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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
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Las “tesas”: fotógrafas que reportan el Paro en Colombia

Fotografía de portada: Carolina Ramirez Páez. 1 de mayo 2021. Bogotá.

Las movilizaciones sociales en Colombia han crecido año a año, con el contexto de la pandemia, una reforma tributaria que castiga a los sectores empobrecidos y a la clase media; y el aumento de asesinatos a líderes sociales y ambientales, muchos sectores han protestado en decenas de ciudades, sus protagonistas: mujeres y jóvenes.

El pasado miércoles 28 de abril de 2021, las calles de Colombia se inundaron de cacerolas y miles de personas que iniciaron las protestas contra la aprobación de una reforma tributaria, impulsada por el gobierno del actual presidente, Iván Duque. Las movilizaciones fueron convocadas por el Comité Nacional de Paro de Colombia conformado por sindicatos y centrales obreras, quienes ya habían llamado a las protestas de Colombia en los años 2019-2020.

Cali, Medellín, Buga, Bogotá, Pasto y decenas de ciudades en todo el territorio colombiano se levantaron a la voz de “A parar para avanzar, Viva el paro nacional” en contra de la denominada “Ley de Solidaridad Sostenible”, proyecto de reforma tributaria presentado por el ex ministro[1] de hacienda, Alberto Carrasquilla, ante el Congreso de la nación, el pasado 15 de abril.

“Si un pueblo protesta y marcha en medio de una pandemia es porque su gobierno es más peligroso que el virus.” Consigna del Paro Nacional. Cali, 28 de abril de 2021. Foto: Cindy Muñoz Sánchez.

La reforma tributaria contempla la ampliación de la base de contribuyentes (más personas deberán pagar el impuesto a la renta), gravar la canasta familiar con el Impuesto de Valor Agregado (IVA) de hasta el 19% —afectando a los productos de primera necesidad—, además de los servicios públicos básicos (agua, energía eléctrica, gas natural, telefonía pública), así como servicios funerarios y otros hasta ahora exentos de dicho impuesto. Todo con la intención de recaudar 6 300 millones de dólares entre 2022 y 2031 para rellenar el hueco fiscal, producto de la gestión negativa de la pandemia por Covid19.

Por otra parte, el descontento social se avivó con el incremento de gastos gubernamentales en la adquisición de autos oficiales y la intención de compra de aviones de combate por un monto de 4 000 millones de dólares, lo que equivale al 60% de lo que se pretende recaudar con la reforma tributaria.

Durante esta grave crisis económica un dato no menor es que el desempleo aumentó al 18,1% a febrero de 2021 y casi la mitad de las 50 millones de personas que viven en Colombia están en la informalidad. En este contexto, distintos sectores sociales de estudiantes, sindicatos, campesinado, movimiento indígena, afrodescendiente, mujeres y organizaciones de derechos humanos convocaron a movilizaciones, cacerolazos y manifestaciones artísticas en ciudades de todo el país: Pasto, Neiva, Popayán, Cartagena, Santa Marta, Bucaramanga, Ibagué, Villavicencio, Soacha, Bogotá, Cali y Medellín.

“A parar para avanzar, Viva el paro nacional. / Si no hay pan, no hay paz. / Si no hay paz, el pueblo para, y si el pueblo para, Duque se emputa. / Y si Duque se emputa, que se empute ese hijueputa.” Consigna del Paro Nacional. Bogotá, 28 de abril de 2021. Foto: Ana Vargas Ballestero.

Las últimas movilizaciones masivas que se registraron en Colombia fueron las convocadas el 4 de noviembre de 2019 en contra de la políticas económicas, sociales y ambientales del gobierno de Duque, así como por el incumplimiento de los acuerdos de paz con las ex FARC-EP, el asesinato de líderes sociales (campesinas y campesinos, indígenas, exguerrilleras y exguerrilleros) y el asesinato por el proyectil de un agente del Escuadrón Móvil Antidisturbios – ESMAD a Dilan Cruz, joven estudiante de 18 años, el 23 de noviembre, mientras participaba de una jornada de movilización en el centro de Bogotá, así como por los diversos casos de corrupción dentro del gobierno colombiano.

Esta efervescencia social tuvo que enfrentarse a la llegada de la pandemia por Covid19, es así que el 25 de marzo de 2020 se suspendieron las movilizaciones y el diálogo iniciado entre el gobierno y el Comité de Paro de Colombia no dio resultados​. Sin embargo, y a pesar de la situación de pandemia que confinó al mundo entero, seis meses después, en septiembre del mismo año, se encendería una nueva chispa de protestas a propósito del brutal asesinato del abogado Javier Ordóñez, a manos de dos agentes de la policía bogotana. Esta serie de movilizaciones contra la brutalidad policial se extendió durante 14 días consecutivos, sembrando la semilla para que miles de estudiantes, mujeres, feministas, maricas, mujeres lesbianas y personas trans, indígenas, afrodescendientes, centrales de trabajadores y trabajadoras, docentes, campesinas, campesinos y el sector transportista se convocaran a la primera jornada del paro nacional el 28 de abril de 2021.

Las voces de las mujeres que cubren la movilización

Jenny Quiñonez, Evelyn Barona, Cindy Muñoz, Ana Ramirez, Natalia Pinilla y María (nombre protegido) hacen comunicación feminista desde sus territorios y cuentan a La Periódica cuáles son sus motivaciones para movilizarse así como sus reflexiones sobre la labor fotográfica entre narrativas heroicas y la violencia masculina que inunda las calles.

“Nunca he salido a marchar y sentí que ya era tiempo de alzar la voz, de apoyar y dejar el miedo, […] no hay tiempo de temer”, afirma Jenny Quiñonez, fotógrafa quien cubre las movilizaciones desde el 28 de abril en la ciudad de Santiago de Cali, uno de los escenarios más intensos de la represión policial. Según los datos recogidos por Temblores ONG a través de su plataforma GRITA, entre las 06h00 del 28 de abril y las 08h00 del 4 de mayo de 2021, se registraron 1443 casos de violencia policial, 814 detenciones arbitrarias en contra de manifestantes, 239 intervenciones violentas, 216 víctimas de violencia física, 77 casos de disparos de arma de fuego, 31 víctimas de violencia homicida, 10 víctimas de violencia sexual y 21 víctimas de agresión en sus ojos, todas por parte de la fuerza pública colombiana.

1 de mayo de 2021, Paro Nacional. San Juan de Pasto, Colombia. Foto: Fernanda Patiño.

Por su parte, Evelyn Barona Osorio de la Agencia Colectiva Amalias, que surge el 11 de abril de 2021 para exigir paridad de género en los medios de comunicación y defender los derechos de las creadoras audiovisuales, comenta que “esta vez, cansadas de que el movimiento social relegue nuestras demandas, nosotras también nos tomamos la palabra, las calles, las acciones y principalmente nuestras cámaras para hacer posible el cambio que necesitamos.”

Es importante señalar que el artículo 35 del Proyecto de Reforma Tributaria propone que las compresas, tampones higiénicos y copas menstruales elimina la excepción del IVA a estos productos. Es decir, quien produzca estos insumos de primera necesidad trasladará el costo adicional del IVA a quien consume con un sobreprecio del valor final, lo que se suma al encarecimiento de la canasta familiar y repercute directamente sobre la vida de las mujeres, quienes son las principales jefas de hogar en Colombia. “En el marco de la reforma tributaria el gobierno de Duque ha propuesto un impuesto sexista que recae sobre las mujeres, por el simple hecho de serlo… Esto implica que tendremos que pagar el valor adicional de estas necesidades básicas para nosotras”, afirma María, fotógrafa del mismo colectivo.

El descontento social se refleja en las consignas coreadas y los carteles que se mostraron en las calles: “El gobierno sirve para lo que sirve mi papá. ¡Pa’ ni mierda!” Consigna que se lee en un cartel de una participante del Paro Nacional. Cali, 1 de mayo de 2021. Foto: Cindy Muñoz Sánchez.

Ana María Ramírez, fotógrafa que reporta desde Cali, afirma que “la voz de la transformación es salir a movilizarse, gritarle al Estado que no queremos más sus violencias y opresiones, no queremos más desigualdad, eso es lo que hay en las calles, […] mucha dignidad y esperanza.” La presencia de las mujeres en la primera línea de atención durante la emergencia sanitaria por la Covid-19, se repite en otros ámbitos de la vida como la educación, la agricultura y el cuidado –no remunerado–.

Son ellas, las mujeres en Colombia, quienes se movilizan constantemente para denunciar la complicidad estatal cuando una defensora de la tierra es perseguida y asesinada; para denunciar la indiferencia de la sociedad cuando una niña es forzada a parir producto de la violencia sexual; y para denunciar también la responsabilidad del sistema de justicia cuando las historias de las víctimas de feminicidio quedan en la impunidad.

Natalia Pinilla, fotógrafa que registra desde Bucaramanga, Santander, cuenta que el movimiento feminista se articula a través de la Coordinadora 8M y los colectivos de mujeres tienen fuerte presencia en este Paro Nacional. “A nivel fotográfico, falta mucha presencia de mujeres que visibilicen lo que sucede en la ciudad, por eso la necesidad de que se creen redes nacionales e internacionales para que seamos muchas más las que registremos lo que vive el país”, afirmó.

Los perdigones, las balas y los gases lacrimógenos han sido las principales herramientas de represión durante estas jornadas. Contexto que se vio agravado el pasado sábado primero de mayo con el anuncio del presidente Duque de militarizar las ciudades para contener el Paro Nacional.

Tiroteos, cañones de agua y persecuciones han sido perpetradas por la fuerza pública con la intención de amendrentar a quienes legítimamente protestan por un futuro digno. En Manizales, departamento de Caldas, la noche del 3 de mayo se registró como gases lacrimógenos lanzado por agentes de la ESMAD generaron pánico dentro de un bus de transporte público lleno de personas indefensas. El video del suceso fue registrado gracias a quienes se encontraban presentes para finalmente ser amplificado en medios de comunicación masiva. Desde la primera movilización del 28 de abril los medios sociales, como twitter y facebook, se han convertido en plataformas de difusión de información de las organizaciones de derechos humanos para denunciar el uso indiscriminado de la fuerza policial contra civiles. Estos episodios de brutalidad policial merecen ser narrados desde otro lugar, uno que pone en el centro la legítima necesidad de las personas de salir a protestar aun cuando sus ciudades han sido militarizadas, convertidas en jaulas de concentración urbana y sus vidas están en riesgo.

Bogotá, 2021. Foto: Laura Sánchez.

Al respecto, María señala que “la participación de las mujeres en el paro es importante y contundente. Las mujeres que están en la primera línea son muy paradas, muy tesas frente al Estado colombiano, a la policía y al ESMAD que siempre está apuntando a matar a las personas por el hecho de manifestarse, por reclamar sus derechos.” Cuando la fotógrafa se refiere al valor de las mujeres frente al ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), una unidad especial de la Dirección de Seguridad Ciudadana​ de la Policía Nacional de Colombia, creada en 1999, para reprimir los disturbios, nos recuerda las amenazas a las que se enfrentan durante un contexto de militarización y de violación de derechos humanos.

“Varias compañeras que han salido a las marchas han sido violentadas por hombres, por policías. Una compañera fue detenida, la querían judicializar y fue abusada sexualmente”, afirma Cindy Muñoz Sanchez, fotógrafa que también reporta las movilizaciones desde Cali.

Composición: Jenny Quiñones, 30 de abril; Ana María Ramírez, 28 de abril, Cali.

Ha transcurrido una semana desde que el Comité de Paro convocó a tomarse las calles colombianas. Después de dos días de movilizaciones, el presidente Duque anunció el pasado 30 de abril, cambios leves al proyecto de ley –pasar de una reforma de 170 artículos a una de 20, sin incrementar el IVA a productos básicos y servicios y renunciando a la ampliación de la base a los contribuyentes– que no fue bien recibida por los sectores movilizados y finalmente, tras la renuncia de su ministro de hacienda, Alberto Carrasquilla el 2 de mayo, el ejecutivo anunció, el retiro completo de la reforma para elaborar una nueva.

Pese a esta decisión del ejecutivo, distintos sectores sociales muestran su preocupación por las otras dos reformas que se disputan en el Congreso: la sanitaria y la de pensiones jubilares.

Además, representantes de la Minga Indígena, una las movilizaciones masivas más importantes que lucha desde 1991 por la restitución de los derechos fundamentales de los pueblos y nacionalidades indígenas en Colombia, reiteran su apoyo al Paro Nacional. Para octubre de 2020, la Minga Indígena denunció el incumplimiento del gobierno colombiano sobre la soberanía y desmilitarización de sus territorios. Hoy pueblos y nacionalidades indígenas de toda Colombia se mantienen resistiendo desde la ciudad de Cali.

“La ciudadanía debe agradecer la labor de la Policía”, decía el presidente Iván Duque al cierre del martes 4 de mayo, mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea y Human Rights Watch han condenado los actos de violencia contra manifestantes y han criticado el desempeño de la ESMAD colombiana. Son miles de mensajes que recorren las redes sociales con etiquetas como #SOSColombia, #NosEstánMatando. Colombia exige auxilio, máxima difusión y el repudio internacional a las graves violaciones de los derechos humanos que el Estado está ejerciendo contra lxs manifestantes.[3]

En tanto, e martes 4 de mayo se desarrolló la séptima jornada del Paro Nacional y se convocó a nuevas movilizaciones para el miércoles 5 de mayo.

Las fotografías que acompañan esta nota forman parte de una cobertura colaborativa de la Agencia Colectiva Amalias. Gracias por sus fotografías compañeras: Carolina Ramirez Paez (Bogotá), Cindy Muñoz Sanchez (Cali), Angie Vargas Ballestero (Bogotá), Laura Sanchez (Bogotá), Fernanda Patiño (Pasto), Jenny Quiñones (Cali), Ana María Ramirez (Cali), Melissa Ortiz (Bucaramanga), Laura Limon (Medellín), Evelyn Barona Osorio (Cali) y Paula D’Pablos (Bogotá).

*La expresión idiomática ‘tesas’ refiere a mujeres valientes, llenas de tenacidad, se utiliza mucho en la ciudad de Bogotá.

[2] Alberto Carrasquilla Barrera se desempeñó como ministro de Hacienda y Crédito Público durante los gobiernos de Álvaro Uribe, entre 2003 y 2007, y de Iván Duque, entre 2018 y 2021. Renunció a su cargo el lunes 3 de mayo de 2021, un día después de que el presidente Iván Duque retirara el proyecto de reforma tributaria que levantó la ola de protestas.

[3] Cierro esta nota, con lágrimas sobre las mejillas y un grito contenido. Las vidas de quienes han salido a manifestarse por futuros dignos importan y no dejaremos que sus nombres se pierdan entre el ruido de las sirenas de policía y las balas del paramilitarismo impulsado por el uribismo en manos de Duque.

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Autoras

Daría #LaMaracx

Escribe para no olvidar. Le obsesiona la sexualidad y los hombres. Grindera 24/7 porque el deseo no se reprime.