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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Ro Ortega & Dyann Sotéz

“WARMIKUNA KAYPI MIKANCHIK: Aquí estamos las mujeres”

Es el décimo mes del año 2019 en Ecuador, el presidente Lenín Moreno hizo público el Decreto 883, con un paquete de medidas dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al Régimen [1]. En donde, entre otras cosas, planteó la eliminación de los subsidios a los combustibles. Esto complicó el escenario político-económico antipopular y provocó la respuesta inmediata de sectores sociales como los transportistas y los movimientos indígena, de obreros, de mujeres y estudiantiles.

El país se paralizó, fueron once días de movilización. Los pueblos y nacionalidades indígenas, a través de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), organizaron un levantamiento que a nivel nacional se tomó varias gobernaciones provinciales y que llegó hasta Quito, la capital del Ecuador. Innumerables comunidades del movimiento indígena se instalaron en el histórico parque El Arbolito, hoy conocido como el Parque de la Resistencia, mostrando la inconformidad del pueblo frente a estas medidas económicas del “paquetazo neoliberal”. Esta movilización nos remontó a las épocas oscuras de los años 90, tiempo en el que se dieron importantes levantamientos indígenas en el país que lucharon por la vida digna de todxs frente a los gobiernos neoliberales de la década.

El 11 de octubre de 2019, las mujeres líderes indígenas del levantamiento hicieron un llamado para que más mujeres marchen y se tomen Quito en medio de las movilizaciones que se estaban desarrollando desde el 03 de octubre del mismo año.

527 años más tarde, el 12 de octubre de 1492, fecha que es recordada como el día en el que se inició uno de los más grandes genocidios de la historia en Abya Yala, con la colonización, saqueo, violación y muerte de pueblos originarios por la invasión de los conquistadores españoles, el movimiento indígena en Ecuador continuaba resistiendo con sus diversas comunidades andinas, amazónicas y en el Parque de la Resistencia.

“De hoy en adelante, pariremos resistencia compañeras”

Una mujer joven indígena, con un megáfono en sus manos, mira de frente a la primera línea de la marcha, allí están mujeres provenientes de los diversos pueblos y nacionalidades indígenas, montubias, afro y mestizas. La mujer del megáfono grita: “¡WARMIKUNA!”, a lo que las demás asistentes responden: “¡KAYPI MIKANCHIK!”, que en kichwa significa “aquí estamos las mujeres” [2].

En una convocatoria articulada por las representantes del movimiento indígena, las mujeres organizadas y feministas de Quito marchamos desde el Parque de la Resistencia y recorrimos las avenidas Patria, Amazonas, Naciones Unidas, 6 de Diciembre, Colón y 12 de Octubre, con el fin de colapsar el centro-norte comercial de la capital.

El paquetazo significaba el empobrecimiento de la vida en general, lo cual exacerbaría la precarización de la economía reproductiva en particular, donde mayoritariamente están las mujeres: el trabajo no remunerado del cuidado [3], que implica la preparación de los alimentos, el cuidado de los miembros del hogar, la limpieza de ropa y vivienda, mingas o trabajo comunitario. La Marcha de mujeres contra el paquetazo y por la vida digna es, ahora, una pieza importante en la memoria del acuerpamiento, el cuidado y la resistencia dentro del Paro Nacional de Octubre de 2019 porque evidenció la realidad de las mujeres en la economía del país, pero, además, su capacidad de convocatoria y organización en este escenario de resistencia colectiva.

Mujeres de distintos sectores se movilizaron en Quito el 12 de octubre de 2019.
Foto: Karen Toro


El habitar en la memoria

Algo que trajo el confinamiento por la pandemia de la Covid 19 a nuestras vidas, fue la nostalgia. El recordar vivencias que habíamos pasado, momentos que habíamos experimentado y que, de una u otra forma, nos traían alegría.

Por eso, cuando decidimos escribir sobre la marcha de mujeres ocurrida en octubre de 2019 en Quito, nos pusimos a recordar y en cierta medida, bajo una mezcolanza entre melancolía, alegría y rabia, volvimos a ver fotos y videos que teníamos guardados, buscamos también los publicados en prensa y revistas independientes. Las imágenes nos transportaron a esos momentos.

Pero, además, algo que nos pasó fue que en ese proceso de repensar y recordar los días previos y posteriores a la movilización, también recordamos vivencias que estaban relacionadas a la macha de mujeres en Quito:

-Dyann: “Recuerdo la primera marcha a la que asistí. Tenía como 13 o 14 años (ahora tengo 30) y mi madre fue la que me había llevado. Recuerdo esa marcha y las cuatro cuadras que caminamos, entre la Plaza Principal y el Juzgado de Cochabamba, Bolivia. Todavía recuerdo que no éramos muchas y que gritábamos a todo lo que podíamos consignas que alguien iniciaba. Yo sentía una mezcla entre seguridad y emoción, sentimientos que regresan a cada marcha que voy”.

-Ro: “Cuando recorro las calles Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña (ex 12 de Octubre y Madrid) recuerdo aquel 12 de octubre de 2019, cuando caminaba junto con las compañeras indígenas que habían venido de todas partes del territorio, con mis compañeras feministas, de la universidad y de la vida, y lo conecto con otro recuerdo de los años 90, cuando era niña en Tungurahua, donde, junto a mi familia, compartimos agua y alimentos a un grupo de compañeras y compañeros indígenas que se dirigían a la capital.

Foto: Sofia Dorié


“Somos las hijas del primer levantamiento”

A la convocatoria de la marcha de mujeres en Quito, asistimos al menos unas 3 000 personas. En el primer bloque estaban mujeres indígenas de diversas comunidades, le seguían organizaciones sociales, mujeres mestizas y al final se pidió que se ubicaran los hombres.

La movilización concluyó en el monumento de la Reina Isabel La Católica, ubicada en la Av. 12 de Octubre y Madrid, el cual fue intervenido por ser uno de los símbolos latentes del colonialismo. Se realizó una puesta en escena performática. En simbolización de la sangre derramada, no solo en la invasión hace cinco siglos, sino también de la represión que se estaba viviendo días antes y mientras la marcha de mujeres se desarrollaba.

Allí, dos mujeres indígenas que soplaban un churo [4] levantaron una foto de Dolores Cacuango mientras las mujeres autoconvocadas gritaban la consigna: “Si Dolores viviera, con nosotras estuviera”. Este momento honró la memoria de las ancestras que han resistido al capitalismo, al colonialismo, al racismo y al patriarcado; aquí conectamos con mama Tránsito Amaguaña, Dolores Cacuango, Manuela León, Bartolina Sisa y Gregoria Apaza [5].

Tomadas el espacio público, resistiendo juntas en la calle y transgrediendo los símbolos de la dominación histórica colonialista y patriarcal, el pasado se junta con el presente, y podemos ser, en palabras de mama Dolores, “como la paja del páramo que se arranca y vuelve a crecer y de paja de páramo sembraremos el mundo”, con esa pulsión de resistencia que nos inyectó esperanza en ese octubre de primavera otoñal andina, en donde vimos con la resistencia, la posibilidad de construir otros mundos posibles, una resistencia con espíritu de mujeres en plural, una forma de hacer política despatriarcalizante y que nos permitió vivir desde distintos lugares aquello que, cuando las compañeras dicen con fuerza: “somos las hijas del primer levantamiento”, un cuerpo colectivo que dice: “Aquí estamos las mujeres”.

Intervención al monumento de Isabel la Católica en la Av. 12 de octubre en Quito durante la marcha de mujeres del 12 de octubre de 2019. Foto: Karen Toro.

Era evidente que el estado opresor no tenía más salida que seguir reprimiendo. Por eso, cuando realizábamos el performance, se había decretado un toque de queda desde las 15:00 horas de ese día. Tuvimos que dispersarnos, unas a buscar a sus wawas [6] que estaban en guardas de universidades porque habían gasificado la guardería que estaba en el Parque de la Resistencia.

La toma de las calles para expresar inconformidad se constituyó en manifestaciones legítimas que tenían las exigencias del cese de violencia, derogación del decreto 883 y el desconocimiento de leyes y mandatos que se había aprobado en el estado de excepción. Era una marcha apartidista, sin colores e intereses partidario políticos.

Lo ocurrido en esos días está presente en nuestra memoria. No olvidamos, ni perdonamos y seguimos resistiendo.


Referencias

[1] “El FMI dice que las reformas en Ecuador buscan fomentar “crecimiento sólido””. Agencia EFE, Washington, 2 octubre 2019. Revisado en https://www.efe.com/efe/usa/economia/el-fmi-dice-que-las-reformas-en-ecuador-buscan-fomentar-crecimiento-solido/50000106-4078055

[2] Traducción del kichwa Edgar Chimbo.

[3] INEC (2018). Cuenta Satélite del Trabajo no remunerado (TNR). En el periodo 2007-2015, por cada 100 horas de TNR, las mujeres realizaron 77. Las mujeres indígenas realizan el 76,3% del TNR, (valores de TNR según etnia).

[4] Instrumento ancestral de viento elaborado con concha Spondylus usado para convocar a mingas, ceremonias, se puede escuchar hasta 1 km de distancia.

[5] Mujeres indígenas lideresas históricas que participaron en rebeliones e insurgencias.

[6] Del quechua que significa bebés.

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Autoras

Ro Ortega & Dyann Sotéz

Ro Ortega Vásquez: (Re) existencia no binarie lesbiana, feminista nómade, politóloga. Dyann Sotéz Gómez: Feminista, socióloga y migrante. Investigadora en temas de historia de las mujeres. Candidata a máster en Género y Desarrollo.