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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
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Vanessa Morocho: activismo y justicia social

Este texto se construyó con entrevistas realizadas en 2020 cuando Vanessa Morocho aceptó ser parte de una tesis periodística. Es un homenaje póstumo para ella, fundadora del primer colectivo de mujeres lesbianas de Cuenca, Las Raras. Su legado continúa y es parte importante de la lucha histórica del movimiento LGBTI.

“Cuando estás atravesando este proceso piensas que eres la única rara, que no existe nadie más como tú”, dijo Vanessa. El diccionario de la RAE tiene varias definiciones para la palabra rara, entre las más destacadas: “que se comporta de un modo inhabitual, poco común o frecuente, escaso en su clase o especie”.

Vanessa recorrió su infancia, adolescencia y primeros años de juventud tratando de entender su realidad y descubriéndose a sí misma. A los 16 años besó por accidente a su mejor amiga, “para mí ese pico fue como haber visto un castillo con fuegos artificiales y no era ni un beso, era simplemente un pico, pero fue como una señal de que algo pasaba”, confesó.

Ella mantenía relaciones sentimentales con chicas a través de redes sociales. “Hasta los 21 años, toda mi vida fue virtual, yo no conocía a una sola mujer lesbiana aquí en Cuenca”, expresó Vanessa. Fue una etapa de descubrimiento difícil y le tocó atravesarla sola porque no podía contárselo a nadie.

En 2010 ingresó a la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca, desde niña le encantaba dibujar, pintar, y soñaba con ser artista. “Mi mundo cambió, sentía más libertad aunque nadie sabía de mi orientación sexual porque siempre la oculté”, explicó.

Experimentó sus primeros acercamientos físicos con otras mujeres y la atracción por una de sus compañeras. En una ocasión mientras tomaban unas cervezas ella le confesó a Vanessa: “siento que no encajo en el mundo, me siento como un extraterrestre en una película de vaqueros”.

Tiempo después, Vanessa le contó que también se sentía como un extraterrestre, a ambas les gustaban las mujeres. Continuaron conociéndose y mantuvieron un noviazgo por dos años y medio, “esa fue la primera relación oficial, cien por ciento presencial y no virtual”, comentó entre risas.

Lucha colectiva

Vanessa se involucró con el activismo en 2012 cuando acudió a su primer evento sobre diversidad sexual. Ésta fue la primera vez que escuchó las siglas LGBTI y su significado. Conoció a otras mujeres con su misma orientación sexual, como Janeth Peña, activista pionera en la lucha LGBTI. “Fue lo mejor porque comencé a ver gente como yo… cuando vives en una burbuja piensas que eres única o que estás enferma”. Janeth fue fundamental en su proceso de formación y en su vida personal.

En 2013 se unió a la primera organización LGBTI de la ciudad “Verde Equilibrante” dirigida por el activista Jorge Betancourt y en junio de ese año participó con sus pinturas en el festival de arte denominado “Yo Soy Ecuador”, que se celebró en conmemoración del Día del Orgullo LGBTI. 

Para Vanessa sus inicios en el activismo fueron muy emocionantes, “quería ser parte de todo porque había encontrado el espacio en el que me sentía yo, o podía ser yo”. Pero no fue fácil,  tuvo que enfrentar dificultades dentro de los colectivos, como las reuniones que se hacían en lugares que para ella no eran económicamente accesibles. “Decían vamos a tomarnos un cafecito, cuando llegaba era en un lugar lujosísimo y tenía que estar en el susto de sí tenía para pagar”, dijo. Además, muchas veces se sintió invisibilizada por hombres gays.

“Las Raras”

Vanessa y cuatro de sus compañeras crearon el primer colectivo lésbico de Cuenca “Las Raras”. Para ella era necesario tener un espacio seguro y exclusivo para mujeres porque la mayoría de integrantes de las organizaciones LGBTI eran hombres gays. 

No tenían presupuesto, ni un lugar para reunirse. El primer encuentro se realizó un domingo en el Parque “El Paraíso”, acudieron 10 chicas. Continuaron convocándose cada semana hasta que llegaron a ser 40 mujeres que se reunían para contar sus historias, para sostenerse y atravesar juntas el camino de asumirse como lesbianas.

El nombre “Las Raras” surgió luego de varias reuniones, decidieron que el colectivo se llame así como un acto reivindicativo. “Las chicas contaban que la gente les decía: esas son raritas, enfermitas”, dijo Vanessa. Convirtieron un insulto en una designación que tomaron con orgullo. 

Fernanda Collaguazo, amiga de Vanessa, considera que es importante crear espacios de visibilización para mujeres, porque ellas sufren doble o triple discriminación por clase, etnia y orientación sexual. Para ella, el activismo de Vanessa fue desinteresado porque nunca buscó ser reconocida o sacar provecho de los espacios.  “Ella tiene que ser recordada por eso, creo que hay gente que ni sabe de la existencia de “Las Raras” o todo lo que ella ha hecho…hay pioneras en las luchas LGBTI en Cuenca y una de ellas es la Vane”.

Red LGBTI del Azuay

Activistas independientes y organizaciones locales como Cuenca Inclusiva, Verde Equilibrante, Silueta Cuenca y Las Raras, se aglutinaron en la Red LGTBI del Azuay para trabajar en la ‘‘Ordenanza para la Inclusión, el Reconocimiento y Respeto a la Diversidad Sexual y Sexo Genérica en el Cantón Cuenca’.

Vanessa y otras compañeras representaron a su colectivo en este proceso que duró varios años. La ordenanza fue aprobada en primer debate el miércoles 19 de marzo del 2014. Pasaron cerca de dos años para que finalmente se apruebe en segundo debate, el 5 de febrero de 2016.

Para ella era importante que exista una norma legal cantonal, pero cuestionaba que el Municipio no haya socializado esta ordenanza porque las personas LGBTI no la conocen. También creía que era necesario reformarla porque no posee una asignación presupuestal, ni incluye temas como garantías en salud y espacios seguros para lesbianas.

En 2014 Vanessa y Yesenia Castro, con el respaldo de la Red LGBTI, organizaron la primera marcha del Orgullo LGBTI en Cuenca. El recorrido fue por las calles céntricas de la ciudad y finalizó en el Puente Roto. “Jamás nos vamos a olvidar que las mujeres lesbianas sostuvimos la bandera del inicio y abrimos la primera marcha”, recordó Vanessa.

Aceptación y reconocimiento

El activismo salvó a Vanessa, le ayudó a pasar de la incertidumbre a la autoaceptación, la convirtió en una voz reconocida por las mujeres lesbianas de Cuenca. También le permitió conversar sobre su orientación sexual con sus seres queridos.

Logró que su familia la acompañe a una marcha del orgullo. “Mi hermana es alguien que supo salir del huequito en el que estuvo encerrada por un buen tiempo y lo hizo de una buena forma… Fue luchadora, fuerte y por eso la admiro mucho”, dijo Karina.

Para Vanessa la familia era muy importante.  Por eso, en 2018 conformó la suya con su pareja Gladys y sus dos gatos, a quienes consideraba sus hijos. Uno de los momentos más emotivos fue cuando ambas familias se juntaron y sus padres las abrazaron. “Es bonito porque tú sabes que eso es aceptación, eso era lo único que yo quería” comentó.

“La Vane” falleció el martes 13 de abril de 2021 por COVID 19 pero su lucha para visibilizar a “las raras” y pelear por sus derechos la convirtió en un referente. Contar esta historia es construir memoria.

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