“Bruno Avendaño, repórtate a tu casa, si no lo haces en 30 minutos daremos parte a la armada”.
Con estas palabras se denunció públicamente la desaparición de Bruno Alonso Avendaño Martínez, hermano de Lukas el 10 de mayo de 2018. Configurando un capítulo familiar que aún no se cierra, donde el estado mexicano tiene una deuda impagable. En Ecuador, son más de 4 000 las personas desaparecidas, mientras que en México son más de 37 000. Ambos países comparten contextos de violencia y el panorama de los familiares se repite, emprender un camino obligado de aprendizajes en lo legal, terapia psicológica y aprendizaje activista, porque los funcionarios judiciales afirman que nuestros familiares “de seguro vuelven en un par de días, se habrán ido con algún novio” o tal vez “consumen drogas y no nos quieren ver”.
Al día de hoy han pasado 112 días de la desaparición de Bruno Avendaño. Lukas ha continuado con la agenda artística establecida para estos meses, visitando varios países de Europa, y en cada uno de ellos no ha dejado de nombrar lo que vive su familia, la desaparición de su hermano y la negligencia del Estado. En este contexto de la vida de Lukas publicamos la entrevista que él nos concedió a La Periódica.
Él no ha parado de escribir, de ejecutar performances y de gritar al mundo:
Un tizón al rojo vivo, que aun cuando se apague,
con la punta carbonizada seguiremos escribiendo tu nombre
y la exigencia que regreses a casa.
Te seguimos esperando todas.
Tu mamá.
Tu hermana.
Tus hermanos.
Tus sobrinos y sobrinas.
Tus cuñadas y cuñado.
Tus primas y primos.
Tus tías y tíos.
Tu abuela.
Tus compañeras (os) del kínder de aquella primera generación del pueblo,
Tus compañeros (as) de la primaria y la Secundaria Técnica 119 de Mixtequilla, tus amigos y compañeros del trabajo.
Y los amigos de tus familiares, los compadres de tu papá y tus padrinos de bautizo.
Y los amigos de tus hermanos, y los amigos de las amigas de tu hermana, te seguimos buscando hasta que estés de regreso a casa, Bruno.
Bruno Alonso Avendaño Martínez desapareció el 10 de mayo en Tehuantepec, Oaxaca. #NoEsNormal que #México sume más de 37 000 desparecidos.
Si has llegado hasta aquí, te preguntarás: ¿quién es Lukas Avendaño?
— Una invención. Un alebrije. No es un partido político. No es una fuerza armada de ningún lugar. Lukas es algo más que México. Es México y, además— dijo él.
¿Por qué dices “México y además”?
Porque cuando definimos las cosas pareciera que hay una finitud, y yo considero que la vida y la existencia misma es infinita. Tú no eres, yo no soy, estamos siendo.
Cuando pensamos en arte, ¿en qué arte pensamos?
Yo nunca pienso en arte, y mucho menos, en hacerla. En el contexto de comunidad, cuando uno argumenta, dice “yo siento” o los más evangelizados “yo creo”. Pero cuando llegué a la universidad, a estudiar Antropología en Veracruz, un catedrático me interpeló y me dijo, «aquí no se siente ni se cree, aquí se piensa porque las ciencias no se hacen con el sentir y el creer, se hacen con el pensar».
Cuando me preguntas si pienso en arte, en ningún momento lo hago. Desde que me gradué, mi manera de argumentar es siento, creo y pienso, en ese orden. Porque parte de la ternura radical es la deconstrucción de los criterios de verdad.
¿Quiénes habitan en el término que usas: “la ternura radical”?
Los únicos que no están allí son los que no quiere estar. La ternura radical es para todo el que se deje, y hasta para los que no quieran, para todos es la ternura radical.
¿Y qué es la ternura radical?
Diríamos que es cuando le pagas el pasaje del trolebús a una desconocida, es cuando abandonas un libro adrede y alguien se hará de él, tal vez hasta solamente para limpiarse el culo, pero eso es ternura radical, porque quizás este alguien no tenía papel higiénico, y es un acto amoroso en ese momento de desesperación de voltear, de ver que la cortina es de hule, con la cual no te puedes limpiar. Entonces, ver el libro, el prólogo, eso es ternura radical.
Es ternura radical cuando dejas que te invada la neblina, cuando sales a caminar con un sol maravilloso y una lluvia torrencial, cuando le pagas a la señora del desayuno y accidentalmente tocas su mano.
Ternura radical es cuando puedes ver al policía a los ojos, al guardia de seguridad a los ojos.
¿Qué se cuestiona con la ternura radical en los cuerpos?
No buscamos cuestionar, buscamos ser, estar siendo. La ternura radical es ese momento en que conectas con la chica que te cambia los 25 centavos para tomar el trolebús. Es ese margen, ese close-up, ahí está la ternura radical y allí se está siendo. Y no estamos cuestionando, solamente nos estamos compartiendo. Eso es lo más interesante de esta metodología, de este proceso de compartir, más que generar una obra artística para que el otro vea.
Este acto de compartición conlleva un acto amoroso, y este, un acto gozoso. Todo es una sucesión en cadena. Cuando el acto gozoso te está generando contención o cuando el acto amoroso te está generando dolor, ya no es ternura radical, aunque le estés llamando así, no es un acto amoroso, es una falacia.
Al final, todos somos cuerpos contenidos, unos en mayor medida que otros.
¿De qué ríos bebió Lukas Avendaño?
La instalación para cuerpo humano se finca en crear instalaciones a partir del elemento que va a generar ese proceso, el cuerpo. Cuando preguntas de qué ríos, yo creo que si ríos, si lagunas, si canales, si océanos, si golfos y golfas.
Entonces, justo hoy fui al Centro y no pude evitar ir al cine porno, ver allí a los quiteños, escuchar la misa de la iglesia de San Francisco. Eso ya es un archivo, eso es un gran río, una gran laguna, una gran burbuja y allí está el río del que bebo.
Con tu trabajo ¿regalas archivos para los otros, imágenes visuales de distintos cuerpos instalados?
Más bien es un estímulo para que los otros reconozcan que las posibilidades de sus archivos son infinitas en sí mismas. Es decir, que el otro pueda reconocer sus propios archivos y estar dispuesto, sino a compartirlos ―cuando menos y de vez en cuando―, a checar su álbum familiar.
Todos somos cuerpos contenidos en mayor o menor proporción. Yo me permito abrir mi álbum fotográfico, pero hay cuerpos que solo lo comparten con ciertas personas, que su intimidad la tienen registrada solo en su teléfono, donde solo la ven ellos.
Hay otros que descomprimen sus cuerpos y los comparten en Instagram y Twitter, pero desde el anonimato, y eso es una forma de contención.
Lo interesante es estar dispuesto a compartir y mirar a la otra, al otro.
Eso creo y siento.
Sin finalizar
Sus ojos ríen. La gente mira y se agrupa en torno de nosotras.
Lukas se va. Las monstras aplauden, lo atosigan con las más variadas preguntas. Aquí se entendía que nuestro encuentro terminaba.
Hoy recuerdo la plática sobre la ternura radical, la recuerdo transformada, distorsionada, quiero creer que Lukas me dijo:
— La ternura radical consiste en mirar de frente y a los ojos al Estado.
Autoras
Daría
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daria@laperiodica.net
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