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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Jeanneth Cervantes Pesantes

DJ Blackguman – Bacha

Beatriz Ortiz Mina, conocida como Bacha o Blackguman tiene cuarenta años y es DJ. Hija de “madre soltera”, migrante y afrodescendiente, quien la crió trabajando como “empleada doméstica”. Creció en el sector de la Av. 12 de Octubre, en la ciudad de Quito, donde conoció a mucha gente que “conversaban en el té”, su madre (“mi vieja”, como ella cuenta) no la crió ni en contra ni a favor de su “viejo”. Ella se hizo una historia que era un tipo siniestro”. Su madre no tuvo problema en aceptar la homosexualidad de Bacha, cuando ella tuvo su primera novia su madre se llevó muy bien con su pareja. Bacha afirma que no tuvo problema en asumir su sexualidad porque “ama personas”.

Aunque su madre no tuvo inconveniente en apoyar su identidad sexual, Bacha cuestionó cómo las familias, el espacio que debería ser el más seguro, resulta ser el más inseguro. En “las familias pueden aceptar pedófilos, violadores, violentos o que le fajen a la mujer, pero que el chamo o la chama sea homosexual es la cosa más aberrante y terrible que les puede pasar en una sociedad falsamente catolicista y violenta”.

La penalización fue un tiempo difícil para quienes asumían su sexualidad. Bacha estudió en el Colegio Manuela Cañizares, ubicado en la Foch y 6 de Diciembre, al norte de Quito; recuerda que a la salida de clases (término la secundaria en 1995), siempre estaban “las trans” y los homosexuales. Se paraban en la calle porque ese era el sitio donde trabajaban prostituyéndose. Bacha comenta que los problemas venían por parte de la Policía, y que quienes estudiaban en el Manuela en aquel tiempo no les ponían atención, o por lo menos no las agredían. Cuenta que las mejores anécdotas fueron durante su militancia (participó en varias manifestaciones en su época colegial). Quienes eran arrestadxs por ser homosexuales o trans la salvaron más de una vez su cuando “se ponía álgida la cosa”, pero también vio cómo a muchos, la Policía se los llevaba al CDP o al Regimiento Quito, más conocido como el Triángulo de las Bermudas porque sabías que si entrabas no salías. Cuenta que en aquella esa época desapareció un montón de gente. Recuerda que “los policías nos metían a los patrulleros. Muchos de los capturados eran homosexuales, especialmente mujeres trans, e iban con gillets bajo la lengua para defenderse del abuso policial, de las violaciones, de la violencia física, de la tortura”.

En ese tiempo conoció a varias personas activistas LGBTI, que eran personajes de la ciudad, como Daniel Moreno y la Cruz Veneno. También, a un amigo- del que prefiere no dar su nombre- porque unos años después de la despenalización fue asesinado. Para Bacha lo que pasó durante aquellos años es una historia que se repite ahora, pues lo ha vivido en su propio cuerpo. Recientemente en el sitio en donde vive, el dueño de casa, le preguntó a una de sus sobrinas si ella (Bacha) era hombre o mujer, o si “era el marido” de su pana, y el tipo se imaginó una cosa muy torcida. Por su apariencia frecuentemente le llaman “señor”, en una época le daba miedo entrar al baño por si alguien podía agredirla, de a poco se sintió más segura y dejo de temer. Ahora no teme decir las cosas tal cual las vive o las siente. Es una mujer que se expresa libremente.

Especial completo aquí.

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Autoras

Jeanneth Cervantes Pesantes

Editora de la revista digital feminista: La Periódica. Asesora de comunicación con enfoque en violencia, género, derechos sexuales y reproductivos. Feminista apasionada por la encrucijada digital.