipo de violencia, no podemos compararlas. Es tener esa corresponsabilidad en la que nos identificamos con la vivencia de quien acompañamos. Es encontrar soluciones para ella, para su proceso.

Acompañar con ética feminista es entender y atender las necesidades de cada sobreviviente. Es subordinar nuestra solución legal o política o cómo creemos nosotras que tiene que ser el proceso para poner en el centro del proceso la voz de la sobreviviente, sus deseos, sus formas, sus necesidades. Escucharlas para no abstraerlas del proceso. Es no imponer soluciones. No paternalizar ni maternalizar. Es mirar qué es lo que ella quiere antes de pensar qué es lo mejor para ella. Es brindar las herramientas para su propio hacer. Es asimilar y aceptar las soluciones que ella nos puede dar pues es su proceso, no es nuestro. No es lo que nosotras queremos, sino lo que ella en ese momento necesita y ayudarla a analizar su propio contexto y cómo este puede afectar sobre sus decisiones. Es construir una red respetuosa con los tiempos y procesos de cada quien. Es respeto sororo y amoroso. 

Acompañar con ética feminista es diversidad de sentires, de pensares, de haceres. 

Acompañar con ética feminista es interseccionalidad. Frente a una cultura de la denuncia, ampliar el espectro de posibilidades según los contextos, las realidades diversas, las múltiples desigualdades sociales que atraviesan las sobrevivientes. Es entender y atender las distintas realidades que se viven en nuestro país, al reconocer que el sistema judicial es excluyente. Es abrir el abanico de posibilidades y brindar el apoyo de la red sin juzgar. Es también tomar conciencia de que en esta diversidad habemos unas con privilegios. Es trabajar para que todo nuestro accionar sea incluyente. Es mediar en los diferentes escenarios y proponer alternativas que fomenten el cambio social.

Acompañar con ética feminista es responsabilidad y consciencia, porque es necesaria nuestra formación permanente y la construcción de conocimientos propios que garanticen el protagonismo de la dignidad en cada acompañamiento. Es resignificar el servicio de acompañar y ayudar desde la conciencia del saber propio y de los límites personales y colectivos. Es aprendizaje mutuo y continuo. Es un servicio sororo y desinteresado que protege. Es confidencialidad como principio para compartir información hasta donde debo y hasta donde la víctima lo permite. 

Acompañar con ética feminista es cuidado, autocuidado y sororidad. Es manejar nuestros tiempos. Ser soportes unas de las otras, acompañarnos entre acompañantes. Es permitir rompernos, quebrarnos, equivocarnos y pedir ayuda. Es saber que a veces no podemos con todo. Es estar atentas a nuestras necesidades y escuchar nuestros cuerpos. Es reconocer la oportunidad de construir algo diferente a partir de nuestras debilidades y limitaciones. Es la apuesta por colectivizar las vulnerabilidades. Es la sororidad que cuida de la otra con la verdad y la humildad de lo posible, sin falsas expectativas, construyendo espacios seguros. Es autocuidado que empodera y rompe la caja de cristal que las victimiza e inhabilita. Es abrir y transitar juntas el camino de la lucha. Es borrar el papel de salvadoras y colocarnos a su lado en el camino, acompañando. Es procurar estar bien para bien acompañar desde la contención, la protección y el fortalecerlas para aguantar la lucha, resistir en este sistema que maltrata. Es compartir la fuerza, contagiarla, y que no decaigan en la búsqueda de la justicia. Es la posibilidad de construir una sanación colectiva. 

Acompañar con ética feminista es no revictimizar. Es estar alertas y atentas a nuestras prácticas pues muchas veces, por querer ayudar, las sobrevivientes se encuentran repitiendo su propio relato una y otra vez. Es entender que a veces no están listas para repetir su historia. 

Acompañar con ética feminista es confiar, creer y no juzgar como pilar de resarcimiento histórico porque nunca han confiado en lo que decimos, nunca nos han creído y siempre nos han juzgado. Es que nadie dude de la palabra de las víctimas y sobrevivientes. Es entender que creer salva vidas.

Acompañar con ética feminista es resistir al sistema patriarcal. Es resistir y acompañarnos. ¡Ante la violencia machista, resistencia feminista!

Acompañar con ética feminista es trabajar en RED. Es contar con las compañeras que te darán las mejores ideas, las mejores alternativas, las múltiples posibilidades, la mano para sostenerte. Es compartir las experiencias, experticias y conocimientos diversos que encontramos dentro de la red para resolver de mejor manera cada momento en cada acompañamiento a las sobrevivientes, pues no existen fórmulas que se repitan. Es aprovechar los perfiles, los talentos, las experiencias de donde provenimos. Es sabernos diversas y nutridas por ello.

Queremos transformarlo todo, sí, pero sobre todo…

Queremos transformar las realidades de injusticia, porque sabemos que las justicias se viven en plural, y que la dignidad está en nosotras todas, aunque el patriarcado se esmere por hacernos creer lo contrario. Trascendemos la idea de que al acompañar dignificamos vidas, pues al acompañar abrimos las puertas para que las víctimas y sobrevivientes recuerden que son dignas de vivir la vida que desean. 

Queremos acercar la justicia para alcanzar procesos de reparación. Porque abrazamos la reparación integral. Se trata de pedagogizar la justicia y encontrar una pedagogía de las justicias donde las víctimas, sus familias y acompañantes construyen las justicias que necesitan. 

Queremos tocar vidas, ayudar a cambiarlas, que afloren las nuevas oportunidades, la esperanza y la dignidad cotidiana. Acompañar es una nueva oportunidad. 

Queremos amplificar las voces para trascender el legalismo, afirmando que la justicia no se reduce al sistema legal. La justicia es cómo se vive la dignidad, la justicia es sanación también. Que se escuchen las voces de las sobrevivientes de violencia, que se escuchen fuerte, sin dar cabida a ese sistema de justicia que insiste en silenciarlas. Escuchar a las familias e incorporar procesos interdisciplinarios en el acompañamiento. Romper lo establecido, aplaudir las estrategias para empoderarnos juntas para fortalecer nuestras autonomías y alcanzar esa reparación esperada para cada una. 

Queremos que el acompañamiento sea feminista. Que los cuidados se sostengan colectivamente y no nos falten. Que la sociedad se haga cargo de su responsabilidad en la reproducción de la violencia de género. 

Queremos transformarlo todo, sí, desde la sororidad. Las injusticias de realidades diversas, de las que están tan lejos del sistema de justicia, de las que nadie recuerda, de las que no llegan, de las que se quedan atrás. Queremos transformar todo ello acercando las múltiples formas de recuperar la justicia. 

Queremos ser las voces sororas que acercan la justicia y transforman realidades. 

Y así también, juntas cantamos:

¡Resistencia! ¡resistencia!

Solas nunca más

Te doy mi mano

Seré tu escudo

Juntas somos luz

Yo no lucho sola

Sostener justicia sanadora es justicia social

Gritamos por la paz

(Canción Red de Acompañamiento en Primeros Auxilios)

Quito, Ecuador, 18 de febrero de 2022

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Autoras

Red de Acompañamiento en primeros auxilios para víctimas de violencia