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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Daniela Alvarado Rodríguez

Frente a una situación desconocida, ¿cómo cuidarnos?

Sugerencias para proteger y cuidar nuestra salud física y mental.

Frente a eventos desconocidos, sorpresivos y, en este caso, asociados a una enfermedad, aparecen afectos y emociones que son parte de las reacciones “esperadas” en este tipo de situaciones. Nos angustia el contagio, o que algún ser querido se contagie. Nos preocupa nuestra situación socio-económica, la imposibilidad de respuesta de un sistema de salud pública —que en estos últimos años ha sido debilitado—, los cambios, el aislamiento; y, en el fondo, aquellos miedos primarios relacionados con la vulnerabilidad (la falta de control), el abandono y la muerte.

La angustia y el miedo son emociones que no deben ser categorizadas como negativas, siempre y cuando aparezcan como señal y alerta para poder actuar y poner en funcionamiento mecanismos de protección y de defensa, y no nos paralice. Estas mismas emociones pueden intensificarse en periodos de aislamiento, ya que en un escenario restrictivo hay menos posibilidades de manejar la angustia. Como seres humanos, nos organizamos por medio de la interacción social y de vincularnos con lxs otrxs. Por lo tanto, durante periodos de aislamiento se pone a prueba nuestra capacidad de adaptación al cambio y los mecanismos disponibles para afrontar situaciones de estrés.

Por otro lado, es importante mencionar que las medidas de aislamiento pueden poner en evidencia la vulnerabilidad de ciertas poblaciones, por ejemplo niñas y mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, reafirmando que muchas veces los espacios más íntimos no son los espacios más seguros. Si este es el caso, te sugerimos que busques información es los espacios que han dispuesto esfuerzos para brindar información si eres víctima de violencia durante este tiempo de aislamiento.

Estamos enfrentando una situación sorpresiva y de incertidumbre, para muchxs de supervivencia. Estos escenarios pueden sacar la parte más individualista y egoísta del ser humano,  o puede ser una oportunidad para pensarnos y repensarnos otras formas de cuidado y organización con nuestro entorno. Después de haber visto ciertas reacciones de algunas personas en estos últimos días, parece más probable morir por un esfero clavado en la espalda en la lucha de la última lata de atún, que por el coronavirus.

Una vez revisados algunos protocolos, guías y manuales sobre salud mental, y con la claridad de las limitaciones que existen para abordar las diversas realidades de la población, esta es una recopilación de algunas sugerencias para proteger y cuidar nuestra salud física y mental.

Algunas recomendaciones

1. Evitar el exceso de información:

Para qué necesito información, para qué estoy leyendo esto, qué comparto. Hacerse esas preguntas tal vez sirva para tomar medidas prácticas y así preparar planes de prevención y protección. Es necesario ser responsables y éticxs con el uso de esa información:

  • Es importante escoger un momento del día para informarte, generalmente puede ser a mediodía u otra hora de la tarde, en donde se consolida la información del día, y tengas tiempo para procesar lo leído. Evita que sea lo primero que te informes en el día o lo último antes de ir a dormir.
  • Tener información clave del virus, sus síntomas y de cómo prevenirlo.
  • Si hay noticias que no aportan al cuidado, y del de las personas que están a tu cargo, e incrementa tu ansiedad o angustia, es necesario que identifiques estas alertas y evites seguir esa información. Es importante informarse sobre: servicios disponibles (tiendas cercanas, verdulerías, farmacias, servicios de alimentación y financieros) que estén tomando las medidas de protección y prevención para tu salud y la de sus empleadxs cerca de tu casa o barrio.
  • Buscar fuentes oficiales, por ejemplo OPS (Organización Panamericana de Salud) u OMS (Organización Mundial de la Salud), así contrastas los hechos de los rumores.
  • Tener tiempo para desconectarse del celular es importante, y sobre todo de las redes sociales (puedes dejar tu teléfono alejado, prendido solo para llamadas, y silenciar los grupos).
  • Preguntarse si la información que estoy compartiendo aporta en algo al resto de personas; o si genera mayor angustia o contribuye a intensificar el miedo

Todxs tenemos la posibilidad de filtrar contenidos y poner límites a la exposición de información que nos afecta emocionalmente.

2. Recuerda el propósito de estar en cuarentena y evita pensamientos que distorsionen la realidad

¿Por qué hago eso, para qué? ¿Qué pensamientos son recurrentes?, ¿qué siento frente a esta situación? ¿A qué le tengo miedo?

  • Es importante identificar pensamientos que pueda generar malestar (pensamientos victimizantes o como creer que el aislamiento es un castigo). Pensar constantemente en la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen los malestares emocionales.
  • Reconoce tus emociones y acéptalas. Si es necesario, comparte tu situación con las personas más cercanas para encontrar la ayuda y el apoyo que necesitas.
  • Comunícate con tu familia, amigxs y seres queridxs.
  • Es importante mantener la cabeza ocupada y entretenida, busca actividades que puedas hacerlas o compartirlas con otras personas (juegos, compartir lecturas, chistes).

¿Cuándo sabemos que nuestros pensamientos pueden causarnos daño? Sentir miedo y angustia es algo normal, el problema es si el miedo, la angustia y la preocupación se convierten en un estado permanente y nos paraliza; si estas emociones empiezan a afectar la posibilidad de relacionarnos con nosotrxs mismos o con el resto de personas aparecen problemas para dormir, para concentrarnos, en nuestros hábitos de alimentación, para desempeñar nuestras actividades diarias.

Cuando aparecen pensamientos victimizantes, de soledad, abandono, pesimismo, entre otros, es importante recordar que: Estar en aislamiento no es un castigo sino una forma de cuidado y autocuidado; esto no será una situación permanente, es temporal. Tenemos la posibilidad de darle otro sentido al momento actual y pensar en nuestra contribución.

3. Mantén dentro de lo posible tu rutina

¿Cómo trabajo desde casa, cómo nos organizamos y qué actividades podríamos hacer? ¿Cómo estudio? ¿Qué hago con la sobrecarga de trabajo de cuidado en casa?

  • La organización de las actividades dentro de casa deben ser compartidas entre todxs y así distribuir responsabilidades de las tareas de recreación, limpieza, cuidado, estudio, etc.
  • Organiza tu tiempo alternando periodos laborales y de estudio. Podrías armar un cronograma con actividades diarias.
  • Respeta intervalos de almuerzo, pausa o café, y el término de tus horas laborales.

Recuerda: Podemos mantenernos activxs en casa, moverse alivia la angustia.

Hemos adaptado una parte de la Guía para el diseño de estrategias de Cuidado de Equipos. Estas recomendaciones pueden ser útiles durante esta cuarentena en casa y pueden aportar a nuestra salud física y mental. Están basadas en evidencias que identifican los factores que hay que tomar en cuenta para el autocuidado, se pueden adaptar al contexto y las particularidades de cada realidad.

Diseño: Daniela Moreno Zapata
4. Organización Comunitaria

Podemos pensar en cómo nos cuidamos entre todxs:

  • Protégete y apoya a los demás. Ayudar a otros en su momento de necesidad puede beneficiar tanto a la persona que recibe el apoyo como a quien ayuda. Puedes hacerte algunas preguntas para brindar apoyo: cuántas personas adultas mayores hay cerca, si alguna persona está sola en casa y necesita apoyo. ¿Quién necesita más ayuda?, y si conozco a la gente que me rodea.
  • Encuentra oportunidades para amplificar las voces o historias positivas. Hay ejemplos de organización comunitaria e imágenes positivas de la gente local que ha experimentado el nuevo coronavirus y se ha recuperado, podías ver cómo han apoyado a un ser querido a través de la recuperación y se han dispuesto a compartir su experiencia. Reconoce cómo se están organizando en algunos lugares para cuidar a las personas en mayor vulnerabilidad, cómo se apoya a quienes han tenido que salir a trabajar; o actividades que se estén realizando para apoyar a personas que están pasando una situación compleja durante este aislamiento.
  • Es importante organizarse a nivel comunitario, reconociendo la realidad de la diversidad de personas y sus condiciones de vida, de tal manera podemos encontrar  otras formas de subsistir y de apoyarnos mutuamente, sobre todo a quienes están en mayores condiciones de vulnerabilidad o a quienes tienen menor posibilidad de mantenerse en aislamiento por sus condiciones laborales o socioeconómicas.

Si necesitas hablar con alguien o asesoría legal o psicológica puedes ponerte en contacto con los siguientes espacios:

Apoyo legal, Surkuna.

Apoyo legal y psicológico, Cepam Guayaquil.

Atención a casos urgentes de violencia, Fundación Casa Refugio Matilde.

Red de servicio de acompañamiento psicológico en línea, ¿y si nos acompañamos?

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Autoras

Daniela Alvarado Rodríguez

Sicóloga feminista, salubrista, consultora en temas de salud mental y derechos humanos.