El pasado sábado 16 de noviembre, la Marcha de las Putas se tomó las calles de Quito en su octava edición, en una movilización que inició cerca de las 17:00.
Diversas personas se concentraron en las calles Foch y Amazonas para llegar desde este punto hasta el Arco de la Circasiana, en el parque El Ejido, en donde la organización tenía preparado un Festival musical.
Congregación de personas, próximas a iniciar la octava edicion de la Marcha de las Putas en Quito. Foto: Sofía Dorie
La movilización sorprendió a quienes aguardaban entre consignas, y el sonido de la batucada con la llegada de una plataforma móvil denominada mad maxin, “una carra que se convertía en el transporte del festival”
Madmaxine plataforma móvil, un escenario trasportable que acompañó el recorrido. Foto: Sofía Dorie
Ana Almeida, vocera de la Marcha de las Putas, comentó que esta movilización se pensó de manera distinta a las anteriores, pues se hizo una evaluación sobre cómo fueron realizadas las otras siete ediciones, y se concluyó que lo necesario era que la marcha tenga una mayor conexión con el festival.
Se llegó a esta definición a través de talleres previos, conocidos como putalleres, a través de los cuales se hizo un ejercicio de reapropiación espacial pensando en cómo “disfrutar más la marcha”, puntualizó.
La marcha tuvo cinco putiparadas. El diseño de estas tuvo varios elementos performativos en cada una de ellas durante el recorrido, lo que lo convirtió en “un fiesta permanente a lo largo de la Avenida Amazonas”.
Foto: Sofía Dorie
Foto: Sofía Dorie
¡Liberen a la teta! durante el recorrido de la Marcha de las Putas se liberaron globos transparentes con pezones representando senos. Esta es una liberación simbólica del pezón femenino en el espacio público, en medio de un contexto político de censura a la mujer y su cuerpo cuando este no es para el consumo masculino. Foto: Sofía Dorie
La motivación de esta movilización se ha mantenido desde su inicio, hace ocho años atrás, que es “la lucha contra la violencia de género y la reivindicación de la libertad estética y la libertad sexual”, indicó Ana.
Este año, con una particularidad adicional, que fue poner en práctica lo que dice el artículo 31 de la Constitución, es decir, el derecho a la ciudad, que tiene que ver con el uso, goce y el disfrute del espacio público.
Este año la movilización se realizó como proyecto conjunto entre la Marcha de las Putas coo organización y Al Borde (colectivo de arquitectas y arquitectos fundado en 2007 Quito-Ecuador). Ana comenta que trabajaron durante este año en el concepto estético de la marcha.
Samay. Mujer trans kiwcha orginaria de la Amazonía ecuatoriana. Foto: Sofía Dorie
En la marcha de las putas surgen rostros y personajes diversos, donde florecen distintas feminidades. Foto: Sofía Dorie
Leta, arquitecta y feminista que acompañó el recorrido de la Marcha de las Putas y conrtibuyó con el armado de la Putiplataforma. Foto: Sofía Dorie
La organización se plantea llegar a 2021 con una movilización más fuerte que la de este año y posiblemente cerrar un ciclo de diez años de la Marcha de las Putas, según explicó la vocera, a lo que añadió que, para ello, hay un gran reto de seguir trabajando y poniéndose mayores metas durante este tiempo.
