Clasificación de material reciclado para la venta. Julio 2022. Foto: cortesía Puerto López Recicla.
El colectivo Puerto López Recicla nació como una respuesta a los problemas que trae el mal manejo del botadero a cielo abierto en la ciudad costera. Las mujeres son el impulso que guía el cuidado del ambiente. Cada pieza que se recicla siembra la semilla de una mejor realidad que avanza con perspectiva feminista.
En 2023, el basurero a cielo abierto de Puerto López se incendió. Como en una visión distópica de la realidad, toneladas de basura ardían arrojando un humo negro tumultoso sobretodo en los barrios cercanos. Esto puso en evidencia las graves falencias en la gestión de residuos y sus consecuencias en la salud de la población y el medio ambiente.
En el libro “Crecer a cielo abierto” de 2020, en un basurero a cielo abierto, se advierte sobre la precariedad de estos espacios: “la disposición final de residuos se realiza en condiciones sumamente precarias; no existe separación en la fuente, por lo que los residuos se vierten mezclados: orgánicos, inorgánicos, hospitalarios, industriales e incluso lodos de pozos sépticos. La presencia de vectores como cerdos, gallinazos, perros, roedores e insectos es generalizada y permanente”.
“Como yo vivo en la parte alta del barrio Los Dos Ríos estaba cerquita de ese humo tóxico, contaminante, de quema de llantas y toditos los desechos, eso nos afectó. Tuve principios de bronquitis. Yo tengo secuelas, todavía ando con dolor de garganta, irritación y tos”, señala Glenda Chillán, recicladora de base de este cantón de la provincia de Manabí. “Y en el mes de mayo de 2024 volvió a incendiarse el botadero”, afirma. Tiene 35 años de edad y 13 años en el oficio de recolección de material reciclable en este mismo vertedero.
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Según el texto “Crecer a cielo abierto”, el oficio de las y los recicladores de base en esas condiciones los expone a la contaminación química por biogás y residuos tóxicos, contaminación biológica por el manejo de restos hospitalarios, temperaturas extremas, gran esfuerzo físico, jornadas extensivas de trabajo de hasta 24 horas continuas y peligros relacionados a la cercanía con autos recolectores o retroexcavadoras.
En esa ocasión, este siniestro duró casi dos semanas, pero no fue la primera vez que la ciudad se vio sumida en las tinieblas por el mal manejo de la basura. El sistema de saneamiento en Puerto López tiene la forma de un botadero a cielo abierto ubicado en los límites del Parque Nacional Machalilla. Este vertedero no tiene tratamiento técnico, es decir, no se procesa la basura que llega, simplemente se la acumula.
La lógica extractivista, capitalista y antropocentrista tiene como consecuencia un modelo productivista, consumista y desechable. Tal como lo expone el texto “Crecer a cielo abierto”, estas toneladas de residuos incluyen materiales reutilizables y reciclables que son arrojados sin reparo con las afectaciones a la naturaleza. A esto se suma que las personas más empobrecidas buscan un medio de sustento recuperando esa basura en condiciones precarias, aunque esta labor ecológica es un beneficio para todas las personas.
Según Sara Larrea, integrante del colectivo Puerto López Recicla, las autoridades no han hecho mucho para frenar la problemática de saneamiento. “Cuando ya está muy colapsado, el Municipio envía un tractor que crea un hueco. Pero ya no queda más terreno para crear una celda, entonces es cómo remover la basura de un lado para el otro. Lo mejor que hacen es cuando colocan tierra encima de la basura, eso evita incendios y previene que la basura se vuele por todo el pueblo”.
May Platt, bióloga que forma parte del colectivo Puerto López Recicla, comenta que en los últimos meses de este 2024 el Municipio se volvió más constante en las tareas de enterrar la basura. Sin embargo aún han habido incendios, aunque con una respuesta más pronta de las autoridades para apagarlos. “En una o dos horas desde que reportaron el incendio ya estaban ahí las máquinas y los bomberos respondiendo a la emergencia. Además, tienen una propuesta para crear celdas emergentes con una duración de dos años, pero no han conseguido los fondos, están esperando la aprobación del Banco Interamericano de Desarrollo para obtener el financiamiento”, explica.
Cerca del botadero está el barrio Los Dos Ríos que es el sector donde habitan las y los recicladores como Glenda, junto con sus familias. El último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) en 2022, señala que el número total de hogares en Puerto López, en la parroquia Machalilla, cercana al barrio Los Dos Ríos, tiene 1815 familias. Según Platt, en este barrio en específico existen unas 80 familias. Las condiciones de vida son precarias en esta zona de la ciudad. “Es una comunidad altamente analfabeta. Muchos no acabaron la primaria porque tuvieron que dedicarse a trabajar o formaron familias muy temprano. Tampoco cuentan con servicios básicos como agua y a eso se suma el riesgo del relleno sanitario que no tiene ningún manejo”, señala Platt.
Y según el boletín 901, publicado en febrero de 2012, se señala que “la obra fue entregada mediante Acta Entrega Recepción Definitiva el 20 de mayo del 2008 al Sr. Miguel Plúa, Alcalde de Puerto López de ese entonces”.
El Censo registró a 25.630 habitantes en Puerto López. El mismo censo revela que el acceso a servicios básicos en el cantón es limitado. Solo 4.949 personas del área urbana y rural tienen agua por red pública, lo que representa el 19,31 % de la población. Las Estadísticas de Información Ambiental Económica en Gobiernos Autónomos Descentralizados Municipales Gestión de Agua Potable y Saneamiento 2022, muestran que Manabí es la segunda provincia con el mayor costo promedio por metro cúbico de agua potable a nivel domiciliar, costando 0,46 centavos, en comparación con provincias como Pichincha que paga 0,27 centavos por la misma cantidad de agua. Es decir, que está provincia paga 0,19 centavos más por el agua.
A esto se suma que en la ciudad costera solo 6.202 personas tienen el servicio de recolección de basura, es decir 24,20 % de la población total de Puerto López. Además, 327 tienen red pública de alcantarillado y 6.470 personas cuentan con energía eléctrica de red pública, revelan la cifras del censo del INEC 2022.
Más allá de las estadísticas
El instrumento que las mujeres recicladoras utilizan para recopilar el material reutilizable son sus manos. Marcadas por el sol, el tiempo y el esfuerzo, cada apretón de manos suma en el trabajo por buscar el sustento de cada día al no existir muchas oportunidades en este cantón del país.
Según estadísticas del INEC 2022, en Puerto López, 1.268 personas de 15 años o más son analfabetas. De este total, 533 viven en el área urbana, mientras que en el área rural la cifra asciende a 735. Las mujeres representan la mayoría de las personas en esta situación, con 651 casos, evidenciando cómo las desigualdades estructurales afectan de manera desproporcionada a las mujeres, especialmente en contextos rurales.
Está brecha en el acceso a oportunidades también está marcada por el embarazo prematuro que impacta en la vida de las mujeres recicladoras. En 2023 hubo 1666 nacidos vivos en niñas entre 10 a 14 años de edad en Ecuador según cifras del INEC de los Registros Estadísticos de Nacidos Vivos y Defunciones Fetales. De estos nacimientos, 1030 ocurrieron en la región costa, 234 en Manabí. Las cifras del Mapeo de Embarazo Adolescente en Ecuador muestran que hubo 169 niñas embarazadas de 10 a 14 años específicamente en Puerto López.
“Yo ingresé en el reciclaje por falta de recursos económicos” afirma Chillán, quién es madre de tres hijos pequeños. “No los podía dejar mucho tiempo solos. Los llevaba a una guardería y como estaba cerca del botadero de basura, yo dejaba a mi hijo de mañanita en la guardería y me iba a reciclar. Llegaba a mi casa, me bañaba rapidito e iba a verle a mi hijo a la guardería que salían a la una”.
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Chillán cuenta que del total de diez personas que se organizaron para trabajar en el vertedero, tres son hombres y siete recicladoras son mujeres. La mayoría de ellas son madres. “Hay dos que no son madres todavía, pero el resto todas son madres de familia”.
El reciclaje fue la única opción que encontró Glenda para recibir ingresos cuando tuvo que sostener económicamente a sus hijos sola. El oficio le brindaba flexibilidad en los horarios.
“Esa era mi única posibilidad”, afirma. La mitad de su día, de 8:00 a 13:00, lo dedicaba a la recolección y clasificación de basura. En una semana lograba reunir entre 10 USD a 15 USD trabajando todos los días. Mientras, por las tardes se ocupaba de las tareas de cuidado de sus hijos. Confiesa que los ingresos eran contados. “Era con las justas porque con tres niños pequeños se me complicaba mucho”.
Actualmente está casada y reparte la carga económica con su pareja.
Las demás opciones laborales disponibles para las mujeres en Puerto López incluyen la cocina y la limpieza, pero no les dejan grandes ingresos ni tiempo libre. “Yo trabajé un feriado en la cocina y me dijeron te vamos a pagar 15 USD de 8:00 a 17:00. Y mentira porque yo me iba a las 20:00 a veces y me pagaban solo 10 USD. Para mí no es muy recomendado porque es prácticamente todo el día que se pasa afuera y pagan muy poco”, menciona.
En cambio los hombres tienen más posibilidades de trabajo y mejor remunerado en Puerto López, en reciclaje, turismo, construcción, cortar monte, pescar o ir a la playa a ver si les regalan un pescado para poder revender.
“Los trabajos de las compañeras son lavar ropa o el trabajo doméstico, pero les pagan unos precios muy bajos. Ganan 5 USD por lavar la ropa de una semana de una familia con un aproximado de 50 prendas, por ejemplo, es mínimo. Los hombres en cambio, cuando trabajan un día en construcción, ganan entre 30 USD a 40 USD, entonces las familias priorizan que ellos puedan ir a esos trabajos y las mujeres se quedan más en el trabajo de reciclaje. Los hombres solo cuando están desocupados van a ayudar con el reciclaje”, explica Larrea.
Sin embargo, el reciclaje en un basurero a cielo abierto es una labor ardua porque toda la basura llega mezclada. Las recicladoras trabajan de lunes a sábado. Tienen dos turnos, uno en la mañana de 8:00 a 13:00 y otro por la tarde, de 13:00 a 18:00, varios días se quedan más tiempo. Escarban en los montículos con ganchos para poder separar el material que les sirve. Después de buscar por largas horas, deben cargar los residuos al hombro hasta un lugar donde puedan clasificarlo, limpiarlo y prepararlo para la venta, la cual no les representa grandes ingresos económicos. Glenda, por ejemplo, iba al botadero cerca de cinco horas diarias. Además, las condiciones precarias de esta labor los enfrenta a varios riesgos como caídas, cortes con material afilado y la exposición a la contaminación que puede afectar las vías respiratorias.
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“Yo sé que en el Centro de Salud entregan en unas cajitas todos los desechos corto punzantes, pero al momento que va en un recolector de basura todo se junta con las jeringuillas, y a veces no podemos recuperar ese material por miedo a hincarnos. Sí ha habido cortadas y eso que nosotros andamos con guantes, pero aún así hay riesgos”, asegura Chillán y cuenta que en el Centro de Salud les colocan varias vacunas como la del tétanos de forma gratuita para prevenir enfermedades a las que están expuestas.
A pesar de todo, las recicladoras y recicladores de base son quienes brindan un respiro al vertedero. Escarban en la basura y recuperan material contaminante para darle una nueva vida. En el cantón se generan 18 toneladas de basura diarias, según cifras del proyecto Gestión Integral de Residuos y Desechos Sólidos No Peligrosos Municipales (GRECI) publicadas en 2023, recabadas por el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) durante el período 2012- 2023.
Esta ciudad no es la única con vertederos a cielo abierto en el país. Las estadísticas de GRECI, estiman que en 2023 a nivel nacional se generaron 5,3 millones de toneladas de residuos sólidos al año. Esto equivale a llenar 38.4 estadios como el Olímpico Atahualpa que tiene una capacidad para 35.258 personas. De esta cantidad, el 55.20 % de los desechos de los 221 Gobiernos Autónomos Descentralizados Municipales (GADM) son enterrados en rellenos sanitarios, 28.96 % utilizan celdas emergentes o espacios temporales para guardar la basura mientras se construye los sitios principales con todas las especificaciones técnicas, es decir que funcionan como huecos para disponer la basura de forma temporal. Por otro lado, el 15.84 % de los GADM continúan empleando botaderos.
Según el estudio “La cartografía de la basura en el Ecuador” de 2020, “únicamente el 3.7 % de residuos sólidos totales es aprovechado para reciclaje y compostaje, mientras que, en promedio, el 96.3 % restante es enterrado o enviado a plantas de coprocesamiento”.
La gestión inadecuada de residuos es un riesgo ambiental, más aún en Puerto López, una ciudad costera de Ecuador cuya particularidad radica en que más de la mitad del territorio es área protegida. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador reconoce una extensión de 41.754 hectáreas terrestres y 14.430 hectáreas marinas que forman parte del Parque Nacional Machalilla declarado en 1979. Es decir que se reconoció la importancia de la zona y la urgencia de proteger sus ecosistemas: los bosques secos y semisecos, y los ambientes marinos.
Sin embargo, los efectos del mal manejo del botadero perjudican la biodiversidad de esta zona. Platt explica quemuchas veces el viento hace que los desechos salgan volando del botadero y lleguen al mar, poniendo en riesgo la vida de las especies. “Por ejemplo, las tortugas marinas pueden confundir las fundas con comida porque parecen medusas en el mar. Entonces tragan esa basura y no la pueden vomitar por su anatomía y les genera problemas digestivos. Pasa lo mismo con las aves. Hay imágenes de albatros alimentando a sus crías con basura y por esta razón han muerto”.
Asimismo, Platt explica que las piscinas que guardan los líquidos desprendidos de la basura no están bien manejados. “Cuando llueve esas aguas se rebosan y llegan al cauce del río”, que posteriormente llega al mar. Un lugar que alberga arrecifes rocosos y cientos de especies como el tiburón ballena, razón por la cual el parque fue declarado “humedal de importancia mundial” por la Convención Internacional Ramsar.
Quienes habitan el cantón viven afectaciones por problemas derivados del manejo incorrecto de los residuos. Cuando la basura tapa los alcantarillados, el agua se estanca siendo el hábitat ideal para la proliferación de mosquitos que pueden transmitir dengue u otras enfermedades.
La recolección de basura es otra dificultad porque, en ocasiones, el camión recolector, puede tardar hasta tres semanas en pasar. Por esta razón, la gente quema la basura. “Los gases que se generan al quemar plástico son súper tóxicos para la salud tanto para la parte respiratoria como para la neuronal”, menciona Platt.
Incluso en un momento, para dar una “solución” a la problemática, las autoridades plantearon abrir un nuevo relleno sanitario dentro del Parque Nacional Machalilla porque no les queda más terreno en el área urbana. “¿Cómo va a ser bien manejado el relleno sanitario en un área recóndita? Aquí sale volando la basura a los árboles, hay mucha contaminación alrededor del relleno, la gente bota la basura en los ríos, los terrenos baldíos, entonces no sería nada diferente a lo que ya tenemos”, señala Plat, insistiendo en que esa no es una solución real.
Cuando todo cambió
El colectivo Puerto López Recicla se creó en el año 2022 con el objetivo de precautelar la salud de las personas que viven cerca del botadero, mejorar la gestión de basura y generar un trabajo dignificado para las y los gestores de residuos. Lo conforman diez personas recicladoras de base y siete personas de la sociedad civil, entre activistas, biólogas, abogadas y más, en su mayoría mujeres.
El grupo se formó luego de un curso de fortalecimiento sobre educación ambiental organizado por World Wildlife Fund (WWF por sus siglas en inglés) en el año 2021. Glenda Chillán asistió junto con May Platt para aprender a generar proyectos de educación para el desarrollo sostenible en comunidades. El curso duró siete meses, tiempo que le dedicaron en desarrollar un proyecto de reciclaje para la asociación de recicladores donde Chillán formaba parte.
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El liderazgo de las mujeres era algo que ya estaba implantado y que continuó en la organización recién creada. “Al iniciar la colectiva, Glenda Chillán era una figura directiva de la asociación a la que pertenecían los recicladores del barrio Los Dos Ríos. Entonces aprovechamos eso”, apunta Platt.
Además, explica que el liderazgo femenino surgió porque los hombres tienen más opciones laborales. En cambio las mujeres se dedicaban más al reciclaje y esto hizo que tengan un mayor conocimiento al respecto. Una de las particularidades del liderazgo femenino que encuentra Platt es que “las mujeres consideran los planes que se pueden hacer a largo plazo, pensando más hacia el futuro”.
La primera actividad que hizo el colectivo fue crear una ruta de recolección de material reciclable. Al comienzo 20 establecimientos turísticos, entre hoteles y restaurantes, aceptaron entregar el material limpio y clasificado. Los miembros del colectivo pasaban a buscar este material una vez a la semana. También se realizó un trabajo de sensibilización y relaciones públicas sobre el tema del reciclaje.
El objetivo de esta iniciativa fue que las compañeras recicladoras puedan pasar menos tiempo en el vertedero o que definitivamente dejen de ir a ese lugar. “Sin embargo, las personas no pudieron dejar de ir al botadero porque no les era sostenible vivir solamente de lo que los establecimientos turísticos separaban”, señala Larrea.
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Dependiendo del material, algunos residuos recolectados son procesados en Manta, Guayaquil o Quito para convertirlos en productos nuevos. Las personas recicladoras no tenían más opción que vender el material a los intermediarios porque ellos contaban con camiones para transportar los residuos hasta las fábricas. Lo que resultaba costoso porque los recicladores debían pagar por la movilización. Entonces decidieron juntar todo el reciclaje, venderlo menos seguido y negociar los precios con el intermediario. Así lograron un aumento del 30 % en los pagos por el material.
Para sostener esto, vieron la necesidad de conseguir un lugar donde colocar el reciclaje acumulado. Buscaron financiamientos para dos proyectos: el primero les permitió construir un centro de acopio y crearon estaciones de reciclaje en los barrios de la ciudad. Mientras el segundo fondo les sirvió para montar un taller de costura para procesar el material textil reciclado. Actualmente realizan flores de tela decorativas, moños y bolsas para hacer las compras.
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Izquierda: elaboración de productos realizados con tela reciclada. Puerto López. Noviembre de 2023. Foto: cortesía Puerto López Recicla. Derecha: taller sobre violencia basada en género y reciclaje. Puerto López. Agosto de 2023. Fotos: cortesía Puerto López Recicla.
Luego tuvieron un segundo financiamiento proveniente de un fondo feminista que fue utilizado para hacer una formación interna sobre feminismo. Llegó una mujer de Manabí de la Colectiva Tejedora Manabita para darles clases sobre teoría feminista.
“Eso abrió un montón de reflexiones en el colectivo sobre nuestras propias situaciones, la identidad de ser mujeres y sobre cómo eso incide en nuestra situación de vida, nuestro trabajo. Después de mucha reflexión, decidimos organizar talleres dirigidos a mujeres que estaban en los barrios para que las compañeras recicladoras expliquen cómo clasificar los residuos para que se recicle más y también había un espacio de formación sobre violencias de género”, apunta Larrea.
Además, se aprovechó el espacio para desestigmatizar el trabajo del reciclaje porque los y las recicladoras viven mucha discriminación por su labor. Para fortalecer el reconocimiento a esta labor, a la par, el director de cine Paúl Ramírez realizó el documental “Chamberos: reciclaje y territorio”, que permitió visibilizar aún más su labor. “Sentimos que realmente nuestro trabajo estaba siendo reconocido y para mí fue una grata sorpresa y para nuestros compañeros también”, expresó Chillán.
En total fueron diez talleres en siete barrios de la cabecera cantonal y en tres comunas ancestrales. Asistieron 150 mujeres. Nunca antes se había dado una iniciativa similar en Puerto López. “Muchas mujeres se enteraron en los talleres qué es la violencia y reconocieron haberla vivido”, reflexiona Larrea.
“El trabajo que hicimos, después de un tiempo, empezó a tener un enfoque feminista. [Mientras] nos fuimos organizando en algún punto llegó a ser muy evidente que teníamos que empezar a pensar lo que estábamos haciendo desde el feminismo y a enfocarnos más en fortalecer el trabajo de las mujeres, porque los hombres tienen acceso a diferentes trabajos. Ahora yo diría que somos bastante feministas como colectivo”, afirma Larrea.
A través del reciclaje en la colectiva se empezaron a generar mejores condiciones para las y los trabajadores, especialmente para las mujeres. Chillán explica que antes ganaba entre 10 USD y 15 USD a la semana trabajando jornadas de cinco horas diarias recolectando material en el botadero. Ahora gana 20 USD trabajando solo un día a la semana. Además, las mujeres son mayoría en el grupo y son las que lideran esta iniciativa organizando el tema económico y el trabajo, lo que permite repartir las ganancias de forma equitativa. El apoyo mutuo también es una característica de esta organización, así como las capacitaciones en temas de feminismo.
El grupo no está constituído legalmente, pero cuentan con un reglamento interno. Funcionan como una cooperativa que les permite romper la lógica del éxito individual para colectivizar los recursos. Les ha funcionado juntar el material para venderlo a un mejor valor. Hicieron un sistema en el que todos los recursos se juntan y se dividen por igual entre todos dependiendo del número de horas que hayan trabajado.
En el colectivo estiman que se recupera un 10 % del total de la basura en Puerto López con la suma del trabajo en el relleno, la recolección en locales comerciales y las personas que recogen los residuos en las calles informalmente.
Por parte del Municipio lo que reciben son invitaciones para hacer mingas, “pero esto es trabajo gratuito”, puntualiza Larrea. Ahora se está negociando un apoyo para la venta de los productos textiles porque “les interesa apoyar los emprendimientos”, señala Larrea.
El trabajo de reciclaje se realiza en medio de la violencia que atraviesa al país y en particular la provincia de Manabí y la ciudad. Según el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), en 2023 se registraron 19 muertes violentas en Puerto López. El 04 de febrero de 2023, Omar Menéndez, candidato a alcalde de esa misma ciudad, fue asesinado y horas más tarde de este atentado se conoció que ganó las elecciones.
“Puerto López es un sitio muy turístico, pero por el tema de la violencia ha bajado el turismo, entonces ha bajado la cantidad de material reciclable que recibimos”, afirma Platt. Asimismo, Chillán explica que “los turistas ya casi no vienen a Puerto López y ha disminuido el material reciclado”. Sin embargo, las acciones del colectivo ya mejoraron la economía de las y los recicladores, lo que amortiguó los efectos de la violencia en la zona.
Logros en estos dos años de creación
En el camino han ido creciendo, en la actualidad son 50 hoteles y restaurantes los que entregan el material reciclado al colectivo. Ahora las y los recicladoras se mantienen económicamente gracias al reciclaje, pero además realizan manualidades con el textil recuperado. También cuentan con una línea de moños y vinchas para el cabello. Asimismo, hacen jabón con aceites reciclados.
El trabajo cambió completamente porque antes recolectaban el material reciclable en el botadero, con todos los riesgos que esto implica. Ahora, lo reciben de las manos de los consumidores en la ciudad. “Para mí es una gran ayuda pertenecer a Puerto López Recicla, porque ya no estoy expuesta a los peligros”, afirma Chillán puesto que ahora recolecta el material limpio y separado directamente de los locales que generan estos residuos. Ahora tiene entre 20 y 22 establecimientos y casas donde se recolecta el material.
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Chillán afirma que se redujo el tiempo que dedica al reciclaje. “Solamente los lunes trabajamos o cuando nos llaman. Tenemos los teléfonos 0992782783 y 0959910906 para que nos contacten las personas que tienen reciclaje y nosotras, con nuestro triciclo, vamos a retirar en el establecimiento que digan”. Se organizan para un día recopilar el material y luego clasificarlo. Las personas conocen sobre su trabajo por la socialización que hicieron en un inicio yendo de local en local ofreciendo sus servicios. Y ahora las conocen a través de su página de Facebook y también reciben solicitudes para ir a retirar el material.
Sin embargo, los ingresos aún son escasos. “Vendemos al mes, pero el costo es demasiado bajo. Por ejemplo, el mes pasado (abril de 2024) hicimos 120 USD cada uno por el material. Y de los 120 USD mensuales se deja el 10 % en caja chica”. Chillán agrega que muchas de las mujeres recicladoras son jefas de hogar, y menciona que “no nos alcanza, lo poco que hacemos es para comprar comida y hay que hacerlo alcanzar para estudios de los niños, alimentación y pagar los servicios básicos. Hay que hacer magia para poder solventar todo”.
Según Glenda Chillán, el kilo de plástico PET (tereftalato de polietileno) cuesta 0,30 centavos y el cartón está en cuatro dólares por kilo. Aunque en 2021 se creó la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva con el objetivo de involucrar a los recicladores de base, la realidad es que hay poco esfuerzo por mejorar su economía, así como para incluirlos en los procesos de gestión y recuperación del material.
Para Platt, “vivir del reciclaje es súper difícil, nadie en el colectivo se ha enriquecido, pero sí ha habido un factor de mejora en la calidad de vida”.
“Ser mujer recicladora es algo muy importante para mí. Desde que iba al botadero el trabajo era muy pesado. Aunque dicen que ser mujer es ser débil, uno acá también suda, hace el esfuerzo. Para mí es muy importante pertenecer a Puerto López Recicla porque hemos tenido capacitaciones, aprendimos sobre autocuidado, sabemos que podemos pedir ayuda a nuestras compañeras y estamos ahí siempre de la mano”, dice Chillán.
Por su parte, Larrea afirma que “el liderazgo de las mujeres nos ha permitido organizarnos de una manera distinta, romper con lógicas de competitividad que nos han enseñado desde siempre. Creo que la forma de operar solo fue posible viniendo de una reflexión feminista que intentaba romper con eso y la otra cosa que le da mucho valor a nuestro trabajo es que somos un colectivo muy diverso”.
Replantear la visión del oficio del reciclaje al buscar mejores condiciones para ejercer el trabajo, involucrar a la comunidad y diversificar los medios de ingresos es parte del aporte de las mujeres como agentes de cambio. La invitación es a qué más personas se sumen. Cuando tomes una botella plástica, papel o cartón en tus manos piensa dos veces dónde terminarán. Tú eliges si llegan a vertederos o a manos de recicladoras.
Autoras
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