Anghelo es oriunda de Machala, vivió su homosexualidad durante la penalización; supo que sentía atracción por personas de su mismo sexo a los siete años, a los 13 salió a vivir solo, y trabajar para vivir. Sintió discriminación desde muy corta edad, pero una de las escenas que más marcó su vida fue cuando viajó a Huaquillas a conocer a su padre, ahí un tío político le dijo que los maricones se mueren “con gusanos en la boca”. Eso que fue una frase, se transformó en miedo para él, vivió su homosexualidad a escondidas para evitar que le hicieran daño. Se reconoce como transgénero y vive su feminidad.
En 2006, durante la marcha de orgullo LGBTI en Machala, Anghelo salió a las calles vistiendo ropa femenina, se puso un antifaz, conformé avanzó la marcha y vio pasar a varios compañeros, decidió dejar de “tapiñar” su homosexualidad, se quitó la máscara y descubrió su rostro para atreverse a hablar sin ocultar su identidad, quiso que se sepa quién era la persona que estaba detrás del antifaz. Cuenta que ahí murió Ángel y desde aquel entonces le conocen como Anghelo.
Los medios de comunicación que cubrían la marcha entrevistaron a Anghelo, asumió su propia voz, decidió dejar de tener miedo porque más de una vez le habían dicho en la calle “maricón ridículo”, o habían intentado lanzarle piedras.Y ya sin temor, vestía con ropa femenina y se dijo a sí misma “esa soy yo”.
Su familia se enteró por las entrevistas que Anghelo era homosexual, algunas tías y su hermano aún rechazan su orientación y su feminidad, pero sus hermanas, le quieren y aceptan. Ellas acompañan su tránsito por una identidad diferente, le ayudan a comprar y buscar ropa femenina. Anghelo no usa maquillaje porque no quiere faltar el respeto a su madre y hermanas, pero no renuncia a su feminidad y a usar vestidos.
Con la despenalización, Anghelo sintió que finalmente sería reconocido “como persona”, sin embargo, cuenta que más de una vez fue víctima de discriminación. Cuenta que en varios ocasiones no le han permitido usar un baño de mujeres cuando usa su ropa femenina y le obligan a usar el baño de hombres. Conoce sobre la situación de los asesinatos a compañeras trans y sobre las investigaciones y denuncias que no llegan a término. Sabe del rechazo en el sistema de salud, y lo complejo que es para una mujer trans acceder a este derecho.
A sus 42 años, es parte de la Agrupación Sembrando Cultura de Machala. Para él falta mucho por trabajar con y por la comunidad en su ciudad, y admite que es necesario seguir organizándose y defendiendo sus derechos.
Relatos de clósets
Autoras
Jeanneth Cervantes Pesantes
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jeanneth@laperiodica.net
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@JanetaCervantes