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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Lina Vélez

ARADOS

En el mundo el tema de la producción y el consumo es una cadena. En una época como ésta, la conciencia de la salud es algo que llega a cuestionar nuestros modos de vida, sin embargo el capitalismo extremo, la explotación desmesurada e industrializada de la tierra en América Latina y el mundo, al igual que  los modelos económicos neoliberales siguen sobreponiéndose.  

En Colombia el desplazamiento de la campesina y el campesino a las ciudades es un suceso que lleva más de 50 años. La violencia, la búsqueda del “progreso” representado en la educación y el empleo que se supone brinda nuestras ciudades, sumado a la falta de ayuda  por parte del Gobierno colombiano para las economías agrícolas de pequeña escala, y los bajos precios pagados por quien consume a pequeños productores,  han hecho que gran parte de las poblaciones rurales se instalen en las capitales del país. 

Nuestras campesinas y campesinos rompen el lazo con su territorio. Llegan a la ciudad a vivir en la mayoría de ocasiones hacinados, en  zonas periféricas, a trabajar por poco dinero,  a vivir sin tierra, sin cultivos, sin animales y rodeadas y rodeados de cemento. 

Paradójicamente, terminan haciendo parte de la cadena de consumo injusto, haciendo el mercado en las grandes superficies disfrazadas de “precios bajos para la familia” y comprando alimentos industrializados.

Arar la tierra significa abrir surcos en ella, romperla, y aunque esto favorece el crecimiento de las plantas, se pierde agua por evaporación y algo de suelo por erosión.

En este trabajo pretendo reflexionar en esta situación que acompaña la historia de mi país, en el proceso fuí a zona rural cercana a Bogotá con el fin de hacer registro de algunos cultivos sostenidos aún por la población campesina. Las imágenes fueron traídas a la ciudad y pasadas por el computador con el fin de armar un collage similar al paisaje de nuestras zonas agrícolas. 

Hice una impresión de este collage y armé un rectángulo a manera de tapete que ubiqué en el piso del andén de un barrio poblado por desplazados del campo, con el fin de que las personas pasen sobre él se percaten de su existencia; supongo que al caminar encima, este se irá rasgando y deteriorando, lo que finalmente hará una metáfora de la situación citada.

Residencia Warmi

LINA MARIA VELEZ BASTO.

TUTORA: MARCELA BRUNA

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Autoras

Lina Vélez

Vive en Bogotá, Colombia desde el 2016. Estudió Artes Plásticas en la Fundación Universitaria Bellas Artes de la ciudad de Medellín y dibujo en The Art student league of New York. Estuvo dieciséis años dedicada a la enseñanza de artes a niños y jóvenes, en 2016 tomó algunos talleres de narrativa fotográfica en Bogotá. Ha participado en algunas exposiciones colectivas de arte, dibujo y escultura en las ciudades de Medellín y Bogotá. Es miembra del Colectivo Solipsisart de Ecuador y de Feem.