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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Alba Crespo Rubio

Alejandro Lalaleo

“Salir del clóset, para mí, fue enfrentarme conmigo mismo”, reconoce Alejandro Lalaleo, cineasta, director y actor de series como Enchufe.tv y Piloto Automático. Cuenta que, a pesar de que vivió un proceso “relajado”, sí salió del closet, uno que él mismo se había construido. “Yo sabía que estaba en un entorno seguro, que mi familia y amigos lo entenderían”, recuerda. Aun así, tardó años en dar el paso y tuvo varias novias en la adolescencia. “Ya sabía de alguna forma que era gay, pero lo rechazaba”. El reconocerse homosexual fue, pues, “un proceso hacia adentro”.

Alejandro es consciente de que no para todxs ha sido así, que la manera como lo vivió él fue “muy particular”. Lo define como “una situación excepcional, privilegiada”, como una “burbuja” aislada, en comparación a lo que pasa en la mayoría de casos. Mientras él tomaba la decisión de mudarse a vivir con su pareja de más de dos años, lo que más recuerda de ese momento es a su madre pidiéndole conocerle, mientras muchos de sus amigos eran rechazados por su familia.

Esa naturalidad con la que lo vivió Alejandro, en cierta manera se rompió cuando descubrió que había nacido como un delincuente. Se topó con eso por casualidad, buscando entre recortes de periódico y revistas noticias antiguas y anuncios chistosos. De repente, estaba leyendo que por el solo hecho de amar a alguien de su mismo sexo —condición que considera innata—, se podía ir a la cárcel hasta ocho años, algo que nadie le había contado, ni en casa, ni en la escuela, ni en la universidad. “Quise investigar más”, cuenta, y se indignó ante la poca cobertura que le dieron los medios a la despenalización en su momento: solo el diario El Comercio siguió este acontecimiento. “Eso me sacudió muy fuerte porque me di cuenta que lo que yo soy no importaba”, explica.

Esa sacudida lo llevó a entrevistarse con personas que estuvieron al frente de la lucha por la derogación del inciso primero del artículo 516; por ejemplo, Orlando Montoya, quien fue activista por la despenalización en Guayaquil. “Fue doloroso conversar con él, y darme cuenta que yo había tenido mucha suerte, y que no sé si hubiera sido capaz de hacer lo que ellxs hicieron”. Alejandro piensa que quizás se habría resignado, no sabe si habría sido capaz de enfrentarse a la sociedad como hicieron ellxs más de dos décadas atrás, que “quizás hubiera aceptado estar toda la vida escondido”.

Es por eso que, aunque considera que hay un montón de cosas por cambiar, y que la penalización social sigue, solo puede agradecer a quienes “no se conformaron y tuvieron tan claro que la libertad era la única forma en que podemos vivir”. Ahora, dice, toca luchar para que en 20 años el ser homosexual no sea un tema de conversación, que no haya “clóset” del que salir.

Especial completo aquí.

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Autoras

Alba Crespo Rubio

Feminista y Periodista.