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Elsie Monge en la sala de su departamento en Quito. Marzo de 2022. Foto: Karen Toro A.
| Jeanneth Cervantes Pesantes

Janeth Peña

Janeth Peña es cuencana, fue educada “para ser ama de casa”. Cuenta que se casó a los 17 años, eso fue lo que vivió siempre y lo que aprendió dentro de su familia. Su familia era conservadora, religiosa, católica, apostólica y romana. Se divorció de su esposo. Ella no supo que era lesbiana. Siempre hubo miradas que van y vienen, pero no sabía realmente de qué se trataba porque en su casa nunca le enseñaron que había personas con otros gustos y otras formas de vida. Después del divorcio conoció a alguien con quien empezó a salir, no se escondió ni tuvo reparos en asumirlo. Cuando reconoció su lesbianismo ella no sabía que había cárcel, ni sospechaba que había tanto lío con la homosexualidad.

Nunca fue de “clóset”, desde que asumió su identidad siempre estuvo en las calles, andaba con su pareja sin problema. El vivir su sexualidad libremente le trajo problemas cuando su familia se enteró: “entraron a mi departamento y me agredieron, me hicieron múltiples facturas en la cara y amenazaron con quitarme a mis hijos”. La agredieron en junio de 1997, fecha que coincidió en mes y año con la agresión contra quienes participaron en un concurso de belleza gay en el Abanico’s Bar, en la misma ciudad de Janeth. Y que fue el detonante para el inicio de la batalla para pedir la inconstitucionalidad del inciso 516 que penalizaba la homosexualidad de 4 a 8 años de cárcel -nota 1. Comenta que Cuenca se levantó al mismo tiempo que ella en el activismo.

Después del episodio violento y tras haber buscado medidas de protección –haciendo la respectiva denuncia a la Policía–, tuvo que dejar, por seguridad, su ciudad natal. Janeth buscó amparo legal pero como desconocía que estaba penalizado amar a otra mujer se enteró que la “delincuente” era ella. Cuando fue a poner la denuncia le dijeron que ella podía quedar presa, le dieron una boleta de auxilio, y le dijeron que salga de ahí.

Ella transformó situaciones dolorosas en fuerza y actualmente es activista por los derechos LGBTI. No cree ser vocera, ni representante de nadie, afirma que se representa así misma, pero a través de la lucha que hacen las activistas, se busca mejorar la vida de la población.

Fue la primera mujer visiblemente lesbiana en Cuenca. Y actualmente es la única mujer lesbiana que cobra el montepío aquí en el Ecuador, y que accede a todos los beneficios de la seguridad social.

Son 20 años de despenalización y hay cosas que se han transformado para que sea posible la visibilidad lésbica, pero aún se vive discriminación en algunos espacios, y eso todavía se hace eco en Cuenca. “Ya no tenemos cárcel, no nos cortan la libertad en lo legal, en el papel. Hay muchas personas que sí, todavía caen presas, o si te ven en el parque o en la orilla del río y te ven besarte te sacan, en Cuenca y en otras ciudades”. Aún queda mucho por hacer.

Nota 1: En el artículo 516 inciso privado del Código Penal del Ecuador decía: “En los casos de homosexualismo, que no constituyan violación, los dos correos serán reprimidos con reclusión mayor de cuatro a ocho años.” Este inciso, aunque no conocido por muchxs, legitimó una serie de violencias a las vidas y cuerpos de quienes eran homosexuales.

Especial completo aquí.

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Autoras

Jeanneth Cervantes Pesantes

Editora de la revista digital feminista: La Periódica. Asesora de comunicación con enfoque en violencia, género, derechos sexuales y reproductivos. Feminista apasionada por la encrucijada digital.