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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Liz Zhingri

Un remedo de monarca bananero

Portada: Flota policial frente al hemiciclo del Parque Calderón. Al fondo las banderas de los países integrantes de la Cumbre cuyos mandatarios estuvieron ausentes, a excepción de Portugal. Cuenca – Ecuador. 15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

Voy a escribir esto porque hay mucho qué decir y para que en un futuro, cuando la gente se pregunte si no nos dimos cuenta del bulo con el cual nos privatizaron la vida, podamos decir que sí, que intentamos advertirlo. Si la maquinaria electoral publicitaria gana el relato, perderemos todxs. 

Existe un cuento infantil titulado “El traje nuevo del Emperador”, escrito por Hans Christian Andersen. En la trama, el monarca vanidoso de un pueblo es estafado por dos hombres que le prometen fabricar un traje nuevo con un textil exclusivo que “sólo las personas inteligentes” pueden ver. Entonces, los estafadores montan un taller a donde el gobernante enviaba a sus mejores asesores con tal de conseguir informes sobre el avance del traje y al mismo tiempo, poner “a prueba” su inteligencia; para no quedar mal, absolutamente todos los cortesanos afirmaban ver la belleza del textil, incluso garantizaban la calidad de sus hilos, fingían —al igual que los estafadores— tocar la suavidad de la tela. Finalmente, se organizó un desfile impresionante para que el rey modelara frente a la población su nueva ropa. Es así como el hombre, usando únicamente su corona, avanzó por las calles de su pueblo. Iba terminando su recorrido cuando, en medio de una multitud silenciosa y avergonzada por “no ser lo suficientemente lista” para ver el famoso traje, un niño gritó que en realidad el monarca iba desnudo. Al verse descubierto, éste regresó a su castillo y premió al niño por su honestidad con un juego de cubiertos.Si este cuento fuera escrito de cara a la actualidad ecuatoriana, el traje nuevo del Emperador sería aquella cosa invisible que hoy llamamos “El Nuevo Ecuador”. Los hombres “más inteligentes” de este país afirman verlo y se sienten poderosos al ser parte del pequeño círculo noble que puede acceder a los talleres donde se fabrica. “El Nuevo Ecuador”, así como el traje nuevo, son dos elementos que provocan serias confusiones a quienes lo miran; y, tal como en el cuento, existe un rey que camina orgulloso por todas partes portando una legitimidad construida entre los suyos. El traje nuevo es el país que no existe, la luz que no hay, el agua evaporada de los ríos, los páramos que se queman, el aire que no se puede respirar; el traje nuevo es el proyecto político que, agarrándose de un discurso bélico, logra legitimarse como existente.

Personal de seguridad privada custodia el ingreso y salida de personas y vehículos en la Calle Larga durante el desarrollo de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

Otro escritor, más cercano al realismo mágico latinoamericano, Gabriel García Márquez contaba en su “Muerte constante más allá del amor” en 1970 cómo el personaje del Senador Onésimo Sánchez llegaba a publicitarse un día común en un pueblo llamado Rosal del Virrey:

«Eran las fórmulas de su circo. Mientras hablaba, sus ayudantes echaban al aire puñados de pajaritas de papel, y los falsos animales cobraban vida, revoloteaban sobre la tribuna de tablas, y se iban por el mar. Al mismo tiempo, otros sacaban de los furgones unos árboles de teatro con hojas de fieltro y los sembraban a espaldas de la multitud en el suelo de salitre. Por último armaron una fachada de cartón con casas fingidas de ladrillos rojos y ventanas de vidrio, y taparon con ella los ranchos miserables de la vida real”.

García Márquez era periodista, lo que escribía estaba atravesado por su sensibilidad con un país muy roto por la derecha militarista colombiana. Al releerlo para éste artículo, las palabras de los Onésimos ecuatorianos me hicieron eco, sobre todo mirando su actuación de cara a la “XXIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno” que se desarrolló en Cuenca entre el 12 y 15 de noviembre. Fue el ex presidente Guillermo Lasso quien en 2023 ofreció nuestro país para el desarrollo de la Cumbre en el marco de una crisis social y política que venía calentándose en las calles desde 2022, año en que  su gobierno persiguió y reprimió a las organizaciones sociales y ciudadanía movilizadas, disparando un discurso abiertamente estigmatizante hacia la protesta social. Según Vistazo, el evento “debería haberse fijado […] para marzo o abril de 2025” en Quito; si Lasso movió la fecha con miras a construir legitimidad electoral antes de la segunda vuelta (como también señala el artículo), Noboa le dio continuidad a la lógica de campaña cambiando la localidad a Cuenca, usando el “Patrimonio de la Humanidad” como escenario para limpiar su imagen política de los innumerables quiebres diplomáticos e institucionales que ha tenido este año (el asalto a la Embajada mexicana en abril del presente año, así como la persecución a la Vicepresidenta Verónica Abad). De esta manera, el gobierno del Nuevo Ecuador y el gobierno municipal de Cuenca representado por el Alcalde Christian Zamora, ejecutaron el encuentro sin despegarse del legado de criminalización de la protesta social.Caminar por Cuenca esos días era una especie de cruce cinematográfico de los universos de Andersen y García Márquez. Por un lado, la gente apostada en las calles aledañas al Parque Calderón —centro de la ciudad—  esperaba ver no sólo a Noboa, sino a Felipe IV, el rey español que asistió al evento, mientras que el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, no asistió; algunos cantaban “Noboa, Presidente del mundo”, y otros llevaban pétalos marchitos para lanzar sobre la cabeza del remedo de monarca bananero o del que apareciera primero. Incluso cuando los cuerpos de algunos diplomáticos trajeados no identificados aparecían en público, las personas de alrededor abrían paso aplaudiendo. Existía, sin duda, una suerte de apuro colectivo, todo el mundo afirmaba ver el traje nuevo antes que otros, así lo decían también en redes sociales. Los militares, policías y el contingente de seguridad corrían de un lado a otro protegiendo aquellos valiosos hilos del poder, portaban en brazos sus armas para acrecentar esta sensación de tesoro por salvaguardar e incluso se encontraban apostados en zonas estratégicas, insolándose bajo sus pesados uniformes. Militares afuera de las iglesias, guardaespaldas privados cortando las calles, una suerte de esquizofrenia diseminada por la ciudad.

Mujeres observan el movimiento policial y militar durante la clausura de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri
El cerco de seguridad se rompió para permitir el paso de un grupo de asistentes sin identificar, alrededor la gente aplaude. Cuenca – Ecuador, 15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri
Militares custodian el auto donde se movilizaban los asistentes a la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Cuenca – Ecuador, 15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

En medio de la multitud que esperaba a Noboa el último día de la Cumbre, una persona se atrevió a preguntarle a otra “¿pero por qué cierran los militares las calles?”, “porque alguien vaya a querer hacer[le] algo a ellos” fue la respuesta. A los pocos minutos ese “alguien” y ese “algo” abstractos quedaron a un margen del camino cuando la policía interrumpió con sus motos el ejercicio de contemplación del grupo de personas. “Alguien, algo”, es la respuesta fácil que no genera más preguntas por su inexactitud, pronunciadas con seguridad se convierten en palabras acordes al vacío del discurso nacional del Nuevo Ecuador. Lo diría el mismo Noboa a inicios de este año: “estamos dando una percepción y resultados de que las cosas están mejorando; se reduce la violencia y vemos que los ecuatorianos se sienten respaldados”. Han pasado 10 meses, casi un año de esta declaración, y ni la llamada “guerra contra el narcotráfico”, ni el golpe a la corrupción, ni las declaratorias de Estado de Excepción que han regado militares por doquier cumplen esta función. Al contrario, tantas inconsistencias producen inseguridad.

Y es que ese discurso abstracto e inexacto sostiene a la política que produce tinieblas, en el sentido más literal posible. En todo el país, la crisis por la falta de luz es grave y se siente en todo el cuerpo en forma de angustia, coraje, miedo e incertidumbre. No sólo se reportan pérdidas millonarias para el sector productivo, sino que se ha precarizado aún más la vida de la gente; el agotamiento que produce el apagón, la forma en que altera nuestra vida, tiene como resultado una desesperación constante porque hay que seguir produciendo y cuidando sin las condiciones mínimas requeridas. Queda claro que la estrategia es el terror. Por eso, caminar por la Cuenca encumbrada era transitar por una puesta en escena paralela. Con todo el país despedazado, el casco histórico de la ciudad era un circo iluminado, montado para entretenimiento del caprichoso remedo de monarca bananero, el rey católico español, la corte de juglares de la política ecuatoriana, dos presidentes iberoamericanos (Portugal y Andorra) y 700 empresarios invitados a la Cumbre. Esta enorme ausencia de mandatarios logró que el evento sea clasificado como “fracaso diplomático” por su baja capacidad de convocatoria.

Quizá Andersen no lo pensó tanto, pero graficar la develación de la verdad del emperador en el cuerpo de un niño refleja la infantilización contemporánea que hacen los gobernantes de turno respecto de aquellas personas que cuestionan sus desnudeces. Así nos lo dejó ver un Onésimo morlaco, el Alcalde de Cuenca, cuando tuiteó lo siguiente: “Les sugiero altamente que sus protestas con derecho sean muy lejos de donde se da la Cumbre, ventana para Cuenca, que también tienen su derecho”, amenazando de esta manera a las organizaciones sociales y activistas reunidas en la Contracumbre de los Pueblos que protestaron en la ciudad el 14 y 15 de noviembre para hacer visibles las costuras del país por fuera de la valla de seguridad. En este punto hay que darle la razón al Alcalde, porque en efecto, Cuenca era la ventana de cristal de nuestra fachada de cartón, tal como lo escribió Gabriel García Márquez 50 años atrás.

Policías a caballo vigilan  el Paseo 3 de noviembre a la altura del Museo Pumapungo, del otro lado del corredor de seguridad, el cauce del río cubierto de piedras. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri
Las vallas del  Ministerio del Interior fueron usadas para delimitar y diferenciar el espacio por donde se movilizaban los asistentes a la Cumbre y la ciudadanía en general. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

Lejos de la ventana y detrás de las vallas del Ministerio del Interior que protegían la fachada, los lechos de los ríos verdes llenos de algas expedían un olor nauseabundo por la extenuante sequía y las tardes se teñían de rojo por la polución del aire. Esto, por supuesto, no lo podían ver los invitados internacionales, ellos contaban con imágenes perfectas de la Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca, con su cielo azul y follaje verde, mismas que se proyectaban en una de sus salas de conferencias mientras afuera todo ardía. El cielo absolutamente gris cubierto del humo de nuestros bosques y de los cuerpos de animales calcinados vivos por las llamas, era una señal apocalíptica que los políticos decidieron ignorar. 

Para celebrar el traje nuevo brindaron, comieron, se tomaron fotografías entre políticos y empresarios, acudieron a elegantes cenas y cumplieron una agenda absolutamente divorciada de la emergencia que atravesábamos, tanto así que en plena crisis económica se permitieron consumir almuerzos que costaban por plato $150 USD y gastar un total de 400.000 USD en dicha Cumbre. A diferencia del cuento, ellos sí terminaron su recorrido, lo hicieron de hecho varias veces: en una saludaron juntos desde el balcón del palacete francés hoy edificio municipal, en otras ocasiones lo hicieron montados en carros de lujo cuyas placas estaban cubiertas con hojas de papel bond. Quemaron pirotecnia, ofrecieron danzas folclóricas, se vistieron de gala. Todo este ritual que nos demostraba una vez más, cómo la crisis ambiental no toca a los ricos ni a sus intereses, dejando claro para quién gobierna nuestra clase política.

La ilusión de participar en una corte española, tener sangre azul corriendo en las venas, bailar y merendar con el Rey de la Madre Patria, se quebró apenas esas personas se subieron de nuevo a su avión imperial, escoltadas por los Granaderos de Tarqui (una paradoja ¿qué pensarían los padres de la “Independencia” respecto a este gesto? Tanto mito nacional, tantos años de repetir en la escuela que el héroe niño Abdón Calderón murió con la bandera en la boca, a la basura). Quizá en este punto algunos podrán decir que fueron gestos de diplomacia y que estoy poniendo sueños coloniales en políticos democráticos, pero bien sabemos que nuestra República supo convivir muy bien con la mita y el huasipungo. Tanto así, que una vez acabado el teatro iberoamericano, de aquellos nobles políticos “altamente educados” y aparentemente cosmopolitas, emergieron los hacendados violentos para buscar culpables de la desgracia. 

Personal de la  Empresa Pública de Aseo de Cuenca EMAC EP recoge y desecha las pertenencias de un habitante de calle en el Paseo 3 de Noviembre. Cuenca – Ecuador,  15  de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri
El cauce casi seco del río Tomebamba es uno de los graves síntomas de la sequía que azota los páramos del Azuay. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri
El cauce casi seco del río Tomebamba es uno de los graves síntomas de la sequía que azota los páramos del Azuay.  Cuenca – Ecuador, 15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

“Terroristas”, dijeron. Los incendios forestales fueron culpa de terroristas, según su relato. Y como no podía ser de otra manera, vociferaron contra todos los sectores movilizados. Revelando cómo al otro lado de sus sueños coloniales están sus más hondas pesadillas, produjeron una imagen monstruosa diseñada con Inteligencia Artificial IA. En ella aparece un supuesto Leonidas Iza (líder visible del movimiento indígena y campesino) mitad borrego (apodo con el cual se señala a los simpatizantes de la Revolución Ciudadana) que lleva una antorcha en la mano. Detrás de este personaje arde una pira de palitos y al otro lado una iglesia refleja con su blancura la luz amarilla que emite el fuego. Como nuestra clase política es bastante ignorante, colocan como personaje secundario a otro “terrorista” con sombrero mariachi.

Esta imagen es parte del relato macro de “boicot”, también presente en la comunicación presidencial así como en las declaraciones de políticos locales. Así se encargan de producir una cortina de humo para los medios de comunicación. Contrario a la preocupación y el dolor que supuestamente sienten frente a la pérdida de los páramos y sus seres vivos, lo que les preocupa es la campaña electoral. No pueden asumir que no hicieron nada, que se sentaron a charlar y brindar en lugar de organizar una respuesta efectiva ante la emergencia climática. Aún si según su teoría conspirativa fuera cierta, ellos se activaron luego de cuatro días de que iniciaran los incendios. Esa pasividad cómplice de la debacle, que desoyó a las comunidades campesinas que el 10 de noviembre denunciaban la presencia de fuego en Azuay y Loja, es la verdadera responsable. 

Regresando al relato de García Márquez, este cierra magistralmente la escena de Onésimo, así: 

“Sólo el propio senador observó que a fuerza de ser armado y desarmado, y traído de un lugar para el otro, también el pueblo de cartón superpuesto estaba carcomido por la intemperie, y era casi tan pobre y polvoriento y triste como el Rosal del Virrey”.

Un grupo de personas se convoca a esperar la salida de algún mandatario o del Rey de España durante la clausura de la  XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Cuenca – Ecuador,  15 de noviembre de 2024. Foto: Liz Zhingri

La imagen de la Cuenca (“premium” para los millenials, “Atenas” para los boomers) es en realidad engañosa. El derroche que se pretendió mostrar durante la Cumbre fue posible gracias al ocultamiento de nuestras problemáticas comunes. Sin embargo, a Cuenca como al país le traspasan situaciones emergentes; nuestros páramos están en la mira de la minería metálica, nuestras viviendas en el centro de inmobiliarias que elevan sus precios al máximo, nuestra comida amenazada por la inexistencia de una política agrícola que respete la soberanía alimentaria, nuestra propia economía resiente el peso de la crisis y el mercado de trabajo está cada vez más desregulado y precarizado. Frente a esto, urge señalar las desnudeces de los reyes, no para cuidar de su vanidad, sino para cuidar de nuestra vida y las vidas de las cuales dependemos para existir en este planeta.

Dato: Hoy 21 de noviembre, se cierra el plazo para la inscripción en el programa “Jóvenes en Acción”, aprobado mediante Decreto 448 el 6 de noviembre. A través del mismo, se busca que los jóvenes bachilleres entre 18 y 29 años participen en “acciones que aporten a superar las crisis económica, energética y ambiental”. Recibirán 400 dólares por 3 meses, lo cual quiere decir que hasta febrero de 2025 se desplegarán 83.000 jóvenes por el territorio nacional dentro del programa. Entre las tareas que tendrán se encuentran: el apoyo técnico, acciones de reforestación, limpieza de acuíferos, cuidado de jardines, recolección de basura y recolección de escombros. Uno de los requisitos es haber postulado durante 2023 a la Universidad pública y no tener un cupo asignado, otro es ser migrante retornado. De esta manera opera calculadoramente el Nuevo Ecuador, convirtiendo a jóvenes que primero expulsa de la educación de tercer nivel y a los que deja sin oportunidades en su propio país, en la mano de obra barata para una campaña que terminará a la par que sus “contratos”, sin pagarles por lo menos un salario básico ni asegurarles protección dentro del sistema de salud. De esta manera, no se supera ninguna crisis, sino se ratifica el proyecto político que produce la ilusión de convertir en empresarios (el Director Provincial del MIES en Cañar aseguró que los $1200 servirán para «su primer emprendimiento”) a jóvenes de los sectores populares de este país. Para el remedo de monarca el Ecuador nunca dejó de ser su hacienda.

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Autoras

Liz Zhingri

Comunicadora, militante feminista, actualmente cursa la maestría en Estudios de la Cultura.