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Relatos sonoros

Entre juegos y diálogos de saberes construímos las imágenes y relatos que escucharán y verán aquí. Más de 26 personas se dieron cita para participar de la segunda edición de la Escuela de Comunicación Feminista “La Ortiga”.

Una suma de voces, de experiencias y relatos plasmados en audios que han puesto en el centro la vida de las mujeres y personas trans en situación de movilidad, pero también a la población de acogida.

    Arder

    Vivir, sobrevivir… la supervivencia. Ser migrante en un país machista. Ser mujer en un mundo machista. Todo el tiempo vivimos acoso, incluso por nuestros mismos compañeros de trabajo. Por el hecho de ser mujer creen que pueden acosarnos, pero es aún peor si eres una mujer lesbiana.

      De pie

      Desde el 2018 estoy luchando contra la precarización laboral que vivimos a diario con las plataformas digitales de delivery. La lucha ha sido difícil. Aquí estamos. Unimos fuerzas. Jornadas de trabajo entre 8, 10, 16 a 18 horas al día. En el transcurso nos pueden robar nuestro celular, nuestras pertenencias e incluso nos puede pasar un bus por encima. Compañeras que han estado embarazadas no han podido notificarlo porque eso es despido automático. Te pagan lo mismo a las tres de la tarde, o a las tres de la mañana.

        Transitar

        Para mí fue bastante natural expresar mi orientación sexual. Desde los 14 años me identifico como lesbiana. Soy feliz siendo quien soy. Mi transición la hice durante la pandemia, aquí en Ecuador. Si yo quiero estar en falda, en blusa, es mi cuerpo, mi identidad, es la forma en la que puedo expresarme.

          Hogar

          Luchadora, guerrera porque me vine de mi país. Vine hace diez años huyendo de la violencia, no podía regresar. Vivía en una finca cerca de enfrentamientos con la guerrilla y el Estado. Vine con mis hijos. No conocía a nadie. Me quedé sola. Trabajaba en la noche en un restaurante, en el día vendía bonice, piña, helados, vendía lo que podía para tener un techo y comida para mis cuatro hijos. En el año 2018, sentí tanta desesperación que mis hijos no tenían qué comer. No tenía para los uniformes, ni para el arriendo. Vendí droga. Terminé en la cárcel y mis hijos quedaron solos. Yo decía: yo voy a ahorrar para hacerme una casita. Quiero que vean que es difícil sola luchar aquí y salir adelante: ya hay para una cosa, pero no hay para otra.

            Guarecer

            Mi hija vino primero. Yo quería pasar navidad con ella, nunca nos habíamos separado así. Vine y pasamos navidad juntas; desde entonces me ha gustado venir, me encanta. He tenido la dicha, la bendición —como se llamen— de tener amistades tal como yo, ecuatorianos excelentes. No es que uno quiera, sino que a veces las circunstancias y la necesidad le obligan a uno a dejar el país de uno, donde uno nació, creció y se enseñó para ir a otro país. Tampoco es fácil.

              Alzar la voz

              Yo no había tenido trabajo remunerado en Venezuela hasta que llegué a Ecuador. No sabía qué hacer o decir. Ya llevo tres años en Ecuador y aún me cuesta hablar. Quiero conseguir un local para mi emprendimiento de barbería. A mi me motiva mejorar la vida de mi familia. La tristeza más grande ha sido vivir en carne propia el feminicidio de mi hija. Ahora estoy abriendo mi emprendimiento en memoria de mi hija y esto también ayudará a otras mujeres víctimas de violencia. Mi motivación es mi familia. Actualmente tengo mi emprendimiento de peluquería. Quiero tener una cadena de peluquerías, ojalá internacionalmente.

                Llevar nuestros sueños

                Me gustaría tener mi bus. Estás transportando vidas, gente que se va a reencontrar con su familia, gente de la diversidad que está huyendo de su país. Un bus no solamente te lleva de un lugar a otro, te transporta a tus sueños. Desde mi profesión como psicóloga quiero proteger mis derechos como mujer lesbiana. Desde el lugar que ocupo quiero luchar. Siempre quise ser defensora de los derechos humanos, principalmente de las personas que ejercen el trabajo sexual y quienes se identifican como LGBTIQ+. Por eso decidí estudiar derecho.

                  Está bien no saber qué hacer

                  A quienes migran hacia Lago Agrio yo les diría que todo va a estar bien, que no se sientan solos, a pesar de los malos momentos y de no saber cómo lidiar con un nuevo país. Tengo muchos proyectos, en cinco años quiero ser una Yadira distinta. Una mujer más sabia que ha aprendido de las cosas que le han pasado, más contenta, más feliz.

                    De aquí para allá

                    Nací en Lago Agrio y por el trabajo de mis padres nos mudamos a Loja. Luego estuvimos de ciudad en ciudad. Es difícil salir de tu país, de tu ciudad, a otro lugar. Empezando de cero. Un nuevo trabajo y una nueva escuela para tus hijos. Hay personas que por necesidad migramos. Alguna vez, todos, por necesidad migramos.

                      Yo soy más que migrante

                      Yo Soy mujer. Yo Soy Venezolana. Yo nací en Lago Agrio. Yo soy Colombiana. Yo soy trabajadora sexual. Yo soy emprendedora. Yo soy una mujer privada de libertad, ahora no. Yo soy pura berraquera. Yo soy del mundo. Soy como una mariposa. Soy como un arco iris. Pensar que fuimos los seres humanos quienes creamos las fronteras, y debemos más bien ayudarnos los unos a los otros. En Venezuela hemos compartido con amigos peruanos, ecuatorianos y los admiramos porque ellos traen la mano de obra y aprendemos de ellos. Se les trata como debe ser, como ciudadanos a nivel mundial. Usted es tan hermana mía como cualquier otra.

                      Fanzine

                      Aquí puedes encontrar una polifonía de voces que habitan este, su mundo. Encendiendo el fuego de la palabra, de la voz y de la vida en su plenitud.

                      La segunda edición de La Ortiga contó con el apoyo de:

                      Reservados todos los derechos. La presente publicación está disponible en virtud de la licencia Creative Commos Attribution-NonComercial-NoDerivs 3.0 IGO (CC BY-NC-ND 3.0 IGO)*.