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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Andrea Dip y Niklas Franzen

Especialistas señalan semejanzas entre los 300 de Sara Winter y los grupos fascistas europeos

Sara Winter es una reconocida militante de la ultraderecha brasileña, simpatizante del actual presidente de su país, Jair Bolsonaro. Es conocida por ser vocera de grupos detractores del feminismo y sostener un discurso político asociado con el fascismo y la ultraderecha de Brasil.

Winter fue noticia en Ecuador, pues estuvo de visita entre los meses de junio y julio de 2019. Durante su visita, se generó una serie de polémicas, pues en entrevista con Estefaní Espin (Ecuavisa), acusó a feministas ecuatorianas de ser pagadas por instituciones públicas y privadas para salir a las calles a protestar y, a pesar de no mostrar pruebas de esta acusación, medios locales se hicieron eco de esta información. Además, sostuvo reuniones y participó de la Segunda Convención Internacional de la Familia, visitó las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca y apareció en fotografías con voceras locales de los grupos autodenominados ‘provida’.

Durante una conferencia realizada en junio de 2019 en Guayaquil, Winter se refirió a Amparo Medina, vocera de los grupos profamilia, como su mamá en tierras ecuatorianas: “es un honor estar en Ecuador, que es la tierra de una de mis mamás, Amparito Medina”, afirmó. También brindó conferencias alrededor de “la ideología de género y la destrucción de la familia”, orientadas a adolescentes y jóvenes. Ecuador por la Vida, es información publicada en su página web, se refiere a Winter como su “escudera internacional”.

Este 15 de junio, Sara Winter fue arrestada en Brasilia por la Policía Federal de dicha ciudad, en el marco de una investigación abierta alrededor de la financiación de protestas antidemocráticas y fake news.

Desde mayo de este año, ella lidera el campamento 300 en Brasil, que ocupaba la Explanada de los Ministerios en Brasilia, como forma de apoyo al presidente de ultraderecha Bolsonaro. El campamento, cuya convocatoria llegaba a decenas de personas, fue desmontado el 13 de junio.

Pero, ¿quiénes forman parte de 300? y ¿por qué debe llamar la atención la presencia de Sara Winter, no solo en Brasil sino en la región? ¿qué discursos promueve y cuáles son sus principios políticos? Aquí un análisis acerca de esta arremetida de grupos no solo conservadores sino fascistas en la región.

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El siguiente reportaje fue publicado originalmente en portugués para la Agencia Pública en asociación con Neues Deutschland y ha sido traducido por el equipo de la Periódica para su publicación en español.

Fuente: Agencia Pública en asociación con Neues Deutschland

Por Andrea DiP, Niklas Franzen

La película 300, que inspira el campamento bolsonarista, también es una referencia para los grupos racistas y neonazis. Como los europeos, el grupo brasileño apela a la desobediencia civil y a la violencia.

“Hola, nosotros somos Los 300 de Brasil, el más grande campamento contra la corrupción y la izquierda del mundo” dice, de manera nada modesta, Sara Fernanda Giromini, más conocida como Sara Winter. En un video, ella hace la convocatoria para que más personas sean parte de su movimiento de extrema derecha bolsonarista, “personas que tengan el coraje de donar a Brasil sangre, sudor y sueño”. Desde inicios de mayo, este movimiento acampaba en los alrededores de la Explanada de los Ministerios, en Brasilia para organizar manifestaciones de apoyo a Bolsonaro y contra el Congreso Brasileño.

Durante una operación de la Policía Federal de Brasil, relacionada con la investigación de fake news, que es conducida por el Supremo Tribunal Federal (SFT), incautaron el celular y computadora de Sara Winter, quien hizo varios videos y publicaciones en Twitter, desafiando, insultando y amenazando al ministro Alexandre de Moraes, quien conduce la investigación desde el SFT: “nosotros vamos a hacer de tu vida un infierno. Nosotros vamos a descubrir los lugares que frecuentas. Nosotros vamos a descubrir las empleadas domésticas que trabajan para ti. Nosotros vamos a descubrir todo de tu vida. Hasta que nos pidas que paremos. Hoy, tú tomaste la peor decisión de tu vida”. El comentario que Winter hizo en redes sociales tuvo la intención de buscar su arresto para convertirse en una mártir o candidata o ambas.

El “campamento más grande del mundo” también ha recibido atención en los últimos días y no precisamente por su tamaño – son unas pocas carpas dispersas en el césped – sino por las declaraciones y acciones de su fundadora. A inicios de mayo, Sara admitió, en una entrevista brindada a la BBC News, la presencia de armas en el campamento sobre lo cual afirmó que son “para la protección de los propios miembros”. La Fiscalía del Distrito Federal de Brasilia presentó una acción civil pública en la que solicita el desmonte del campamento, la búsqueda de armas para su incautación y la prohibición al grupo estar allí. Sin embargo, la solicitud fue negada por el juez del 7 ° del Tribunal Federal de Finanzas Públicas del Distrito, Paulo Afonso Carmona. El campamento también es investigado por la Fiscalía General de la Nación (PGR), pues los diputados del Partido Socialismo e Liberdade (Psol) solicitaron la apertura de una investigación a Sara Winter por una presunta “formación de milicias”, ante lo que la Corte Suprema autorizó la apertura del procedimiento para determinar quiénes financian el movimiento. La existencia de un supuesto cuartel general del grupo en una granja, con una estructura militar, también está bajo investigación.

Partidarios del movimiento de extrema derecha acampan en la Explanada de los Ministerios.

El nombre del grupo de Sara Winter, Los 300 de Brasil, así como algunas imágenes y el uso del grito “ahu” durante las manifestaciones, están inspirados en la película 300 (2006), del director Zack Synder, que, a su vez, se basa en los cómics de Frank Miller y Lynn Varley, publicados en 1998. La película muestra la heroica lucha de un ejército de 300 espartanos, liderados por el rey Leónidas, contra más de 30.000 soldados persas, liderados por el “rey-dios” Jerjes I de Persia, que desean invadir Esparta.

El grupo liderado por Sara Winter se inspiró en la película 300.

A pesar de haberse convertido en un gran éxito, la película estadounidense fue fuertemente criticada por su violencia explícita y por tener una estética fascista. Los soldados espartanos son musculosos, hipermasculinos, fuertes y se presentan como buenos y honorables, mientras tanto, Jerjes es afeminado y andrógino y sus soldados son mostrados como feroces invasores. En Alemania, incluso se la comparó con la obra del director nazi Leni Riefenstahl.

La cofundadora de Los 300 de Brasil, Desire Queiroz, explica lo que motivó la referencia a la película: “teníamos, precisamente, la idea de la pelea. Esto demuestra que somos pocas personas que pueden vencer a muchas”. Además, comenta que el grupo comenzó con diez personas, pero que “es fuerte y puede luchar y ganar” y niega la influencia de los movimientos europeos de extrema derecha en la creación del grupo. Intentamos contactar a Sara Winter, pero no respondió el pedido de una entrevista.

Sara Winter lidera el movimiento Los 300 de Brasil.

“Europeos verdaderos” contra “invasores”

En Europa, movimientos de extrema derecha suelen hacer referencia a la película 300 y la Batalla de las Termópilas, pero para la derecha europea, la película y la heroica lucha de los espartanos contra los persas representa la actual lucha de los “verdaderos europeos” contra los “invasores” refugiados.

El caso más famoso es el llamado Movimiento Identitario, que comenzó en Francia, pero existe hoy en varios países del continente. Con una fuerte crítica hacia una supuesta “islamización de Europa” y una comunicación ofensiva, el grupo utiliza el etno-pluralismo, principal concepto de la nueva derecha, para decir que las sociedades deben ser “culturalmente puras” y que cada pueblo tiene su hábitat. El número de miembros de dicho movimiento es bastante bajo, por lo que intentan compensar esto con acciones espectaculares que generen una gran atención en los medios de comunicación, como ocupaciones, campamentos y performances en lugares públicos.

El Movimiento Identitario pertenece a la extrema derecha francesa.

Según la investigadora y periodista alemana Carina Book, la película 300 se convirtió en una referencia para los movimientos de extrema derecha por varios motivos. La Batalla de las Termópilas representa la lucha del Occidente contra el Oriente y el rey Leónidas ordena que su ejército enfrente la muerte para salvar a la población de una invasión del Medio Oriente. “Este discurso de hacer un sacrificio por la nación y la resistencia violenta contra los “invasores”, a menudo se encuentra en el discurso del Movimiento Identitario”, explica Carina, quien ha estudiado al movimiento por muchos años y ha publicado algunos libros sobre la nueva derecha europea. El uso del discurso del sacrificio y de la “sangre y sudor por la patria” también es muy frecuente por parte de los miembros de Los 300 de Brasil. En el video de la convocatoria dice: “buscamos personas que tengan el coraje de donar a Brasil sangre, sudor y sueño, que estén dispuestas a renunciar a su comodidad y dedicarse plenamente a las acciones coordinadas, incluso tener en mente la posibilidad de ser detenido (…) Si estás dispuesto a pasar frío, estar al sol, tomar lluvia y a ser parte de esta página en la historia de Brasil, ¡VEN!”. En Twitter, mensajes como “El soldado que va a la guerra y tiene miedo de morir es un cobarde” también son encontrados con frecuencia.

El grito de guerra “ahu” de los soldados espartanos, utilizado por Los 300 de Brasil, también se utiliza en las manifestaciones del Movimiento Identitario. En mayo de este año, Sara tuiteó: “¡ATENCIÓN BRASILIA! ¡VAYAN AHORA A LA PLAZA DE LOS 3 PODERES! LA IZQUIERDA QUIERE OCUPAR LA PLAZA. ¡LOS 300 DE BRASIL VAN A TENER UN DESAYUNO ROJO HOY! AHU AHU AHU” y en 2016, durante un acto en Berlín, capital de Alemania, Martin Sellner, uno de los líderes del Movimiento Identitario, dijo: “hoy estamos aquí con 300 personas. 300 es un número que nos gusta a los identitarios” y gritó “ahu” entre los miembros del grupo, como se muestra en el video.

Sara Winter convocando seguidores en una red social.

Pero no es solo el Movimiento Identitario al que le gusta compararse con los espartanos, pues en varias protestas y shows, los neonazis hacen referencia a 300 como lo muestra la revista antifascista e investigativa alemana Das Versteckspiel. En el sitio web de la marca de moda neonazi Asgar Aryan, según el reportaje, hay incluso una sudadera con la imagen de un soldado espartano.

Las referencias a Grecia utilizadas por la extrema derecha son antiguas. El 30 de enero de 1943, cuando la derrota de los nazis en la batalla de Stalingrado ya era segura, el ministro de Aviación de Alemania, Hermann Göring, hizo un discurso comparando la situación de los soldados nazis con la batalla de las Termópilas, legitimando ideológicamente la batalla. Y una unidad especial de la Luftwaffe, una fuerza aérea nazi que se hizo famosa por volar misiones suicidas contra los soviéticos, que fue llamada de Escuadrón Leónidas.

Carina Book dice que encuentra similitudes con los movimientos de extrema derecha europeos. “La estética del video inicial de Los 300 de Brasil recuerda mucho a la de los videos del Movimiento Identitario. Las similitudes se pueden ver en el video ‘Declaración de guerra’, publicado en 2012 en Francia, que advierte los supuestos daños de la migración para Europa”. Las similitudes también se pueden ver en este video del Movimiento Identitario de Alemania.

Protesta del Movimiento Identitario de Alemania.

La apelación a la desobediencia civil, el uso de palabras como “revolución” o performances con un ataúd frente al Congreso ,también se asemejan al discurso y las acciones “metapolíticas” de la extrema derecha europea, según indica la investigadora. El carácter paramilitar del movimiento llama la atención. Los militantes se llaman a sí mismos “soldados” y hablan de una guerra. Los miembros ofrecen saludos militares, prometen entrenamiento y exigen una disciplina estricta

Neonazi vistiendo una camiseta con referencia a la película 300.

“Ucranizar” Brasil

En algunas ocasiones, Sara Winter declaró que recibió entrenamiento en Ucrania y que quería “ucranizar” a Brasil, una afirmación difícil de entender. El llamado Euromaidan fue una serie de protestas en 2014 en Ucrania, cuando el Gobierno, bajo la presión de Rusia, anunció que no firmaría un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Pero, poco después, las manifestaciones comenzaron a incluir banderas contra la corrupción y el abuso de poder, también con el apoyo de grupos neonazis. Las protestas fueron violentamente reprimidas, pero el presidente Víktor Yanukóvytch finalmente fue depuesto y huyó del país.

Publicación de Sara Winter en las redes sociales.

“En 2013 y 2014, hubo un levantamiento contra una élite corrupta. Es posible que ella se refiera a esto con su discurso de “ucranizar””, dice Andreas Umland, un politólogo radicado en Kiev, Ucrania. Pero también es posible, debido al discurso bélico de Los 300 de Brasil, que Sara Winter se refiera a la guerra cuando dice “ucranizar”.

Después de la expulsión del presidente Yanukóvytch, las fuerzas armadas rusas, apoyadas por militantes prorusos, invadieron la península de Crimea y comenzaron una guerra en el Este de Ucrania, en las regiones de Donetsk y Luhansk, que dura hasta hoy. Además de los ejércitos de los dos países, lucharon las milicias prorusas y, del otro lado, grupos paramilitares voluntarios de Ucrania. El caso más famoso es el del Batallón Azov, que, a pesar de ser acusado de ser un grupo neonazi, se incorporó a la reserva de las fuerzas armadas ucranianas y hoy está subordinado al Ministerio del Interior de ese país. Según Umland, varios voluntarios extranjeros estaban en los batallones y “algunas personas vinieron aquí por motivos ideológicos, principalmente neonazis. Otros vinieron en la búsqueda de una aventura”.

 El Batallón Azov es una organización paramilitar ucraniana.

En los entrenamientos promovidos por Sara Winter están prohibidas las fotos y videos y se requiere ropa adecuada para el entrenamiento físico de combate. En un video, ella dice que “mucha gente piensa que esta es una colonia de vacaciones, pensando que van a estar aquí de piernas al aire haciendo un live, haciendo selfis. Si quieres venir a esto, no vengas, no pongas tu nombre en la lista, no hagas una caravana. Aquí es entrenamiento. Exigimos formación, disciplina, orden, patriotismo”;
además sostiene que, adicional a los entrenamientos “con especialistas en revolución no violenta, tácticas de guerra de información”, hay “conferencias sobre la situación política, económica y social de Brasil”.

A través de un financiamiento colectivo virtual, el grupo recaudó más de 60 000 reales para costear los encuentros que están sucediendo en medio de la pandemia por la coronavirus, que ya ha matado a más de 25.000 personas en Brasil. El grupo, obviamente, se opone a las medidas de aislamiento, siguiendo las determinaciones de su mayor líder, Bolsonaro.

Sara Winter afirma que recibió entrenamiento en Ucrania.

En una entrevista, la socióloga Sabrina Fernandes mencionó que “lo que preocupa en relación a Los 300 es su posible carácter paramilitar, especialmente si consideramos la relación del bolsonarismo con las milicias y las propias Fuerzas Armadas. El riesgo es que este grupo logre inflamar con más intensidad esta base leal bolsonarista, lo que puede conducir a una intensificación del conflicto y una aplicación práctica del ideario fascista que ya compone la estructura ideológica del bolsonarismo”.

El grupo oficial de Los 300 de Brasil en Telegram tiene la siguiente descripción: “Únete a nosotros. Sé parte del ejército que exterminará a la izquierda y la corrupción”. Desire Queiroz, vocera de Los 300 de Brasil, defiende el uso de estas palabras: “esto es parte del discurso, tenemos el derecho a expresarnos. Queremos exterminar a la izquierda con argumentos”. Ella menciona que todas las acciones de Los 300 de Brasil son no violentas, que el grupo defiende la democracia y niega que se trate de un movimiento fascista. Sin embargo, Sabrina Fernandes recuerda que “a diferencia de los comunistas que dicen ser comunistas, es estratégico para los fascistas negar que sean fascistas dependiendo del contexto. Una vez que se declaran abiertamente fascistas, esto legitima las acciones, organizaciones y frentes antifascistas. El concepto de democracia se ha vaciado durante mucho tiempo y para ellos constituye una noción muy particular de lo que es el pueblo brasileño, representado por la idea de “buen ciudadano”. En esta concepción, la democracia es un espacio de poder para este tipo de ciudadano, que también evoca un ideario nacionalista específico que puede ser asociado a un programa fascista”.

En la raíz de las similitudes estéticas, la investigadora Carina Book llama la atención sobre una foto de Los 300 de Brasil en la que Sara Winter aparece con otros militantes, usando una máscara de calavera. La máscara, que también se vende en Brasil, es muy popular en Europa y Estados Unidos entre los neonazis. “La máscara de calavera se ha convertido en una estética fascista universal”, escribe el periodista Jake Hanrahan en Twitter. La red terrorista neonazi Atomwaffen Division usa exactamente la misma máscara en sus videos de propaganda.

Organización neonazista Atomwaffen Division
Investigadores señalan similitudes en el movimiento brasileño

Una trayectoria de muchas coincidencias

Sara Fernanda Giromini siempre ha negado públicamente cualquier relación con grupos neonazis y fascistas, pero su trayectoria, así como la de su nuevo grupo, está llena de coincidencias con estos movimientos. Nacida en San Carlos, una ciudad en el interior de São Paulo, Sara adhirió al nombre en clave Winter cuando fundó la célula del movimiento ucraniano Femen en Brasil, en 2012. El nombre Sara Winter es homónimo de una socialité británica que fue espía de Hitler y miembro de la Unión Británica de Fascistas, pero la brasileña niega la relación y dice que el nombre fue inspirado en una cantante. El propio Femen es un movimiento polémico, adepto del “sextremismo”, que tiene como objetivo llamar la atención de los medios y la sociedad sobre algunos temas con las mujeres que protestan semidesnudas. Sara ganó mucha atención de los medios en esa época, pero su actuación siempre fue vista con desconfianza por algunas vertientes del movimiento feminista. Se alegó, entre otras cosas, que era un movimiento muy vertical, sin referencia, con un proceso de selección, además de ser difícil adaptar las pautas de Ucrania en Brasil, ya que son países con realidades tan diferentes y complejas.

Sara Winter fundó el movimiento Femen en Brasil.

En entrevista al sitio web Opera Mundi, en 2012, Bruna Themis, exintegrante de Femen Brasil y socia de Sara, contó las razones por las que decidió abandonar la organización. Entre los motivos, destacó la falta de propuestas y base teórica: “Femen no tiene propuesta, eso yo puedo afirmar. A ellas ni siquiera les gusta leer las críticas al movimiento publicadas en los periódicos. Yo siempre leía y quería saber por qué decían esto o aquello. Cuando me arrestaron, una de las chicas me empujó porque quería aparecer ante la cámara. Es gracioso y triste. (…) Femen no es un movimiento feminista. Nadie sabe qué es el feminismo. Yo sugerí que buscáramos vínculos con otros colectivos u otros grupos feministas, pero Sara se negó”.

Bruna también contó que las directrices venían de la matriz ucraniana, que solo mujeres dentro del estándar de belleza establecido por ellas podían participar y que la célula brasileña habría sido criticada por poner a “chicas gorditas en las protestas”. Finalmente, dijo que se fue porque Sara Winter era autoritaria y simpatizaba con el nazismo: “Sara dijo que admira a Hitler como persona, que era un buen esposo, que amaba a los animales, pero que no admira al Hitler público”, afirmó.

En la entrevista al Opera Mundi, otra información que llama la atención, es que, según Bruna, Femen de Ucrania poco sabía sobre la célula brasileña y viceversa y que Sara había ido sola a Kiev por cuenta propia. Pero en la película La vida de Sara, un documental biográfico producido por la plataforma Lumine, apodado como la “Netflix conservadora”, Sara Winter dice que la organización le mandó dinero para que ella fuera a Ucrania para pasar por un entrenamiento. Financiada o no por la organización, Sara cuenta que pasó por un entrenamiento “muy hardcore”, casi “un ejército”. Recientemente, ella volvió a decir en las redes sociales que pasó por un entrenamiento en Ucrania y que lo replicaría en Brasil.

Femen Ucrania dijo que respondería a la entrevista, pero hasta el cierre de este reportaje no hubo respuesta. Vale la pena recordar que la diputada federal Carla Zambelli (PSL-SP), que hoy demanda a Sara Winter por calumnia y difamación, también participó en una protesta de Femen en 2012, como muestra este video.

La diputada federal Carla Zambelli (PSL-SP, derecha),
en una manifestación del grupo Femen, en São Paulo, el 29 de diciembre de 2012.

La película fue producida por Matheus Bazzo, quien desempeñó el mismo papel en el documental sobre la vida y obra de Olavo de Carvalho, El jardín de las aflicciones. Matheus también es uno de los fundadores de la plataforma conservadora Lumine, que propone traer series y programas “para aquellos que entienden la importancia de la verdad, la belleza y la bondad en las producciones artísticas”, según el sitio web de Estudios Nacionales. En la película de Sara no hay cualquier mención a patrocinadores. Sin embargo, en las primeras escenas, la militante aparece paseando con su hijo en una tienda de la marca Havan y en un momento, él toca la campana de la tienda, evidenciando el logotipo en el fondo.

En el documental, Sara y su hijo aparecen en la tienda de Havan.
 El propietario de la empresa, Luciano Hang, es investigado por la emisión de fake news por parte de la PF.

En 2013, la organización ucraniana desligó a Sara y declaró públicamente que ya no tenía más representantes en Brasil. “Me gustaría decir algo que imagino que es nuevo para ustedes. No tenemos más Femen Brasil. La persona que nos representó, Sara Winter y que tiene su propia cuenta de Facebook, Femen Brasil, no hace parte de nuestro grupo. Tuvimos muchos problemas con ella. Ella no está lista para ser una líder. Es una pena, pero esta decisión es parte de nuestro crecimiento como un movimiento honesto. Femen Brasil no nos representa”, dijo a Zero Hora una de las fundadoras del movimiento original, la ucraniana Alexandra Shevchenko.

El director documental La vida de Sara también produjo un documental sobre Olavo de Carvalho.

En la película, Sara cuenta se había prostituido y da detalles de una terrible violación que habría sufrido. También aparece disparando y manipulando armas de fuego, cuidando a su hijo, habla sobre un aborto que se habría realizado y cómo todo eso la llevó a convertirse en una “antifeminista” católica. Pero ella tuvo una trayectoria controversial antes de eso. En su página de Facebook, en la misma época en que hacía protestas por Femen, ella decía que admiraba a Plínio Salgado (fundador de la Acción Integralista Brasileña, un partido nacionalista católico de extrema derecha inspirado en los principios del movimiento fascista italiano), al movimiento skinhead y a algunas personalidades conservadoras, como Ronald Reagan. Incluso antes, entrevistaba bandas neonazis y aparecía en fotos de shows de estos grupos. Además, tenía un tatuaje en el hombro de una cruz de hierro, símbolo germánico que se hizo popular durante el régimen nazi y fue la principal condecoración de la guerra. Sara dice que el tatuaje es un homenaje a los caballeros templarios de la edad media, pero Carina Book confirmó que es la cruz de hierro.

 Catálogo de películas de Lumine.

En 2015, Sara se declaró públicamente como una militante conservadora de derecha, antifeminista, antiabortista, pro vida y religiosa. En 2016 aparece en un video junto a Bolsonaro, diciendo que está “curada” del feminismo. En el mismo año, se encadenó en el Largo da Carioca en Río de Janeiro, diciendo que haría una huelga de hambre contra la decisión del Primer Panel de la Corte Federal Suprema (STF) de considerar legal un caso de aborto hasta los tres meses de embarazo. El acto se convirtió en una broma en las redes sociales porque duró unas horas.

Y si hoy ella dice que quiere derrocar al presidente de la Cámara Rodrigo Maia (DEM / RJ), en 2018 fue candidata a diputada federal para su partido pero no consiguió votos suficientes.

Sara Winter apoya al gobierno de Bolsonaro.

Como militante conservadora de extrema derecha, Sara colecciona en el currículo un “Congreso antifeminista”, fotos con fetos de goma y conferencias realizadas en iglesias de Brasil. El grupo Los 300 de Brasil, según ella, fue una idea de Olavo de Carvalho, a quien tiene como gurú. Entre los entusiastas del grupo están la diputada Bia Kicis (sin partido), el periodista del Terça Livre, Allan dos Santos – ambos involucrados en investigaciones por la emisión de fake news – y su autodeclarado ex-psiquiatra, Ítalo Marsilli, quien también es discípulo de Olavo de Carvalho y ya ha declarado en uno de sus videos que las mujeres no deberían votar porque son fáciles de seducir: “en la democracia griega, la única en el mundo que funcionó, no estaba previsto el voto femenino. Cuando el voto pasa a ser pleno, es decir, las mujeres y todo mundo pueden votar, vemos que hay una crisis en la regencia del Estado. Es muy fácil convencer una mujer a votar, solo hay que seducirla”.

Italo Marsilli y Sara Winter durante protesta.

La vida de Sara Winter, de 27 años, está llena de cambios radicales que ocurren repentinamente y con muchas coincidencias. Como sucedió el 28 de mayo cuando, anticipando que podría ser arrestada por amenazar al Ministro Alexandre de Moraes, Sara Winter publicó un hashtag pidiendo su liberación: #SaraLivre.

Este reportaje es una asociación entre la Agencia Pública y el Neues Deutschland.

Colaboró Pedro Kranz.

Reportaje publicado originalmente en la Agencia Pública.

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Autoras

Andrea Dip y Niklas Franzen

El artículo fue escrito en co-autoría por: Andrea Dip quien es reportera especial y editora de la Agencia de Investigación Pública de Periodismo & Niklas Franzen quien es periodista y corresponsal alemán en São Paulo para los periódicos «neues deutschand» y «taz».