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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Maria H Barrera-Agarwal

El misterio de María Marconi

— I —

¿De qué modo se ha escrito la historia de las mujeres en América Latina? Como demostré hace ya casi una década con los ejemplos de Dolores Sucre y de Dolores Veintimilla, los recuentos oficiales raramente concuerdan con los hechos. Una vez que se investigan éstos últimos, resulta poco común hallar descripciones o juicios que correspondan a evidencia cierta. Abundan, por el contrario, relatos ficcionales que se reproducen, generación tras generación, como palabra relevada.

En el caso de la madre de Marietta de Veintemilla es simple comprobar ese estándar de fabulación. La primera biografía dedicada a Veintemilla, de autoría de Enrique Garcés, se publicó en 1949.1 Es un texto que responde al modo en que se percibía, a mediados del siglo veinte, la existencia de una intelectual de sexo femenino. En docenas de ocasiones el biógrafo utiliza calificativos relacionados a la apariencia física de Veintemilla; tan solo la palabra ‘belleza’ aparece en veintiséis pasajes. Esa repetitiva evocación concuerda con el tono condescendiente de un texto que raramente establece hechos con apoyo de evidencia. Esa ausencia de bases documentales es particularmente obvia respecto de las circunstancias de su concepción. En el capítulo intitulado “La línea materna”, Garcés presenta así el episodio:

En 1857 actuaba en la ciudad de los Virreyes, Lima, una brillante compañía de ópera que deslumbró a los limeños por la calidad del espectáculo. Una linda mujer, ya de alguna edad y de apellido Ferretti era la dirigente y, parece que se llamó Lucía, nativa de Italia. Esta señora tuvo una hija, nacida también en tierras italianas llamada Marietta Marconi Ferretti. En la época a la que nos referimos Marietta Marconi Ferretti era la primera figura de la compañía de ópera, pese a su juventud.2

El padre, por su parte, es delineado de este modo:

El futuro General José de Veintemilla que por entonces no estaba sino en los treinta y un años, lucía sus fantásticos uniformes militares con una gallardía extraordinaria. Se encontraba en Lima en posición ventajosa ya que era un socio de la Compañía de gas que iniciaba los ensayos del alumbrado público de esa ciudad.3

Y las circunstancias que dará lugar al nacimiento de Veintemilla son descritas así:

La historia está llena, en todos los países del mundo y en todas las épocas, de pasiones intensas entre hermosas mujeres de teatro y figuras masculinas de coturno. Entre José de Veintemilla y Marietta Marconi surgió en la ciudad virreinal una aventura romántica, de contornos dorados.  […] hemos imaginado a nuestro compatriota en la umbrosa alameda de estatus galantes, diciendo la endecha a la incomparablemente bella mujer italiana. Y Marietta Marconi, se rindió al galán. Fuera de la Ley y de la Religión, el amor se desbordó borbotando como torrente que rompe todos los diques.4

Siempre de acuerdo a Garcés, el embarazo resultante ocasiona la fuga de Marconi y de Veintemilla hacia el Ecuador. Marietta nace durante dicho viaje, a bordo de un buque con rumbo a Guayaquil.

— II —

El libro de Garcés fue recibido con encomios. En entusiasta reseña publicada en 1950, Abel Romeo Castillo parafrasea su contenido resaltando “los amores del futuro general José de Veintemilla […] con la joven y bella actriz italiana Marietta Marconi Ferretti”,5 y el cómo la hija de ambos fue “concebida en el altar del amor y fuera de las leyes, nacida en alta mar”.6  Otros se servirían más tarde de la narrativa configurada por Garcés, con copias y paráfrasis; el primero, un oscuro neurólogo argentino, de nombre Marcos Victoria, quien, en 1951, publicaría un artículo intitulado “Marietta de Veintemilla, dictadora y generalita”, en México.7 Le seguiría el escritor colombiano Germán Arciniegas, quien, en 1961, incluirá un ensayo sobre Veintemilla en el segundo volumen de su América mágica, también ensamblado a base del material de Garcés:8

Había llegado a Lima una compañía de ópera italiana, y en la ciudad cortesana de inevitables recuerdos virreinales solo se hablaba de la Sonámbula, de don Giovanni, de Lucía de Lammermoor. Era la compañía de Ferretti, y la voz más pura, la carne más fresca, la diva de los veinte años, que volvía locos a los jóvenes del Perú, se llamaba Marietta Marconi Ferretti. [Veintemilla] pensó: “Esta batalla me la gano yo”. Fue en efecto su gran batalla. La pobre Marietta no pudo resistir el despliegue militar que la asedió entre bastidores. El ataque fue de escuela militar y de ópera viva. Al final de la batalla Marietta reveló al general el alcance de su victoria, que él mismo no había previsto: “Voy a ser madre”. Frente a los dos combatientes no quedaba sino un camino para atenuar el escándalo: el rapto y la fuga.9

El cómo Arciniegas describe a Marconi —“la carne más fresca”— da la medida del tipo de producto que ofrece a sus lectores. El mismo tipo de misoginia se halla en el trabajo del ecuatoriano Ricardo Márquez, que en un injurioso libro sobre Dolores Veintimilla no duda en incluir una sección sobre Marietta de Veintemilla, en la que cita y recicla el texto de Garcés, con característica hipérbole:

El General Veintemilla [sic] al [conocer a Marconi] se cautivó de tal deidad y así otros de la aristocracia limeña, que deliraban por tan hermosa cantatriz, pero la suerte de Cupido le favoreció al gallardo General Veintemilla, que frisaba en 31 años de edad y la artista tímida e inocente se doblegó al galán10 […] La sociedad limeña se percató de los furtivos idilios, Veintemilla-Marconi, y de lo que la maledicencia propendieron en la seductora faz de la artista; entonces la romántica pareja determinó salir a hurtadillas de Lima, al silencio del manto de la noche11

— III —

Durante el siglo veinte, tan solo el intelectual ecuatoriano Gonzalo Humberto Mata hubo de contender con los yerros de Garcés. A diferencia de otros biógrafos y de no pocos historiadores, Mata tenía por costumbre sustentar sus trabajos con evidencia documental. En 1968, en su monumental biografía novelada, Dolores Veintimilla12 asesinada, Mata denunciaría errores de Garcés respecto de la poeta, incluyendo el atribuirle como padre al general Ignacio de Veintemilla. En 1976, con similar propósito, incluiría en una reedición un documento inédito, a él facilitado por el genealogista Pedro Robles y Chambers: la copia de la dispensa de matrimonio solicitada por José de Veintemilla.13

La copia de la dispensa establecía el segundo apellido de Marconi como ‘Missearelli’ en lugar de ‘Ferretti’. Además, el matrimonio no se daba al final de una supuesta fuga, con ambos novios presentes en el Ecuador, sino en virtud de un poder encontrándose Veintemilla en Lima y Marconi en Guayaquil. Los contrayentes tenían veintinueve y dieciocho años, respectivamente, y no treintaiuno y veinte. De la fecha misma de la dispensa –2 de mayo de 1857— se confirmaba, finalmente, que el encuentro entre Marconi y Veintemilla no podía haber ocurrido en ese año.

Las revelaciones de Mata no afectaron en lo absoluto la prevalencia de la narrativa de Garcés en todo tipo de publicaciones sobre Veintemilla. En 2003, el genealogista Fernando Jurado, en su libro Los Veintemilla en la sierra centro norte del Ecuador y en Lima,14 continuaría a citarlo a pesar de admitir que no podía considerársele como fuente confiable. Incluiría además las correcciones de Mata, sin mencionarlo, anotando como origen de la dispensa el archivo Robles y Chambers. Añadiría como primicia una copia de la partida de bautismo de Veintemilla, aportada por el genealogista peruano Enrique Delucci Pereira, y un detalle sobre la madre de Veintemilla del que no se establece fuente alguna:

la gran artista María Marconi Misiarelli, nacida en Roma en 1839 y que apenas contaba con 16 años, había llegado poco tiempo antes -en el mismo año [de 1855]- como profesora de canto y piano y se anunció por la prensa limeña para dar lecciones por “un método enteramente nuevo a particulares y en colegios”15

Los datos de llegada y de las clases ofrecidas por Marconi le fueron probablemente ofrecidos por Delucci Pereira u otro genealogista peruano, puesto que están tomados directamente de una publicación efectuada en 1949, en Lima. Ese año, el musicólogo y compositor argentino Rodolfo Barbacci publicaba un estudio intitulado “Apuntes para un diccionario biográfico musical peruano”.16 En el mismo, la entrada sobre Marconi detalla lo siguiente:17

[Transcripción: “MARCONI MICCIARELLI, MARIA: Profesora de piano y canto, italiana, que, proveniente de Milán llegó a Lima en octubre de 1855 y se anunció para dar lecciones por un “método enteramente nuevo”, a particulares y en colegios.”]

El trabajo de Barbacci incluye además una entrada sobre la madre de Marconi:18

[T.: “MICCIARELLI, LUCRECIA: Soprano “absoluta” de la compañía de ópera que llegó a Lima a fines de marzo de 1848 para el Teatro Principal. Actuó con éxito durante toda la temporada.”]

Nótese cómo Barbacci establece el apellido materno, Micciarelli, en lugar de ‘Ferretti’, ‘Misearelli’ o ‘Misiarelli’. Es evidente de ello que labora con fuentes documentales contemporáneas a los hechos y, particularmente, notas y anuncios de la prensa peruana del siglo diecinueve. Evidencia a la que ninguno de los comentadores sobre Veintemilla y Marconi —Garcés, Arciniegas o Jurado— acudieron jamás.

— IV —

En manos de Garcés y de sus sucesores, la historia de María Marconi es una anécdota romántica en la que se asume el consentimiento mutuo, si bien centrado en la indispensable dominación marcial de José de Veintemilla. Ninguna intimidación se considera dable respecto del caso. La anuencia de Marconi se acepta como un hecho implícito. A su imagen de participante indulgente y sumisa se contrapone la presunta gallardía irresistible de Veintemilla, de cuya intencionalidad afectiva nadie duda. La posibilidad de una abducción violenta es totalmente impensable.

Es poco común el poder desvirtuar este tipo de narrativas en base a datos comprobables. En el caso de María Marconi, empero, esos datos existen y permiten reconstruir una historia que corre contraria a la anécdota. En lugar de ponderaciones románticas, aparecen entonces motivos políticos. Al arquetipo de la artista enamorada de un militar, le sucede una realidad de odios potenciados por antiguas rivalidades. Y, finalmente, la idea de un rapto consensual, de motivos recíprocamente afectuosos, se ve reemplazada por la probabilidad de una abducción ejecutada como punición y como venganza.

El contexto en que la abducción de Marconi ocurre es el Perú de 1855. Una miríada de emigrados de diversos orígenes habita el país. De entre ellos se destacan los representantes de dos facciones ecuatorianas de opuestas visiones, aquella de Gabriel García Moreno y la de Juan José Flores. García Moreno ha arribado como exiliado en 1853. Lo han acompañado al exilio Rafael Pólit y Rafael Carvajal, y ya en el Perú formará vínculos firmes con otros ecuatorianos, incluyendo a sus parientes políticos, Ignacio y José de Veintemilla.

García Moreno partirá con destino a Francia en abril de 1855. Pocas semanas antes, ha arribado al Perú el general Juan José Flores. Su llegada desata una crisis diplomática, al contar con la anuencia del presidente peruano Ramón Castilla. Desde su defenestración en 1845, Flores no ha cesado de crear complots para retornar al poder, incluyendo una fallida expedición con los auspicios de la corona española. Durante esa década, los diarios e imprentas del continente han sido espacio constante de polémica entre sus partidarios y sus enemigos. 

Mucho antes de que Flores desembarque en el Perú, la prensa de ese país publicaba regularmente contenido a su respecto. El diario limeño El Comercio, en particular, editará docenas de cartas, comunicados y artículos, en pro y en contra del general, de su facción y de sus partidarios. La mayor parte de esos textos eran anónimos; otros se publicaban bajo pseudónimos recurrentes. De entre estos últimos se destacaba un persistente pro-floreano, quien se presentaba como ciudadano peruano y se identificaba como ‘Catón’. En enero de 1855, un artículo firmado por Catón atacaba, sin mencionar nombres, a un emigrado que vivía y medraba en el Perú, solicitando que se le revocara el asilo. Daba de este personaje detalles específicos, entre los cuales se hallaba el que el mismo hubiese obtenido la contrata del alumbrado público:19

[T.: “y hasta en la cocina del palacio, la ambición desmesurada de este hombre funesto, no encontraba límites: de todo sacaba partido, porque el Gobierno lo apoyaba con toda la fuerza de que se hallaba revestido: dígalo si no, la onerosísima contrata del alumbrado público;”.]

Catón denunciaba ese y otros tratos, obtenidos con el beneplácito del gobierno peruano. Ante los mismos, solicitaba justicia:20

[T.: “Si estos no son delitos de estado, tal vez sean delitos contra la humanidad, que es mucho peor; tal vez lo sean contra el Tesoro Público, y en este caso no deben quedar impunes, si es que se trata de la regeneración de nuestra amada patria y de extirpar, una vez para siempre, la inmoralidad y corrupción.”]

¿Quién era el emigrado que suscitaba tales alegatos? Su nombre no podía ser ignorado por los lectores de El Comercio. Era notorio por entonces que José de Veintemilla había obtenido la contrata del alumbrado público de Lima. Al momento en que Catón escribía su denuncia era también de conocimiento público que, el 2 de diciembre de 1854, el gobernador de El Callao había concedido a Veintemilla otra contrata, la del alumbrado público de esa ciudad, sin que mediase para ello subasta pública de ofertas. El escándalo subsiguiente causaría la intervención de las autoridades del ramo, quienes cancelarían el contrato y determinarían la necesidad de una subasta, reservando empero apropiada compensación y continuidad para Veintemilla hasta que la misma se diese.21

— V —

Las diatribas de Catón no se limitaban a ataques personales. Su floreanismo se ocupaba en impulsar, abierta o subrepticiamente, el sueño de Flores de irrumpir militarmente en el Ecuador. Así, en un texto publicado el 14 de noviembre de 1855, incitará directamente a una campaña en tal sentido:22

[T.: “¿En qué piensa pues la Convención? Para declarar la guerra tenemos sobradas razones de conveniencia y de justicia; para hacerla con buen éxito nos sobran elementos. Semejante guerra además no entorpecerá la marcha administrativa del Estado por que se hará en territorio enemigo. Dos vapores en el río Guayaquil y tres mil hombres en Quijos, donde entrarán con armas a discreción calculamos que serán fuerzas suficientes para hacer entrar en razón a los ecuatorianos y recobrar la parte de territorio que nos pertenece.”]

A ese texto responderá uno de los aliados de García Moreno, Rafael Pólit. Pólit ha permanecido en el Perú, afincándose en Lima. Como la mayor parte de polemistas de la época, no utiliza su nombre en sus escritos —las denuncias de sus contendores habrán de tornar pública su autoría, eventualmente—. El 20 de noviembre de 1855, Pólit publica en El Comercio un artículo firmado con la expresión ‘Unos ecuatorianos’. No es la más virulenta de las notas, pero su tono es ácido en extremo:23

[T.: “Sin patria, sin nombre, sin procedencia que alegar, buscan seudónimos que acomodarse para dar alguna autoridad a sus palabras; se ponen máscara a guisa de bandoleros porque no pueden presentar el rostro limpio, y han creído que la careta de Catón era la más aparente para fascinar a los hombres de bien y aún constreñir al Gobierno del General Castilla a que coadyuve a realizar sus proditorias miras. Pero se engañan miserablemente, el General Castilla tiene civismo y virtudes republicanas y no prestará su hombro para que otros escalen el poder.”]

A este artículo le responderá otro, de muy distinta naturaleza, ocho días más tarde.24 El autor será Juan José Flores Jijón, el hijo mayor de Flores. El texto se intitula “Al público” y cuenta una conversación con Rafael Pólit, a quien ha visitado para informarle que es de su interés iniciar una acción judicial contra el autor anónimo del artículo injurioso publicado el 20 de noviembre. Poco más tarde, Flores Jijón obtiene de una autoridad competente la información necesaria para determinar que el autor es el propio Pólit. Buscando satisfacción, visita a Pólit de nuevo, sin armas e incluso sin su bastón, pidiéndole firme una disculpa. Pólit se niega y Flores abandona su morada.

Del tenor del texto de Flores Jijón, y de un artículo adicional, firmado por ‘Un ecuatoriano’,25 que lo resume, se colige que Pólit acudió entonces a las autoridades de Lima, clamando haber sido agredido por Flores y, posiblemente, por otras personas. Para desvirtuar tal narrativa, Flores ha solicitado una certificación a una persona que ha sido testigo de los hechos. Una persona que lleva por nombre María Marconi y Micciarelli. Es altamente probable que la certificación fuese incluida en el proceso legal. Flores, sin embargo, va más allá y hace imprimir su pedido y la respuesta de Marconi como documentos probatorios, adjuntos a su artículo:26

[T.: “Señorita Da. Maria Marconi y Micciareli. Lima, Noviembre 24 de 1855. Mi apreciada señorita: Sírvase U. decirme a continuación de esta carta, si es cierto que U. me vió entrar ayer, al medio-día, a la casa del Sr. Pólit, que está al frente e inmediata a la U. y exprese si lo verifiqué solo sin llevar en mi compañía a ninguna persona, y si salí de la anunciada pieza del mismo modo. Con distinguido aprecio me suscribo su atento y S.S. Juan José Flores [hijo] – Señor Flores: En honor de la verdad digo, que he visto entrar a U. solo y salir un momento después solo sin ninguna persona que lo acompañara. Esto es cuanto puedo decir. Maria Marconi.”]

El otorgamiento y publicación de una certificación tal no es común en lo absoluto. Marconi, una muchacha de dieciséis años, ha desembarcado en Lima pocas semanas antes. Así lo afirma el 15 de octubre, en el primero de los anuncios que publicará en El Comercio, ofreciendo lecciones de pianoforte y canto. Incluirán los mismos su dirección —calle de Concha No. 144, en los altos—. Su voluntad de abrirse paso como profesora es evidente, puesto que el anuncio se publica varias veces durante el mes de octubre, siempre en la primera página del diario:27

[T.: “PIANO Y CANTO – La señorita Maria Marconi y Micciarelli recientemente llegada de Milán ofrece sus servicios a las señoritas de Lima como profesora de piano-forte y de Canto por un método enteramente nuevo. Las personas que quieran ocuparla pueden dirigirse a la calle de Concha No. 144 en los altos en donde la encontrarán siempre a su disposición. ADVERTENCIA – Se ofrece también para dar lecciones en los colegios.”]

Si bien la familia de Marconi ha habitado en Lima anteriormente28 es poco probable que María estuviese enterada de la complejidad de las interacciones entre las facciones representadas por Flores y Pólit. Con su respuesta a Flores, simple y directa, se hallará en medio de una controversia de gravedad extrema. Cuán acendrados son los odios que se manifiestan de esas polémicas puede percibirse de otro texto publicado junto con el comunicado de Flores, el 23 de noviembre, intitulado “Ecuador. Sr. Rafael Pólit” y firmado por ‘Unos ecuatorianos’; su tono es frontalmente amenazante, no solo para con Pólit sino también para con su familia:29

[T.: “ECUADOR. Sr. Rafael Pólit. Si U. se jacta de ser amigo de su patria, nosotros también lo somos de la nuestra que es la de U, el Ecuador; pero no somos injustos para imputar al general Flores lo que no ha escrito y ha desaprobado. Nosotros somos sus amigos, y no en poco número, porque él fundó la nacionalidad del Ecuador y la defendió con su espada cuando U. estaba en faldetas. Tanto por esto, como porque allí ha nacido su familia numerosa y tiene sus propiedades conocidas debe interesarse más por el bien del país que U. a quien nada debe este. Nosotros somos muchos, y U. uno, con lo que le decimos bastante. Unos Ecuatorianos.”]

El texto de Flores con la carta de Marconi y los dos artículos firmados con pseudónimos se publican el 23 de noviembre de 1855. El 27 de noviembre, Rafael Pólit publica una larga respuesta, también en El Comercio. Niega en ella todo lo dicho por Flores, proveyendo su versión de los hechos. Rebate también el testimonio de Marconi, llamándola su amiga y arguyendo que la misma no conocía los hechos. En su descargo, cita a su vez los testimonios de cuatro hombres, presentes fuera de sus habitaciones al momento de la confrontación con Flores —Broadbent, Schonert, Cárdenas y Veintemilla, quienes también fueron informados de la presencia de hombres de Flores durante su visita—:30

[T.: “Aquí debo añadir que es cierto que el primeramente entró solo a mi habitación, pero la retaguardia la dejó bien asegurada, esperando en el segundo y primer piso de la grada un negro y otras personas más, como que era un asalto dispuesto por un general ducho en este género de estrategias. Es verdad también que yo no vi a los socios del primogénito, sino que los criados de la casa me refirieron después, y testigos son los señores Broadbent, Sohoner, Cárdenas y Veentimilla, [sic] hombres de probidad irrecusable, que oyeron lo mismo de boca de los indicados domésticos: puede el Dr. Flores evacuar las citas.”]

En algún momento de las dos semanas siguientes, Marconi es raptada por ese testigo final de Pólit, José de Veintemilla. Ningún otro anuncio ofreciendo lecciones de pianoforte o de canto será publicado luego de la abducción. Ninguna evidencia de que la muchacha, que en octubre se entusiasmaba en tal ocupación, prosiguiese con su intención original. Su hija, María Rosario Veintemilla, conocida luego como Marietta, nacerá, de acuerdo a su partida de bautismo, nueve meses después de una concepción acaecida en diciembre. De acuerdo a la nomenclatura canónica, será hija natural, pues los padres no han contraído matrimonio al momento de su nacimiento. La madrina es Carmen Alcázar de Aizcorbe, pariente de Gabriel García Moreno, y el padrino Guillermo Broadbent, otro de los testigos de Pólit:31

[T.: “María Rosario Veintemilla. En la ciudad de Lima Capital de la República del Perú, a veintidós de noviembre de mil ochocientos cincuentaiseis: El Presbítero D. Joaquin Chiriboga Ex licentia parochi, En esta Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Vice parroquia de la santa Iglesia Catedral, exorcizó, bautizó solemnemente, puso óleo y chrisma a María Rosario de dos meses, es hija natural de D. José Veintemilla y de Da. María Marconi. Fueron sus Padrinos Da. Carmen Alcázer de Aiscorbe y D. Guillermo Broadbent. Testigos D. Manuel Gómez y D. Manuel Flor de que certifica Nicolás Carmelino”.]

Sobre Marconi, existe evidencia de al menos dos viajes entre Lima y Guayaquil, dos de ellos sin fecha o acompañante cierto y el tercero en compañía de Veintemilla. El primero puede colegirse de la copia de la dispensa de matrimonio en el archivo Robles y Chambers, que indica que Marconi se hallaba en Guayaquil el 16 de abril de 1857, lo que sugiere un viaje desde Lima entre el día del bautizo de Marietta —22 de noviembre de 1856— y esa fecha. El segundo viaje, entre Guayaquil y Lima, debió darse entre abril de 1857 y noviembre de 1858. El tercer viaje está documentado por una nota que aparece en El Comercio, de Lima: el 29 de noviembre de 1858, conforme a la cual “J. de Veintemilla y señora” salen con rumbo a Guayaquil:32

[T.: “Para Guayaquil— Don S. A. D. Gonzales, señor Ango (…) Don S. R. Marie, Don J. de Veintemilla y señora, Don H. de la (…)”.]

De la vida de José de Veintemilla quedarán, en los años subsiguientes, variados ejemplos de barbarie al servicio de su facción. De entre ellos, el más determinante será la flagelación del periodista Miguel V. Sorroza acaecida el 19 marzo de 1864, mientras Veintemilla fungía como comandante militar de la Provincia de Guayaquil. El escándalo resultante llevaría a su benefactor, el entonces presidente de la República, Gabriel García Moreno a destituirlo. Transformado en enemigo de García Moreno, Veintemilla habría de morir intentando defenestrarlo, en marzo de 1869. De la breve y trágica vida de María Marconi y Micciarelli nada se conoce luego de 1858, más allá de la tradición de que murió en algún momento de la infancia de Marietta, su hija.

Notas:
  1.  Garcés, Enrique, Marietta De Veintemilla (Quito: Casa De La Cultura Ecuatoriana, 1949).
  2.  Ibid., p. 35.
  3. Idem.
  4. Ibid., pp. 35-36.
  5.  Castillo, Abel Romeo, “Garcés, Enrique: Marietta de Veintemilla.”, Revista de Historia de América, n.º 30 (1950), p. 91.
  6. Idem.
  7.  Victoria, Marcos, “Marietta de Veintemilla, dictadora y generalita”, Cuadernos Americanos, n.º 3 (1951), Vol. 10, p. 198. México. Debe anotarse que Marcos Victoria sería eventualmente desenmascarado como pedófilo y violador por Tabita Peralta Lugones. Vid., Peralta Lugones, Tabita, Retrato de familia (Buenos Aires: Emecé, 2009).
  8.  Arciniegas, Germán, América mágica; Las mujeres y las horas (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1961).
  9. Ibid., p. 143.
  10.  Márquez T., Ricardo, La Safo ecuatoriana, Dolores Veintemilla Carrión de Galindo: estudio histórico-literario (Cuenca: Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Azuay, 1968), p. 239.
  11. Ibid., p. 240.
  12.  Mata, Gonzalo Humberto, Dolores Veintimilla, asesinada (Cuenca: Editorial Biblioteca “Cénit”, 1968), p. XXI.
  13.  Mata, Gonzalo Humberto, Dolores Veintimilla, asesinada, (Cuenca: Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay), p. 31. 
  14.  Jurado, Fernando. Los Veintemilla en la sierra centro norte del Ecuador y en Lima (Quito: Sociedad de Amigos de la Genealogía, 2003). 
  15. Ibid., p. 141.
  16.  Barbacci, Rodolfo, “Apuntes para un diccionario biográfico musical peruano”, El Fénix. Revista de la Biblioteca Nacional, Lima, n.º 6 (1949): p. 472.
  17. Idem.
  18. Ibid., p. 476.
  19.  Catón, “Extractos del Derecho de Gentes, por Bello”, El Comercio [Lima], 20 de enero de 1855, p. 6. Transcripción: 
  20. Idem.
  21. Vid., Oviedo, Juan. Colección de leyes, decretos y ordenes publicadas en el Perú desde el año de 1821 hasta 31 de diciembre de 1859: reimpresa por orden de materias. Editado por Felipe Bailly (Lima: Ministerio de Beneficencia, Instrucción Pública y Justicia, 1872), pp. 159-160.
  22.  Catón, “Ecuador”, El Comercio [Lima], 14 de noviembre de 1855, p. 5.
  23.  Unos ecuatorianos, “Ecuador”, El Comercio [Lima], 20 de noviembre de 1855, p. 6. 
  24.  Flores Jijón, Juan José, “Al público”, El Comercio [Lima], 23 de noviembre de 1855, p. 4.
  25.  “Un ecuatoriano”, “Ecuador”, El Comercio [Lima], 23 de noviembre de 1855, p. 4.
  26.  Flores Jijón, Juan José, “Al público”, El Comercio [Lima], 23 de noviembre de 1855, p. 4.
  27.  “Piano y canto”, El Comercio [Lima], 15 de octubre de 1855, p. 1. 
  28.  Al respecto, vid., Barrera-Agarwal, M. H., “Antonio Neumane en Lima”, El Comercio [Quito], 26 de septiembre de 2020. Disponible en: https://www.elcomercio.com/actualidad/cultura/antonio-neumane-himno-nacional-lima.html
  29.  Unos ecuatorianos, “Ecuador. Sr. Rafael Pólit”, El Comercio [Lima], 23 de noviembre de 1855, p. 5.
  30.  Pólit, Rafael, “Flores y su primogénito”, El Comercio [Lima], 27 de noviembre de 1855, p. 2. 
  31.  Partida de bautismo de María Rosario Veintemilla Marconi. Iglesia Catedral de Lima, 22 de noviembre de 1856. En Peru Catholic Church Records – FamilySearch Historical Records. 
  32.  “Salidas”, El Comercio [Lima], 29 de noviembre de 1858, p 2.
*Nota sobre la obra intervenida:

El rapto de Proserpina, es una obra de Rubens fechada en 1636-1637. En ella se observa un pasaje de la mitología romana donde Proserpina es raptada por Plutón. Minerva, Venus y Diana intentan resistir al rapto pero no lo logran. 

En similitud con la falsa historia sobre María Marconi el mito dice que el rapto y violación por parte de Plutón a Proserpina dio como fruto “el amor”.

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Autoras

Maria H Barrera-Agarwal

Abogada, escritora y traductora. Ha publicado ocho libros de ensayos de temas históricos y culturales, incluyendo el más reciente Disquisiciones (SurEditores, 2022). Es miembro de la Academia Nacional de Historia (Ecuador), del India International Centre (India) y de Pen America (Estados Unidos). En 2010, recibió el Premio Nacional Aurelio Espinosa Pólit.