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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Nicole Morales

Generaciones de recicladoras que cambian la historia

Juana Iza lleva 50 años trabajando como recicladora de base, recuperando materiales como latas, cartones y vidrios para darles un nuevo uso. Cuando era muy pequeña, heredó el oficio de su madre. Este año (2022) pasó de recoger botellas por su cuenta a alcanzar la presidencia de la Red Nacional de Recicladores de Base de Ecuador (Renarec). 

“Me gusta mi profesión y no la cambiaría por nada. Yo me he de morir reciclando”, afirma Juanita, así le dicen de cariño sus compañeros de la Renarec. 

Son las seis de la tarde. Hace poco cayó una fuerte lluvia en la ciudad de Quito y aún continúa la llovizna. Pero eso no la detiene. 

Viste un enterizo rojo con franjas fosforescentes ubicadas en ambos brazos y piernas. Lleva guantes gruesos color azul. Una mascarilla quirúrgica cubre su rostro, pero deja ver una mirada tierna, llena de energía. 

Su cabello es corto. A un costado se forma un camino de canas que dan una pequeña pista de su edad, 63 años. Aunque su dulce personalidad la hace parecer menor.

Todos los días sale a trabajar para obtener el sustento para su familia. No importa si llueve. Va acompañada de un pequeño carrito con ruedas, con un costal blanco y amplio encima. Así, recorre las calles del sector de Santa Clara, una zona comercial del centro-norte de Quito. Aunque revela que  también desempeña su oficio en varios barrios de la capital, siguiendo el recorrido de los residuos.

Juanita Iza empieza su recorrido por el barrio de Santa Clara antes de que oscurezca. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro

Algunos locales aún tienen sus puertas abiertas, mientras que poco a poco los cubre la noche. Eligió el jueves para hacer su recorrido porque ese día pasa el recolector de la basura municipal y las personas sacan sus bolsas negras a la calle. Ella toma las bolsas, las abre y va sacando el material que se puede reciclar: plásticos, fundas, cartones, botellas de vidrio, papeles, latas, entre otros. 

En el camino, se encuentra con su colega Rosa Coronel, quien aún no se asocia a la Renarec. Por eso, la detiene para decirle que se registre en el primer censo de recicladores del Ecuador y le explica que es una oportunidad histórica para mejorar sus condiciones laborales. El censo se desarrolla desde el 21 de marzo hasta el 30 de mayo de 2022. Rosa anota los datos y promete que se inscribirá. 

Cuando se marcha su colega, Juanita recuerda que pasó casi 35 años de su vida trabajando de forma independiente como su compañera. Ella vendía el material a intermediarios que lo compraban por un valor ínfimo. A eso se suma el costo del transporte, que le salía entre 7 USD y 10 USD. “Casi todo lo que ganaba, se consumía en el pago de carreras de camionetas para llevar el material recopilado”, rememora.

Juanita Iza habla con su colega Rosa Coronel y le pide que se inscriba en el censo. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro

Desde que se asoció, logró conseguir casi tres veces más dinero por la cantidad de material que recopila, pues dice que no es lo mismo entregar en kilogramos que en toneladas. Además, su esposo se compró una camioneta “viejita”, específica Juanita, y esto les ahorra mucho dinero. 

Según el INEC 2020, un reciclador o recicladora de base en Ecuador percibe un ingreso de 84.72 USD al mes. Esto equivale al 33% del salario mínimo vital. Aunque sus ingresos pasaron a 250 USD mensuales desde que se asoció, aún no tiene seguro social, ni atención médica, aunque ya se encuentra en edad para recibir su jubilación. Menciona que por eso es importante registrar a cada persona que recicla en el censo, porque así podrán generar cifras para incidir en la política pública, para acceder a beneficios como el bono de desarrollo económico, educación para sus hijos e hijas, vivienda digna, beneficios de las y los trabajadores, así como registrar particularidades de este grupo.

“Con la información del censo vamos a mejorar la calidad de vida de miles de familias de recicladores que somos en el Ecuador”, indica Juanita.  

Hasta el momento, la Renarec contabilizó a más de 20.000 personas recicladoras a nivel nacional. 75% son mujeres que se encuentran entre los 30 y 65 años de edad. Para Juanita, que sean más mujeres que hombres se explica por la flexibilidad que brinda este trabajo, pues muchas recicladoras son madres y necesitan un horario que se adapte para poder cuidar de sus hijos e hijas. 

“Algunas compañeras salen en la mañana, diga usted que salen a las seis de la mañana hasta las doce o una de la tarde, y tienen la posibilidad de regresar a sus casas y dejar cocinando para sus hijos, porque nosotros hacemos doble trabajo. A parte de que trabajamos reciclando, trabajamos en nuestras casas”, menciona.

Ella se refiere a la ‘triple carga’, que se explica en el texto “Reciclaje sin recicladoras es basura” (2019). Ahí se menciona que las mujeres que buscan insertarse en el trabajo asalariado, no disminuyen su participación en el trabajo doméstico y reproductivo. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica que el 63% del tiempo de las mujeres es invertido directamente en labores no remuneradas. 

“Ha habido compañeras que quieren superarse, salir, pero el impedimento de sus familias, su esposo, que no les apoyaba, o sea es bien difícil el machismo”, relata Juanita mientras saca una botella plástica de una bolsa. “Pero, por ejemplo, hay compañeras que pudieron superarse y tuvieron el apoyo de su marido”, agrega Juanita y cuenta que ella tuvo el soporte de su esposo y sus tres hijos que hoy tienen 35, 40 y 50 años de edad . De hecho, dos de ellos trabajan como recicladores también. 

Alejandra Parra, miembro de la Red de Acción por los derechos Ambientales (RADA) y GAIA Chile, señaló que las recicladoras se enfrentan a otras cargas que agudizan su vulnerabilidad, como la etnia, edad, orientación de género, discapacidades, enfermedades crónicas y transmisibles. 

“Es un trabajo al que acceden las personas que tienen menos opciones laborales y allí las mujeres somos quienes tenemos más reducidas las opciones para encontrar trabajo. Sobre todo, si somos de sectores socioeconómicos de bajos ingresos, de sectores vulnerables. Adicionalmente, las mujeres en Latinoamérica somos quienes tenemos menores niveles de educación formal y todo eso se suma para que terminen siendo las mujeres, en su mayoría, quienes estén en este oficio porque no requiere, por ejemplo, de ser una persona letrada, requiere que estés en las calles, cierto, un oficio altamente precarizado, de bajos ingresos”, resalta la experta. 

En el escrito “Reciclaje sin recicladoras es basura”, Vadana Shiva describe, desde la teoría ecofeminista, la concepción de que la naturaleza es considerada como no productiva. Por lo cual, el reciclaje se relega a la mujer que nuevamente tiene que hacerse cargo del cuidado y la limpieza de la tierra. 

Pese a las adversidades, esta labor es un medio de sustento para aproximadamente cuatro millones de familias en América Latina y el Caribe, según cifras de la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR). “De este trabajo he logrado sacar adelante a mis hijos, a mi familia”, manifiesta Juanita mientras continuamos el recorrido por la calle Jerónimo Carrión, en dirección a la Av. 10 de Agosto. 

Reivindicación de derechos

En 2008, en Cuenca, ocho asociaciones de recicladores de base de diferentes ciudades constituyeron la Renarec. Desde entonces, sumaron 55 organizaciones a nivel nacional y tuvieron apoyo técnico de fundaciones y ONGs que le permitieron capacitarse y resguardarse en momentos como la pandemia. De este modo, trabajan por la inclusión económica y social de las personas que se dedican a esta profesión en todo el país. 

“Ahorita soy la presidenta de la Renarec. Antes, fui cuatro años secretaria, y antes de eso, pertenecí a una organización que se llama ‘Por un Futuro Mejor’, igual de recicladores”, Juanita tiene una larga  trayectoria. Estas organizaciones sociales le permitieron ser parte de la lucha por la reivindicación de derechos del movimiento reciclador. 

Su unión hizo posible llevar a la Asamblea Nacional el Proyecto de la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva. El primer debate se dio en la sesión No. 686 el 03 de diciembre de 2020. El segundo debate se llevó a cabo en la sesión No. 704 el 07 de mayo de 2021. Fue objetada parcialmente por el presidente de la República, Guillermo Lasso, el 10 de junio de 2021, para finalmente ser aprobada el 29 de junio de 2021. La Ley fue publicada en el Registro Oficial el 06 de julio de 2021. 

Esta ley involucra el trabajo de las recicladoras y recicladores de base. De hecho, el 17 de mayo de 2022 Juanita asistió al lanzamiento de la certificación por competencias laborales “Reciclaje de Base”, que forma parte de las disposiciones de dicha normativa. El Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) junto al Ministerio del Trabajo reconocerán la labor de más de 50.000 recicladoras y recicladores con una certificación que avala sus conocimientos y experiencia a través del Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (SECAP).

Díptico: Izq. Las calles mojadas del barrio de Santa Clara. / Der. Juanita Iza habla con una colega recicladora; Rosa Coronel y su esposo empezaron a reciclar en este barrio en medio de la pandemia. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro

Asimismo, la ley exige que el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) efectúe el censo nacional y el registro único de recicladores de base. Durante el IV Encuentro Nacional Basura Cero, que se llevó a cabo en mayo de 2022 en Quito, Claudia Andrade, gerente del Proyecto de Residuos Sólidos y Economía Circular Inclusiva del MAATE, señaló que “es un hito para el Ecuador que hayamos podido levantar esa información de un sector informal”. 

Otro elemento de la ley que apoyará a la labor de las y los recicladores es que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) deberá crear una categoría de afiliación específica para trabajadores autónomos del reciclaje de base. La base presuntiva de aportación será calculada en función de la información socioeconómica del censo de recicladores de base. Del mismo modo, los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) tendrán que priorizar el trabajo con los recicladores de base en los proyectos de gestión integral de residuos sólidos. Es decir, que los escogerán primero como gestores ambientales. 

Mientras, Andrea Lema, miembro de la Alianza Basura Cero, explica que “esta Ley también da paso a la implementación de tecnologías de reciclaje, como: el procesamiento (uso de materias primas alternativas con el objetivo de recuperar energía y recursos), la pirólisis (degradación con calor de una sustancia en ausencia de oxígeno), entre otras; son tecnologías que vuelven, una vez más, a segregar a los recicladores, ya que están reemplazando y muchas veces no los consideran dentro de su cadena de negocio. Entonces, por un lado, la ley intenta hacer incluyente con los recicladores, pero en la práctica también da paso a tecnologías que no son para nada inclusivas con ellos”.

Aunque hay pros y contras en la normativa alcanzada por el movimiento reciclador, su lucha no se detiene y sigue sumando varios logros. En abril de 2022, la vicepresidenta de la Renarec, Elbia Pisuña, fue nombrada como secretaria de comunicación de la Red Latinoamericana y del Caribe de Recicladores (Red LACRE). 

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En lo personal, Juanita accedió a oportunidades con las que nunca había soñado por medio de la organización social. “Solo tengo hasta el sexto grado de estudio, pero yo digo, cuando una se quiere superar, no hay un límite cuando una quiere mejorar, aprender y salir adelante. (…) He tenido muchas capacitaciones que me han servido de mucho apoyo para llegar a donde estoy ahora”, remarca.  

Juanita incluso pudo viajar al exterior. “Representando a los recicladores del Ecuador, me fui a Roma y también, este mes de abril, nos fuimos con mi compañera a Panamá”. Su voz se corta por la emoción de recordar lo mucho que logró en estos años y una pequeña lágrima se desliza por su mejilla mientras continuamos el recorrido buscando nuevas bolsas de basura.

Juanita Iza hace su trabajo y pasa desapercibida en medio de jóvenes que están de fiesta cerca de la zona universitaria. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro

Fernanda Solíz, directora del Área de Salud de la UASB, destaca la labor de las recicladoras de base en una entrevista publicada en la página web de la Alianza Basura Cero, de la cual es miembro activo. “Se trata de mujeres que luchan desde el comunitarismo y la organización, y que en la práctica construyen, en el vertedero a cielo abierto y en el reciclaje a pie de vereda, la utopía del “bien común”, del “otro mundo posible”, dice Solíz.

Ahogarse en basura 

Según el Sistema Nacional de Información Municipal (SNIM) de 2018, en Ecuador se recupera solo entre el 6-8% de los residuos en procesos de reciclaje y el 94% restante es enterrado en rellenos sanitarios, colocado en vertederos controlados y celdas emergentes o es dispuesto en botaderos a cielo abierto, ríos y quebradas. De los residuos generados, el 57% corresponde a residuos orgánicos y el porcentaje restante a residuos inorgánicos. En 2020, la emergencia sociosanitaria derivada de la pandemia por covid-19 provocó un incremento en la generación de residuos en al menos un 25%. 

La cuestión de los residuos es un tema político, cuyo desarrollo está profundamente arraigado a las relaciones de poder, justicia y de gobernanza según indica el libro Ecología Política de la Basura. Agrega que el modelo económico está basado en producir más para consumir más. Es ahí donde la labor de las y los recicladores se convierte en una labor imprescindible. 

Entre el 50% al 85% de los materiales reciclados son recolectados por recicladoras y recicladores de base que trabajan en botaderos a cielo abierto, estaciones de transferencia o en las ciudades en reciclaje a pie de vereda. Aproximadamente, cada recicladora como Juanita recolecta de 1 a 2 toneladas de residuos sólidos urbanos por mes, lo que implica residuos que dejan de ser enterrados y que reingresan al circuito metabólico como materia prima. Esto ahorra a las municipalidades más de 2.5 millones de dólares mensuales. 

Al reducir el enterramiento de residuos sólidos urbanos, las y los recicladores evitan la generación de 18.7 kilotones de CO2 equivalente por mes, y evitan la generación de 1000 piscinas olímpicas de lixiviados (líquido que se desprende de los desechos) por año. A esto se suma la provisión de 40.000 toneladas de materia prima por mes que reingresa al metabolismo de las ciudades. Todos estos datos fueron presentados en la ponencia de Fernanda Solíz durante el IV Encuentro Basura Cero. 

Son casi las 19:00 y continuamos el recorrido que hace Juanita para recuperar la mayor cantidad de residuos reciclables posible. Aunque el material resulta relativamente aseado, Juanita confiesa que “no todo es limpio”. La mayoría de las personas tiran sus desechos mezclados en una misma bolsa. Juanita comenta que esta práctica le ocasionó incluso lesiones. “Cortes. Por ejemplo, botan las botellas rotas, los platos, los vasos rotos y no los envuelven. En el tiempo de pandemia que recién salimos encontrábamos mascarillas, jeringuillas por montones”, revela. 

Nos dirigimos a la casa de una conocida de Juanita, quien le entrega el material separado y limpio. “Ella me sube al segundo piso. Ahí tiene unos tachitos del reciclaje y ella me da. Entonces digo, así que fuera toda la ciudadanía, nos evitaría a nosotros este trabajo imperial, ahí tendríamos un trabajo más digno, más limpio. Porque imagínense estar aquí buscando, aquí y se encuentra horrores”, dice entre risas. Ella comenta que lo más común es encontrar papel higiénico, toallas sanitarias, excrementos de perros. “Nosotros ya estamos enseñados (bromea). Al inicio no usaba los guantes. De niña me ponía una funda y escarbaba”, agrega. 

Juanita nos explica que recibió capacitaciones para cuidar su salud al momento de trabajar. Además, le enseñaron que, al ser una gestora ambiental, debía dejar cerradas y ordenadas las fundas para cuidar la limpieza de la ciudad. “Hay compañeros recicladores que son independientes que no tienen capacitación nada ellos se cogen vienen y abren la funda y le dejan abierta, entonces le decimos que, si cogen y manipulan las fundas, pero dejen tal como está”.

Hay lugares específicos donde conocen a Juanita Iza y le entregan material reciclable separado. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro
Cambio de paradigma

Terminamos el recorrido en la avenida 10 de Agosto. Juanita seguirá un par de calles más y luego se encontrará con su esposo para subir el material a la camioneta. Llevarán todo a su hogar para que se acumule un montón que luego será llevado a la Renarec. 

Aunque es la presidenta, ella sigue reciclando en las calles. A pesar de sus logros, la gente de la ciudad parece no notarla. El ambiente de la ciudad en la noche se muestra hostil y peligroso, pero Juanita menciona que los ladrones no se le acercan porque no tiene nada que le puedan robar. Su labor bordea lo invisible, aunque su impacto en el ambiente es enorme. 

Alejandra Parra explica la importancia que tienen en el ambiente. “Los recicladores de base recuperan efectivamente los materiales que se van a reinsertar en nuevos procesos productivos en reemplazo de materia prima virgen. Es decir, permiten que haya menos presión sobre los recursos naturales (…) que se corten menos árboles, que se sacrifiquen menos animales, que se explote menos el suelo para la extracción de minerales, que se use menos energía en la manufactura de los productos nuevos, que se emitan menos gases de efecto invernadero y por lo tanto se mitigue el calentamiento global por mencionar algunos de los beneficios”. 

Parra añade que este oficio genera, adicionalmente, beneficios sociales: “permiten absorber mano de obra, reducir el desempleo, mejorar los ingresos de millones de familias que viven en situación de vulnerabilidad”.

Díptico: Izq. Las manos de Juanita Iza se protegen con guantes gruesos de los residuos que le pueden causar daño. / Der. En su carrito Juanita organiza por separado los cartones del resto de materiales como botellas y plásticos. Mayo de 2022. Foto: Karen Toro

Desde que Juanita recorría las calles de la ciudad recolectando material reciclado junto a su madre, el reciclaje pasó de ser una labor no valorada a convertirse en una industria pujante en casi todo el mundo. Se calcula que hoy se emplea casi 1 millón y medio de personas y se tratan 600 millones de materiales reciclables cada año, que cubren el 40% de las necesidades globales de materia prima según el Bureau of International Recicling. La facturación anual de todo el mundo es de más de 200 mil millones de dólares equivalentes al PIB de 2019 de Portugal, Grecia o Perú. 

Juanita se marcha entre la oscuridad de la acera, marcada por la lluvia. Su carrito se desvanece mientras avanza y se me viene a la mente una frase que dijo mientras contaba su historia. “Nada es imposible en esta vida. Si tú te decides, si quieres cambiar tu vida, si tienes la fuerza para seguir adelante y si eres perseverante y luchas por lo que tú que eres, por lo que tú deseas, vas a lograrlo, pero si tú no quieres y si no haces algo, nunca vas a llegar nada”.

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Autoras

Nicole Morales

Periodista titulada por la Universidad Católica del Ecuador. En su trayectoria ha tratado temas de género, ambiente y derechos humanos. Trabajó en varios medios de comunicación nacionales. También, es activista por los derechos de las mujeres y la naturaleza.