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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Alba Crespo Rubio

Bethania Velarde

Cuando hace referencia a su salida del “clóset”, Bethania Velarde, habla de valentía. Para ella, esta palabra la lleva a su vivencia como lesbiana, y también a las experiencias de quienes vinieron antes que ella. “Me hubiera gustado ser más valiente”, confiesa. “He pasado por un montón de etapas, desde el miedo, la vergüenza, la ceguera, hasta el orgullo”, cuenta. Ese cúmulo de cosas que en su mayoría han sido negativas, las atribuye a una falta de coraje, lo que contrasta con la fuerza de aquellas personas que fueron criminalizadas y perseguidas por ser homosexuales, a quienes considera héroes. Héroes que le han permitido la libertad.

Es curioso oír eso de alguien que tiene tan clara su identidad y su manera de ver el mundo. Su firmeza y convencimiento en las cosas que hace contrastan con el relato de su proceso de lucha contra todo lo que le enseñaron de chica. “Fue difícil y gigantesco, ahora es maravilloso”. Porque ha encontrado cómo afrontar toda esa penalización social y religiosa tan “terrible”. Una manera de hacerlo es desde el cine. Dirige el documental La loca que derramó el vaso, que contará la historia de Patricio, reina gay de Cuenca en 1997, que tras su coronación fue encarcelado y torturado. Este fue uno de los sucesos detonantes de la victoria de la comunidad LGTBI por la despenalización.

Bethania también menciona el dolor como algo que ha atravesado su vida desde niña. “Ver la cara de decepción de mi madre todos los días”, “la vergüenza que siente mi familia”, recuerda, lo han hecho todo muy difícil. Pero también ese dolor, el propio y el de otra gente, “ver que eso no está bien” le han hecho “mirar al frente e ir para adelante”. Se lo toma como un reto, “a veces la vida te pone huevadas al frente y te dice ‘eso es lo que tienes que ser’”.

Después de todo, enfrentarse a esos obstáculos, es lo que le lleva a la autenticidad, a ser quien es, a sentirse en paz consigo misma. Asegura que “al salir del clóset fue la primera vez que me sentí orgullosa de mi misma”, pues era la primera vez que sentía que hacía algo por ella misma, cuando pudo decir quién es. Ni con un premio o con buenas notas se había sentido así, cuenta. “Fue la sonrisa más verdadera de mi vida”.

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Autoras

Alba Crespo Rubio

Feminista y Periodista.