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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Mishell Mantuano Cabezas

No hay orgullo mientras haya un genocidio en curso

Quito fue escenario de la resistencia y la reivindicación por la justicia social frente a las condiciones que actualmente vive el país, durante la movilización del orgullo LGBTIQ+, que se desarrolló el 22 de junio de 2024. No hay orgullo sin justicia social fue la consigna que impulsó a quienes se movilizaron en conmemoración de los 55 años de los Disturbios de Stonewall en Estados Unidos.

Disidencias sexuales y de género, colectivos feministas, mujeres y activistas contra la guerra hicieron resonar con fuerza una de las consignas que también acompañó la movilización: ¡Libertad para Palestina! A esto, se sumaron otras consignas por la liberación de los pueblos del sur global que resisten a la ocupación colonial y militar de los imperios bélicos.

La movilización LGBTIQ+ tuvo dos convocatorias. La oficial se concentró en la Plataforma Gubernamental Norte (donde funcionan varias entidades estatales) desde las 10:00, allí se desarrolló una feria y un festival artístico previo a desplazarse hacia el Parque Bicentenario. La consigna de esta fue: “Nada que curar” En respuesta a la existencia de centros de tortura que ofrecen supuestos tratamientos de deshomesexualización a pesar de que organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha apoyado la prohibición de estas prácticas que buscan modificar la orientación sexual y expresión de género (ECOSIG). Mientras que, la segunda convocatoria se concentró en el sector de la “Y” (histórico paradero de las mujeres trans para ejercer el trabajo sexual a pie de calle) y fue convocada por quienes cuestionan que no se puede celebrar el orgullo LGBTIQ+ sin justicia social.

Cerca del mediodía, la marcha oficial avanzó por la avenida Amazonas en Quito, dirigiéndose hacia el Parque Bicentenario. Cerca de la Plaza de toros, la segunda marcha interceptó la movilización oficial, ubicándose en el primer bloque y encabezandola. Carteles con consignas y banderas de Palestina flameaban con fuerza en el primer bloque, mientras se escuchaba un pronunciamiento: “las maricas y disidencias marchamos en contra de las políticas neoliberales, la imposición colonial, la guerra y el genocidio”. Con estas palabras, quienes se manifestaron exigieron libertad para Palestina, República Democrática del Congo, Haití, la provincia de Esmeraldas en Ecuador y otros territorios del sur global que enfrentan la amenaza de la militarización y la gestión criminal de sus economías, destacando así la articulación de las luchas de las disidencias sexuales y de género en la búsqueda de justicia social.

La movilización estuvo acompañada de distintas demandas, entre ellas las relacionadas con la situación de invisibilización, despojo y criminalización de las personas trans. Frente a ello, Fabián Tello, vocero de la Fraternidad Transmasculina afirmó que, es necesario que el orgullo LGBTIQ+ se posicione contra los sistemas de opresión como el capitalismo, de lo contrario “no podemos vivir un orgullo pleno de nuestras identidades. No podemos tener vidas dignas respecto de nuestras identidades. La agenda LGBTI históricamente en el Ecuador se ha olvidado de las transmasculinidades, de nuestras necesidades específicas y sobre todo de nuestras necesidades en salud”. A todo esto agregó que, las poblaciones transmasculinas son una de las más invisibilizadas y precarizadas.

Según el censo 2022, en Ecuador, 110.519 personas se identifican como Trans, de las cuales el 58.3% son transmasculinos. Mientras que, la Encuesta para identificar vulnerabilidades en la población LGBTIQ+, en el marco de la emergencia por la COVID-19 suscribe que, las personas travestis, transmasculinos, transfemeninas y transexuales presentan porcentajes significativamente más altos de personas en desempleo que van desde 38% hasta 83%. Lo que demuestra que “quienes no se ajustan a las normas de género impuestas socialmente tienen mayores dificultades para acceder al empleo, lo que conlleva la importante necesidad de contar con políticas de inclusión laboral para personas LGBTIQ+”. 

En la misma línea, el informe del Consejo Nacional para la Igualdad de Género: Una aproximación a la situación de los derechos humanos de las personas trans en Ecuador expone que, la población transmasculina y transfemenina “cuenta con los menores niveles educativos entre los LGBTI en general. Las diversas condiciones socioeconómicas de la población trans han llevado a que en muchos casos se considere al bachillerato (educación media) como el fin último y necesario de sus estudios”, lo cual responde a un problema de desigualdad estructural.

A esto se suman las distintas formas de discriminación, exclusión y violencia a la que se ven expuestas las personas trans, siendo así que, “el 67.4% de las personas transmasculinos, transfemeninas en el país, han vivido discriminación, exclusión o violencia en el ámbito laboral” según la misma encuesta.

¡Paren el genocidio! ¡Palestina libre!

Diana Córdoba, quien llevaba pintada la bandera palestina en su rostro, parte de la colectiva de personas autoconvocadas por Palestina y La Poderosa afirmó que, sumaron la causa Palestina al orgullo LGBTIQ+ como una demanda para que se detenga el genocidio y también como una denuncia del pinkwashing, (que se traduce como: lavado rosa) una estrategia política para justificar la invasión de territorios en supuesta defensa de los derechos de las personas LGBTIQ+. Argumentación que ha planteado el gobierno israelita cuando afirma que sus fuerzas armadas reciben con los brazos abiertos a hombres homosexuales, mujeres lesbianas y personas trans como soldados con el fin de perpetuar el apartheid, la ocupación Palestina, el desplazamiento, la limpieza étnica y el genocidio que “se disfraza detrás de este Estado que supuestamente es muy democrático, muy abierto a las diversidades, mientras pone a Palestina como un grupo de bárbaros que [rechazan] la diversidad sexual”, comentó Córdoba.

Frente a esto, Córdoba también denuncia la manipulación de las luchas e identidades disidentes sexuales y de género por parte del Estado de Israel para legitimar el genocidio. Además, asegura que Ecuador y Palestina tienen mucho en común: como la lucha contra la militarización, los excesos de la fuerza pública y el uso de la figura del terrorista para señalar a cualquier persona o grupo de personas que no se sometan a los gobiernos de turno.El Terrorismo está tipificado en el artículo 366 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y tiene como sanción una pena privativa de libertad de diez a trece años. El gobierno de Guillermo Lasso hizo uso de esta figura mediante el Decreto Ejecutivo 730, en mayo de 2023, donde ordenaba a las fuerzas armadas iniciar acciones para combatir la delincuencia organizada quienes son consideradas “amenazas terroristas” a lo que organizaciones de derechos humanos como Inredh respondió y afirmó que, la inseguridad y el aumento de la violencia responden a la “inexistencia de políticas públicas coherentes, falta de oportunidades, la pobreza estructural, la desatención de servicios esenciales para la población y la corrupción enraizada en todos los estamentos sociales”. Posteriormente, el posicionamiento de la figura del “terroristas, ha ganado terreno en los discursos gubernamentales y socialmente, en tal medida que el Gobierno actual de Daniel Noboa, en el mes de enero declaró conflicto armado interno afianzando este discurso. Las alertas de organizaciones de derechos humanos, como las de Inredh en su momento, problematizan dicho discurso y las condiciones que provocan  la militarización y el uso privado de la violencia.

Una persona asistente de la convocatoria “No hay orgullo sin justicia social” sostiene una bandera Palestina con manos pintadas de rojo. Quito, 22 de junio de 2024. Fotografía: Ramiro Aguilar Villamarín.

Otra de las demandas que resonó fuerte durante la movilización fue contra la militarización de la vida en Ecuador y otros territorios del sur. Con relación a este fenómeno regional, Silvana Tapia, en el artículo Inseguridad y militarización: tortura y hambreamiento en Ecuador señala que, desde principios del año 2024, la creciente presencia de las fuerzas armadas está produciendo violencias que podrían precipitarnos hacia una crisis humanitaria. Así, “el gobierno está proveyendo de mano de obra al crimen organizado, pues deja intactas las condiciones de violencia social, discriminación y empobrecimiento que ponen a las personas en riesgo de ser reclutadas”, destaca Tapia. Sumando a esto, la violencia militar, estatal y de género. 

Por su parte María José Larco, descendiente palestina y asistente a la movilización LGBTIQ+ en Quito, hizo un llamado a la población del mundo para posicionarse en contra del genocidio al pueblo palestino. Recordemos que, desde el 7 de octubre de 2023, al menos 37 mil personas palestinas han sido asesinadas y más de 86 mil han sido heridas según datos reportados diariamente por el Ministerio de Salud en Gaza.

Larco insistió en que no existe una guerra entre Israel y Palestina, de ser así “habría una fuerza armada del pueblo palestino y no existe. Palestina no tiene un ejército para defenderse del ejército israelí, completamente despiadado. No debemos confundir la resistencia con un ejército. Palestina es un pueblo [civiles] que se arma en resistencia para defenderse, pero no tiene una fuerza armada. Hay una total inequidad frente a la defensa de su territorio porque no solo es un asesinato a cientos de mujeres, niñas, niños, hombres. Es una ocupación de cientos de años”.

Según la joven descendiente de Palestina, la ocupación y el apartheid empezaron antes de la Nakba (catástrofe) de 1948, cuando David Ben Gurion declaró la creación del Estado de Israel siguiendo a Theodor Herzl, quien en 1896 fundó el proyecto sionista: un Estado solo para judíos.

Retrato de María José Larco, descendiente palestina, durante la convocatoria “No hay orgullo sin justicia social”. Quito, 22 de junio de 2024. Fotografía: Ramiro Aguilar Villamarín.

Según María José Larco, para apoyar la causa palestina es importante combatir la desinformación y desmontar la idea que han construido Estados Unidos e Israel sobre las personas árabes como terroristas. Exigirle a los Estados y gobiernos de cada país que “dejen de inyectar dinero para la venta de armas para Israel. Que dejen de apoyar política y económicamente a este Estado. Que las universidades terminen sus contratos, alianzas y convenios con instituciones de Israel” y no desconocer que Israel apoya activamente con tecnología militar a Ecuador tras la declaración de “guerra contra los narcoterroristas” que se dió en enero de 2024 y frente a ello, quienes vivimos en Ecuador “debemos tener mucho cuidado”.

Entre los principales países que dotan de armas a Israel están: Estados Unidos como pionero, le siguen Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, Países Bajos, Canadá y Australia.La marcha del orgullo LGBTIQ+ 2024 llegó cerca de las 14:00 al Parque Bicentenario. Mujeres trans, personas transmasculinas, maricas, lesbianas, disidencias y activistas por la causa Palestina montaron una pasarela para desfilar y realizar la danza creada por personas afroamericanas, trans, latinas y migrantes en New York: voguing. Así, al ritmo de música house dance se dió por culminada la marcha convocada contra el genocidio, la guerra y la militarización. Mientras la convocatoria oficial realizaba un festival artístico con tarima incluída.

Asistentes a la convocatoria “No hay orgullo sin justicia social” voguean durante la movilización. Quito, 22 de junio de 2024. Fotografía: Ramiro Aguilar Villamarín.
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Autoras

Mishell Mantuano Cabezas

Mujer negra y militante antirracista. Licenciada en Comunicación Social con mención en periodismo. Co-fundadora de La Movida Antirracista, investigadora y presentadora del podcast antirracista Palabras Negras. Mi trabajo periodístico y de investigación está vinculada a la afrodescendencia, derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos.