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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Jeanneth Cervantes Pesantes

La silla vacía del Presidente

Fueron tres ocasiones en las que el movimiento indígena intentó mantener un diálogo sobre las propuestas y necesidades de los distintos sectores de la sociedad ecuatoriana: la primera el 11 de junio, la segunda el 4 de octubre y la tercera el 10 de noviembre de 2021. Acercamientos, como califica el boletín de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE del 9 de junio de 2022: “falaces”. Resultado de la ausencia de respuestas, el 24 de mayo de 2022, días después de que se realizará el Consejo ampliado de la CONAIE,  se dio a conocer la fecha en la que se convocaba al Paro nacional: 13 de junio.

Transcurrió un año desde el primer intento de diálogo, que si al presidente Guillermo Lasso le hubiera interesado, podía acercarse al movimiento indígena y a otros sectores que han tenido que sostener la crisis.

¿Qué es sostener la crisis? Pues no poder dormir pensando en si mañana hay para el pasaje del bus no habrá para el desayuno, que si hay para el desayuno seguramente no alcanzará para el almuerzo y que, si hay para el almuerzo seguro no alcance para la merienda. El Presidente tiene dos limitantes que le imposibilitan comprender a los sectores empobrecidos, la primera es de clase. Su falta de comprensión de las necesidades y exigencias sociales corresponde a que los suyos no han tenido que soportar el peso de la crisis y, que su mandato le ha llegado como un capricho. Este es un gobierno caprichoso y ausente, que en lugar de trabajar para desescalar la violencia ha generado con su política  mayor malestar y rupturas. Si antes el pueblo no le tenía afecto y tampoco confianza, ahora menos. La segunda limitante es su nula comprensión sobre la cosmovisión de los pueblos y nacionalidades, pues al parecer desconoce las formas organizativas y la representatividad de un gobierno indígena en un Estado que se reconoce constitucionalmente como plurinacional.

Archivo Paro Nacional 2022. Fotografía: Karen Toro

El gobierno de Guillermo Lasso es novato en todos los sentidos, no ha estado a la altura para resolver un conflicto interno, al contrario, ha decidido confrontar tratando de imponer por la fuerza y con violencia los intereses de la clase a la que él representa. 

Vemos más al presidente Lasso en cadenas nacionales con mensajes gubernamentales que son el reflejo de la desconexión con las necesidades y realidades del país, o en redes sociales, antes que definiendo la política pública y dando respuestas sociales. El lunes  27 de junio en el décimo quinto día del paro, parecía que Lasso finalmente se sentaría a dialogar cara a cara y no mediado por fugaces intervenciones en medios de comunicación, sino en igualdad, reconociendo que hay sectores sociales organizados, pero no fue así, este fue otro intento infructuoso, pues la silla que quedó vacía fue la del primer mandatario. En su lugar participaron: el Ministro de Gobierno Francisco Jiménez, el secretario de la Administración Iván Correa y el Secretario jurídico de la Presidencia Fabián Pozo cuya representación no tuvo ni siquiera la voluntad de tomar decisiones frente a los problemas y demandas que motivaron el paro, al contrario al siguiente día, 28 de junio, ni siquiera ellos, los representantes del Ejecutivo, ocuparon la silla vacía.

Una silla vacía que nos llena de ambigüedad, de zozobra, el shock permanente, cuyo intento es desgastar la lucha social, pero que aún así, ésta se releva y mantiene.

El Presidente no ha dado la cara para dialogar con la dirigencia indígena a la que ha estigmatizado, reprimido y criminalizado, mientras se ha intensificado el diálogo con sectores que son afines a su gobierno y que son la minoría privilegiada de este país.

El gobierno del encuentro, no es más que una frase vacía y carente de sentido. El encuentro no ha llegado a este país sino que se han acentuado la fragmentación, el clasismo y el racismo. Un racismo legitimado por el mismo Presidente, quien no ha dudado al llamar vándalos y terroristas a quienes protestan por las reivindicaciones populares, al amenazar y pedir que en pro de la seguridad “regresen a sus casas” en lugar de precautelar las vidas de las y los manifestantes.

El uso abusivo de la fuerza llegó antes del anuncio de que el Presidente autorizara el uso “progresivo de la fuerza” el pasado 24 de junio, para comprobarlo basta solo con dar una mirada a los informes de la Alianza de Derechos Humanos, quienes han dado seguimiento 24/7 a la vulneración constante de derechos por parte de la policía, militares y civiles armados. Al cierre de este texto (29 de junio 21:20): han habido 74 vulneraciones de derechos, 147 detenciones, 313 personas heridas y 6 personas fallecidas en el contexto del paro. 

Usted señor Lasso, gobierna un país, fue elegido de forma democrática y la democracia es también disentir y no hacerle la venia cada vez que toma una decisión. Su rol de primer mandatario, es cumplir primero con los mandatos del pueblo. Como funcionario público asalariado por la población que habita este terruño, su obligación es responder a las grandes reivindicaciones históricas y las actuales necesidades de la población, más aún en un contexto de tanta desigualdad.

Hoy se da una posibilidad de diálogo, mediado, esta vez, por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, como única opción para resolver las demandas sociales que han paralizado al país durante estos 18 días y que los mecanismos democráticos no han podido por el nulo interés del Gobierno. Es su deber asistir presidente Lasso y ocupar esa silla que ha dejado vacía durante su gobierno y así promover la paz que solo se puede conseguir con justicia social.

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Autoras

Jeanneth Cervantes Pesantes

Editora de la revista digital feminista: La Periódica. Asesora de comunicación con enfoque en violencia, género, derechos sexuales y reproductivos. Feminista apasionada por la encrucijada digital.