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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Carolina Zambrano

Un paro a varias voces

Han transcurrido once días desde que concluyó el paro nacional en Ecuador. Varios sectores sociales convocados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y otras organizaciones protagonizaron el levantamiento que paralizó y estremeció durante 18 días a todo el país, primero desde los territorios propios para luego concentrarse en la ciudad de Quito, la capital, epicentro político, administrativo y cultural del país. Las demandas al Estado que beneficiarán a millones de familias y a la naturaleza esta vez fueron diez. La protesta social y el cansancio colectivo de vivir en el país que se convirtió en el tercero con mayor desigualdad de América Latina dio algunos frutos: la reducción de 0.15 USD a los costos del combustible, reformas al Decreto Ejecutivo 151 en relación a la minería, que incluye: Garantizar el respeto del derecho colectivo a la libertad, a la Consulta Previa e Informada, NO minería en zonas intangibles, arqueológicas, zonas protegidas, territorios ancestrales y fuentes hídricas y la derogación del Decreto Ejecutivo 95 que habría duplicado la producción de petróleo, pero con altos costos para la naturaleza. 

La lucha indígena por la autodeterminación y Buen Vivir ha estado latente desde hace más de 500 años atrás, desde entonces muchas voces se han levantado, unas como forma de resistencia: voces sufrientes, voces firmes, voces convincentes; otras discriminadoras: voces racistas, voces deslegitimadoras, voces ignorantes, voces reticentes, voces conspiranoicas, voces oportunistas, voces traidoras, etc. A propósito, y a pesar de todas ellas la lucha indígena ha desbordado las fronteras identitarias y cada vez somos más lxs que sumamos nuestras manos, habilidades y creatividad para acompañar la lucha social, desde otros lugares, desde sentires compartidos. 

Este ensayo visual busca visibilizar algunas de las voces activas y legítimas que han sido acalladas del discurso criminalizador que desde el Gobierno de Guillermo Lasso y algunos medios oficiales se ha propagado, ignorando el tejido colectivo que sostuvo la movilización, poniendo el cuerpo en las marchas y mostrando el enorme sentido humanitario de solidaridad de la ciudad de Quito.

Las fotografías fueron tejidas con el hilo de chambira que procesan las mujeres amazónicas Waorani en la selva para elaborar sus artesanías, que es una alternativa económica sustentable con la cual ayudan a sostener sus familias.

Rosa Canelos y otras mujeres amazónicas al frente de la marcha #ParenLaMasacre convocada y liderada por varias colectivas y organizaciones de mujeres y disidencias sexo genéricas. Días antes el Gobierno de Lasso y la policía arremetieron en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana durante la Asamblea General del movimiento indígena. En el interior del Ágora se encontraban niñxs y mujeres. Quito, Ecuador, Av América. 25 de junio de 2022. Foto: Carolina Zambrano

Decidí unirme a la protesta social para acompañar a la delegación de mi Pueblo Kichwa Palati Churikuna de Canelos, en la Amazonía. Vine porque sentí que esta lucha era de todos, que dentro de los 10 puntos habían cosas importantes para la Amazonía, como la derogatoria y modificaciones en los decretos 95 y 151 (la ampliación de la frontera petrolera y minera), porque éstas actividades tienen impactos negativos en nuestros territorios, no solo desde la contaminación de nuestros ecosistemas, sino también porque contribuyen a la pérdida de nuestras culturas, generan división y conflictos dentro de las comunidades y familias indígenas. Vine porque no se ha respetado el derecho a la consulta y consentimiento previo, libre e informado, porque, de manera general, nuestros derechos colectivos no se están respetando ni cumpliendo. También vine porque no podía quedarme en casa mientras los compañeros salían hacia Quito, donde yo sabía que hacía mucho frío y que iba a ser muy duro.

Rosa Canelos

Directora de FLORASANA Plantas Medicinales & Productos Naturales de la Amazonía ecuatoriana.

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Una de las hermanas Lauritas. Colegio Miguel del Hierro. Quito, Ecuador. 4 de julio de 2022. Foto: Carolina Zambrano

Soy Digna Erazo, tengo 52 años de edad y 32 años de consagración como misionera Laurita. Mi experiencia misionera ha sido con los pueblos indígenas amazónicos. No es casualidad que apoyemos este paro, lo hemos hecho en otras ocasiones también y en esta ocasión lo hicimos nuevamente renovando nuestra opción preferencial por los pueblos indígenas, marginados, afro, no cristianos, esa es nuestra opción de origen: luchar junto con los indígenas para que sus derechos sean reconocidos. La evangelización, que nosotras como congregación hemos iniciado, es una evangelización integral, con lo cual hoy estamos muy en comunión con el papa Francisco, quien nos expresa que lo espiritual y lo social van íntimamente unido.

Si ha leído los evangelios va a ver claramente que Jesús hace una opción, no excluyente, pero sí preferencial por los más pobres, los marginados, los que en ese momento no existían, los niños, las mujeres. Él toma partido, él no es neutral, por lo tanto, si nosotros seguimos a ese Jesús tenemos que optar como Jesús optó, recuerdo hoy a Cardenal Claudio Humes que tenía muy presente las ‘causas santas’. Las personas no son santas, decía él, pero hay causas que sí lo son. El proyecto de Jesús es que todos tengamos vida y vida en abundancia, si recorremos las comunidades indígenas vemos que no tienen esa vida en abundancia, que están lejos de ese Buen Vivir que ellos dicen o de ese reino de Dios que nosotras proclamamos. 

Nosotras como Lauritas estuvimos apoyando el proceso desde el inicio, no solo en ayuda humanitaria albergando y alimentando a más de mil personas en el Colegio, sino también acompañando el proceso de diálogo y en las marchas. Durante ese tiempo recibimos donaciones de varias congregaciones y redes religiosas que nos apoyaron bastante.

Personalmente decidí apoyar la movilización porque estoy convencida de que la paz sin justicia no existe, es por eso que decidí, ya siendo religiosa, estudiar la carrera de Derecho y luego hacer un posgrado en pueblos indígenas,  Derechos Humanos  y Cooperación Internacional, en donde nos damos cuenta de que el reconocimiento de los derechos de los indígenas es relativamente reciente, sin embargo, para los pueblos indígenas estos derechos en la práctica no existían y por lo tanto es cuestionable la universalidad de los derechos, ahí dijeron: los Derechos Humanos tienen vocación universal pero en realidad no son universales, porque prácticamente siempre tenía la ventaja el que tenía más dinero. Los indígenas siempre fueron maltratados, vistos incluso como seres inferiores y no había quien los defienda; por eso podemos ver en algunas personas como Monseñor Proaño y la fundadora Laura Montoya en Colombia que fueron la voz de los sin voz, sí, antes podíamos decir que fueron “la voz de los sin voz”, ahora no, ahora ellos (el sector indígena) tienen su propia voz, ya no es que nosotros vamos a dar pidiendo algo que les corresponde, son ellos los que reclaman sus justas demandas. El papel actual de nosotras es el acompañamiento a estos justos reclamos, y un aprendizaje de este tiempo es que ​​aún no hemos superado el racismo, que estamos lejos de vivir la interculturalidad.

Digna Erazo

Misionera Laurita

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Banda de Pueblo de Cotopaxi en los exteriores de la Universidad Salesiana. Quito, Ecuador,  28 de junio de 2022. Foto: Carolina Zambrano
Gabriel Tipán en los exteriores de la Universidad Salesiana junto a la Banda de pueblo de Cotopaxi. Quito, Ecuador, 28 de junio de 2022. Foto: Carolina Zambrano

Gabriel Tipán y la Banda de Pueblo de la provincia de Cotopaxi estuvieron los 18 días resistiendo con su tradición ancestral: la música.

Vinimos al paro porque somos indígenas y tenemos el mismo sentir por nuestro pueblo, no vinimos con un fin lucrativo sino a poner nuestras voces musicales en protesta.

Gabriel Tipán

Banda de Pueblo de Cotopaxi

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Autoras

Carolina Zambrano

Fotógrafa documental, educadora y artista visual ecuatoriana. Es miembro del colectivo Fluxus Foto y co-fundadora de “Mujeres Mirando”, un proyecto de mujeres interculturales que reúne miradas de la selva amazónica. Sus intereses y temas rodean la interculturalidad, identidad y ecología.