Con el mismo espíritu que nos convocó y movilizó en 2016, la plataforma Vivas Nos Queremos Ecuador comunica públicamente su cierre. Ha sido una decisión colectiva que responde a nuestros diversos deseos de transformar el espacio y que se conjuga con la coyuntura histórica actual. Desde un inicio, la plataforma luchó por justicia y reparación feminista, por la memoria de Vanessa, Jhoanna, Valentina, Angie y todas las hermanas que ya no están.
En este momento de cierre, recuperamos la historia y la memoria de nuestras compañeras que inspiraron este movimiento. Recuperamos la fuerza y la valentía de todas quienes rompieron y continúan rompiendo el silencio frente a la violencia machista. Recuperamos nuestras esperanzas en otro mundo posible donde nuestras vidas: la de cada mujer y cada niña importen. Agradecemos a todas quienes fueron parte de este proceso colectivo, que aportaron con sus ideas e historias, con su voz y con su cuerpo, durante las marchas, plantones, talleres y acciones. Esta fue, sin duda, una construcción colectiva feminista y así la reivindicamos, como una posibilidad de construir y reconstruir un mundo desde todas nosotras para todas nosotras.
Nos dijeron que no tenían nombre, ni historia, ni justicia. Nos dijeron que sus vidas no importaban. Quisieron enterrarlas, quisieron olvidarlas. Ellas, nuestras hijas, madres, hermanas, compañeras, amigas. Su ausencia nos rompió, nuestras familias se transformaron,nuestras vidas cambiaron, y con ello, también cambiamos nosotras. Decidimos no callar, nombrarlas, contar sus historias.
Gritar contra la impunidad, buscar verdades y justicia, hacer que sus vidas importen,
sembrarlas en terreno fértil por la dignidad de las que seguimos vivas, porque ¡Vivas Nos Queremos! En un contexto de movilización feminista latinoamericano por la vida digna de todas y tras la convocatoria realizada por la plataforma Justicia para Vanessa, integrada por feministas y familiares de víctimas de violencia feminicida, en 2016 creamos la Plataforma Vivas Nos Queremos (VNQ).
Se hizo una invitación amplia, para que diversas expresiones del movimiento de mujeres y feministas, movimientos sociales y sociedad en general en Ecuador, se unieran con el objetivo de interpelar a la sociedad y al Estado contra la impunidad y el olvido, contra todas las formas de violencias patriarcales, estructurales, y por la vida digna de las mujeres y niñas. Buscamos construir redes para acompañar a las familias en su búsqueda de verdad, justicia y reparación. Un movimiento social que luche contra las violencias patriarcales, porque comprende que es una más de las opresiones, así como las coloniales, racistas y capitalistas que generan desigualdades e injusticias, porque vuelven precaria la vida para todxs.
Durante este tiempo, nos movilizamos desde los diversos feminismos para denunciar la violencia patriarcal. Visibilizamos el feminicidio como una forma de violencia política y sistemática contra nosotras. Buscamos generar organización, colectiva feminista e instalar en la sociedad la importancia de nuestras vidas y de la lucha por justicia para todas nosotras. Organizamos distintas acciones contra las violencias machistas, la impunidad y el olvido, por nosotras y nuestras hermanas; nos articulamos el 25 de noviembre en un espacio de conmemoración, lucha y memoria, recordando a las hermanas Miraval de República Dominicana, y a todas las que ya no están por causa de la violencia feminicida. Nos tomamos las calles en marchas multitudinarias que significaron un grito por justicia y reparación. Buscamos evidenciar la importancia de las experiencias vitales de quienes sobreviven a las violencias patriarcales, amplificando sus testimonios como un relato público de denuncia, exigencia de justicia y no repetición, creamos espacios diversos de reflexión y aprendizaje colectivo, nos tomamos el espacio público como herramienta de denuncia y buscamos establecer otras formas de acompañamiento y reparación más allá del Estado.
Han sido cuatro años de crear, construir y apostarle a un proyecto que dignifique nuestras vidas, así como las de las niñas y mujeres diversas de este país. Reconocemos que por la diversidad de posiciones y apuestas feministas nos hemos encontrado con limitaciones y tensiones en nuestros esfuerzos por crear un espacio horizontal. Los movimientos sociales están en constante cambio y evolución; y, hoy por hoy, nuestros contextos demandan crear otras formas de organización y hacer política feminista, de reinventarse, de mirar y mirarse; de hacer crítica y autocrítica sobre los procesos que construimos, desde una práctica antipatriarcal, que pone en el centro el cuidado, el acompañamiento y la lucha por la vida digna de todxs.
Con el mismo espíritu que nos convocó y movilizó en 2016, la plataforma Vivas Nos Queremos Ecuador comunica públicamente su cierre. Ha sido una decisión colectiva que responde a nuestros diversos deseos de transformar el espacio y que se conjuga con la coyuntura histórica actual. Desde un inicio, la plataforma luchó por justicia y reparación feminista, por la memoria de Vanessa, Jhoanna, Valentina, Angie y todas las hermanas que ya no están.
En este sentido, y siendo coherentes con nuestros horizontes de lucha, queremos hacer pública la decisión de que el reconocimiento económico «Simone Veil», entregado a la Plataforma en marzo de 2020, será dirigido hacia las familias de víctimas de feminicidio quienes la impulsaron desde un inicio, exponiendo y compartiendo sus historias, como un acto de reparación en su búsqueda por justicia; reconociendo, además, que ha sido a partir de las familias que el proceso de Vivas Nos Oueremos ha cobrado un sentido profundamente político y transformador; serán estas familias las encargadas de formular un proyecto que permita continuar ese camino y en ellas recae nuestra confianza. Tomamos esta decisión para señalar, conscientemente, la ausencia de estrategias de prevención, sanción, reparación, sanación y no repetición de los hechos de violencia que siguen mermando la vida de las mujeres y niñas en este país; también para visibilizar las omisiones, tanto del Estado como de la sociedad, para precautelar nuestras vidas.
Sabemos, de primera mano, las condiciones en las que quedan las familias después de
un feminicidio y lo que significa la búsqueda de justicia en un contexto tan desfavorable como el nuestro, por lo que podemos afirmar que sin reparación no hay justicia. En este momento de cierre, recuperamos la historia y la memoria de nuestras
compañeras que inspiraron este movimiento. Recuperamos la fuerza y la valentía de todas quienes rompieron y continúan rompiendo el silencio frente a la violencia machista. Recuperamos nuestras esperanzas en otro mundo posible donde nuestras vidas: la de cada mujer y cada niña importen. Agradecemos a todas quienes fueron parte de este proceso colectivo, que aportaron con sus ideas e historias, con su voz y con su cuerpo, durante las marchas, plantones, talleres y acciones. Esta fue, sin duda, una construcción colectiva feminista y así la reivindicamos, como una posibilidad de construir reconstruir un mundo desde todas nosotras para todas nosotras.
A cada una de las mujeres, de las familiares, de las personas LGBTI que han usado el pañuelo de Vivas Nos Queremos como un emblema por la búsqueda de verdad, justicia y reparación, queremos decirles que mientras el sistema y la sociedad no brinden respuestas y pongan en el olvido sus vidas y las de nuestras hermanas, encontraremos nuevas formas de hacer justicia, de luchar en contra del olvido y de encontrarnos nuevamente en las calles o donde haga falta.
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